miércoles, 26 de enero de 2011

ANOCHE



Anoche,

fue la noche

de los resfríos del alma.



Una campana llamó

a panteonar recuerdo;

pero tramposo,

otro timbre interior,

insistente,

quería recordarlo todo,

detalle por detalle.



Mientras eso ocurría

el placer dormitaba,

pero en veces

gritaba

desde el interior

mismo del alma:

como queriendo confiar un secreto.



A tanto sucederse

esa guerra intestina,

el sueño quedó paralizado,

en un rincón

de la noche

como a la espera

de los acontecimientos.


En esa guerra bajo

la alfombra

de los recuerdos;

todo parecía dormitar,

pero nada era cierto.



Lo cierto,

lo único comprobable

y comprobado

fue que no dormí.


Y de ello es espejo

fiel

mi cara,

mi rostro sombrío

y mis ojeras....

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