domingo, 31 de enero de 2016

ELEGÍA, José María Valverde

ELEGÍA

1
Hoy, cuando vuelvo apenas del reino de las sombras,
y de nuevo las cosas son seguras,
...
oh muchacha, te he visto.
Y ya sé que no entiendes en mis ojos
su hondo gesto de náufragos, su angustia, sin motivo
si la mañana es clara y somos jóvenes.
Yo no sabría hablarte del reino de lo oscuro;
de la noche, del miedo, del demonio y la muerte.
Ay, yo no sé decir lo que me mata,
esta luz en las cosas y en la vida,
este anhelo de algo
que soñé no sé dónde, y me consume
y me aparta de ti.
Por eso me mirabas extrañada,
conteniendo tu aroma
como la flor que ve pasar al toro.

Tú eres lo que he perdido. Y no me entiendes.
Tienes la misma luz de mis sueños eternos.
Y al mirar hacia ti, como al hogar de niño,
sé que te doy terror.
Yo, junto a ti, soy como
la tiniebla nocturna que llama a las ventanas
aterrando a los hombres;
y lo cierto es que llora y quiere solamente
entrar al dulce amor, al fuego diminuto,
a la luz ya la dicha con orillas
de que fue desterrada en el principio.

Me llevaré tu imagen solamente.
Tú no puedes saber lo que vale un recuerdo,
una imagen suavísima a través de los años,
que apenas recordamos cómo era,
pero, de pronto, surge en medio de lo triste,
como un dulce relámpago;
no con su rostro, no con sus facciones,
sino con una mezcla de sonrisa y mirada
en forma de luz de oro,
de luz de dicha antigua, de inocencia,
de lo que no hallaré, del fondo de mis sueños;
luz de origen, de Dios.

2
Siempre en mí quedarás de esta manera:
con una claridad de mañana de octubre
remansada en rincones,
con tu suave luz de oro, yesos ojos
que me miran con desconcierto de ave.

Tú te irás por la vida;
cruzarás muchos ríos, luminosos y oscuros,
estarás triste a veces, otras veces alegre,
algún día gozando, casi eterno, el instante,
y otro día volviendo tus brazos al recuerdo.

Verás paisajes, muertes, primaveras, ciudades,
yesos ojos de ahora tendrán luz de nostalgia
como un salón vacío en el ocaso.

Pero en mí serás siempre igual; eterna,
a salvo de los años y la muerte,
siempre rubia y dulcísima,
con esa claridad de mañana de octubre.

3
Ahora, cuando vuelvo del reino de lo oscuro,
y quiero hablar, coger, ser hombre entre los hombres,
oh muchacha te he visto.
El suelo es firme, sí. Pero ya he de estar solo.
Me queda únicamente el amor de la tierra,
el beso de la tarde, la mirada de un perro,
el paisaje, que vuelve a ser amigo,
con el viento sonando a lo lejos a Dios,
con vago olor a Dios...

Por eso, extraño y alto,
lejano como un astro, deshabitado y frío,
serenamente triste, te contemplo,
como el último rayo del poniente
que enciende, aún, la copa de aquel árbol
y se aleja a alumbrar otras tierras felices
de tejados brillantes y de hombres sin angustias,
mientras viene la noche y estoy solo.


José María Valverde


Obra del pintor prerrafaelista inglés, EDWARD BURNE JONES.
Ver más

viernes, 29 de enero de 2016

2014: RECORDANO EL OCTOGÉSIMO ANIVERSARIO DE DENIZ (Del blog de Fernando Fernández)


80 años de Gerardo Deniz


El próximo jueves 14 de agosto de 2014, el poeta Gerardo Deniz cumplirá 80 años. Por lo menos tres publicaciones mexicanas dedican algunas páginas a celebrarlo: en Letras Libres puede leerse "Murgas", un poema inédito antecedido por un artículo entusiasta de uno de los primeros denicianos, Aurelio Asiain; en un pequeño dossierTierra Adentro reúne diversos materiales: por un lado, una conversación entre tres poetas jóvenes (Paula Abramo, Maricela Guerrero y Eduardo Padilla) sobre uno de los poemas de Gatuperio, su libro de 1978, y por el otro un artículo sobre su faceta de traductor de algunos autores esenciales, entre ellos Georges Dumézil; laGaceta del Fondo de Cultura Económica promete una entrevista sobre los recuerdos que lo ligan a esa octogenaria institución, para la que trabajó en dos distintas etapas y en la que finalmente publicó su poesía casi completa (Erdera, 2005). 
Por su parte, la Dirección General de Publicaciones de Conaculta prepara para el día mismo del aniversario una mesa redonda de homenaje en la que participará un grupo de lectores de Deniz: Eduardo Lizalde, David Huerta, Paula Abramo, Julio Trujillo y yo mismo. Durante el último lustro he publicado en este blog todo género de materiales sobre la vida y la obra de uno de los máximos poetas mexicanos vivos: ensayos, poemas, manuscritos, entrevistas, curiosidades, fotografías. Esta entrega no es sino un recuento de todos ellos. La idea es que funcione como un índice de consulta fácil e inmediata.

1. Una tarde con Gerardo Deniz, http://bit.ly/bmZS4N  

2. Cuadernos y dibujos infantiles, http://bit.ly/9dkSDa

3. Gerardo Deniz, lector (1), http://bit.ly/hs2IA1

4. Gerardo Deniz, lector (2), http://bit.ly/ii4qxC

5. Cartones, http://bit.ly/PiWZUl

6. Deniz en Viceversahttp://bit.ly/1wIPYke

7. Programa especial de radio, http://bit.ly/1oUXrZu

8. El Maestro, http://bit.ly/1sADjSI

9. Lector de jeroglíficos, http://bit.ly/1podoZv

10. Una entrevista de 1993, http://bit.ly/1oyaGVn

11. Sobre Red de agujeritoshttp://bit.ly/12RrW9H

12. Una “Palinodia del rojo” anónima, http://bit.ly/f7YVZ1

13. Koshka, http://bit.ly/1hBS9lg

14. Juan Almela en la EME, http://bit.ly/1nIVmm1

15. “Noticias” recientes, http://bit.ly/V95VkF

16. Rincocelo, http://bit.ly/1n00rXV

DENIZ. CÓMO Y CUÁNDO NACIÓ EL SEUDÓNIMO DE JUAN ALMELA, Fernando Fernández (De su blog SIGLO EN LA BRISA)



viernes, 29 de enero de 2016

Deniz: cómo y cuándo nació el seudónimo


En el número de enero de la Revista de la Universidad de México apareció la segunda parte de mi texto de presentación a la prosa reunida de Gerardo Deniz. La primera parte se había publicado a mediados de diciembre del año pasado, en el suplemento Confabulario del periódico El Universal. El notabilísimo libro, que está a punto de entrar a imprenta, aparecerá bajo el sello del Fondo de Cultura Económica. De marras tiene hasta cien páginas más que Erdera, el volumen de la poesía completa de Deniz hasta 2005.
He pensado ofrecer otro pequeño adelanto, esta vez dirigido a quienes ven este blog. Me decido por la página en la que se da cuenta de las circunstancias en las que Juan Almela usó por vez primera el seudónimo con que firmó todos sus libros. Ilustro el post con el recorte mismo de la publicación en que apareció ese primer “Gerardo Deniz” que registra la hemerografía, tomado de los papeles que me legó el poeta. 
Publico un documento más, que está unido al recorte por un clip; una nota manuscrita, luego tachada, que parece probar que Almela pensó alguna vez incluir la carta de febrero de 1968 que da a conocer esta entrada de Siglo en la brisa, en una hipotética segunda edición de Anticuerpos, su libro de 1998, en el que reúne sus trabajos más “reactivos”.

Presentación a De marras. Prosa reunida de Gerardo Deniz (fragmento)
Por FF
Las publicaciones iniciales de Juan Almela aparecieron firmadas con su nombre real en La Gaceta del Fondo de Cultura Económica, la primera de ellas en mayo de 1968, una reseña del libro Biología de los virus de Kenneth M. Smith que él mismo acababa de traducir.[1] 
Eso quiere decir que la creación de su seudónimo no fue una idea automática que acompañara a la decisión de darse a conocer. Por eso resulta importante fijar la circunstancia y el momento exactos en que se decidió a lanzarlo, no sólo porque entonces nació públicamente ese “Gerardo” (como se llamaba su abuelo materno y estuvo a punto de llamarse él), seguido de aquel “Deniz” (que “suena a todo y a nada —y menos que nada, a lo que es: la palabra turca que significa ‘mar’”—);[2] también es importante porque supuso la aparición pública de una visión de la realidad cargadamente crítica e irónica, que fue la que mostró y defendió a lo largo de toda su obra.
Los periódicos acababan de dar a conocer la fotografía de Eddie Adams tomada en Vietnam del momento en que un jefe policiaco dispara a la cabeza de un enemigo preso.
Cuando Almela la vio, decidió dirigir una pequeña carta a la dirección de la revista Siempre!. Publicada el 21 de febrero de 1968 (núm. 765), la carta dice así:


Sr. Director: la fotografía que trajeron anteayer todos los periódicos, de un noble jefe guerrero metiéndole una bala en la cabeza a un vietcong, me ha entusiasmado. La he intercalado en mi libro de horas. Después de tanta pornografía que estraga el alma, da gusto contemplar una escena que reafirma nuestra confianza en los valores inmutables del espíritu. Atentamente: Gerardo Deniz. San Antonio 36-6. México, D.F.

Alguien en la revista estuvo a la altura del asunto: entendió el tono y las intenciones de la carta al grado de que la publicó bajo una cabeza que dice: “Edificante”.


Notas:
(1) Juan Almela empezó a laborar en el Fondo de Cultura Económica el 20 de enero de 1958, en una primera etapa que se prolongaría a lo largo de casi tres años; la segunda fue del 15 de febrero de 1965 al primero de enero de 1974. Datos proporcionados a Eduardo Mateo Gambarte en el cuestionario “Posible ficha (con excursos)” citado más arriba.
(2) La primera parte del comentario proviene de la explicación que dio de su seudónimo en la entrevista concedida aViceversa (número 7, de noviembre-diciembre de 1993); la segunda, de la descripción del efecto que, según él, produce la palabra “Deniz”, que está en el citado cuestionario inédito que respondió a Eduardo Mateo Gambarte, que está en el citado cuestionario inédito que respondió a Eduardo Mateo Gambarte.
_____________________
La foto de la derecha es una de las últimas imágenes del poeta.

Más sobre Deniz en este blog:
Deniz en Buenos Aires,http://bit.ly/1N37oAb
En sus 80 años, http://bit.ly/1sDZm8f
Una vida con el Fondo de Cultura Económica, http://bit.ly/1TNgNSM
Noticias “recientes”, http://bit.ly/V95VkF
Sobre Red de agujeritoshttp://bit.ly/12RrW9H
Cuadernos y dibujos infantiles, http://bit.ly/9dkSDa

CINCO GRANDES POEMA DE "ALTAZOR" DE VICENTE HUIDOBRO

Vicente Huidobro: 5 grandes poemas de ‘Altazor’


Prefacio

Nací a los treinta y tres años, el día de la muerte de Cristo; nací en el Equinoccio, bajo las
hortensias y los aeroplanos del calor.
Tenía yo un profundo mirar de pichón, de túnel y de automóvil sentimental. Lanzaba suspiros de acróbata.
Mi padre era ciego y sus manos eran más admirables que la noche.
Amo la noche, sombrero de todos los días.
La noche, la noche del día, del día al día siguiente.
Mi madre hablaba como la aurora y como los dirigibles que van a caer. Tenía cabellos color de bandera y ojos llenos de navíos lejanos.
Una tarde cogí mi paracaídas y dije: «Entre una estrella y dos golondrinas». He aquí la muerte que se acerca como la tierra al globo que cae.
Mi madre bordaba lágrimas desiertas en los primeros arcos iris.
Y ahora mi paracaídas cae de sueño en sueño por los espacios de la muerte.
El primer día encontré un pájaro desconocido que me dijo: «Si yo fuera dromedario   no tendría sed. ¿Qué hora es?» Bebió las gotas de rocío de mis cabellos, me  lanzó tres miradas y media y se alejó diciendo: «Adiós», con su pañuelo soberbio. Hacia las dos aquel día, encontré un precioso aeroplano, lleno de escamas y caracoles. Buscaba un rincón del cielo donde guarecerse de la lluvia.
Allá lejos, todos los barcos anclados, en la tinta de la aurora. De pronto, comenzaron a desprenderse, uno a uno, arrastrando como pabellón jirones de aurora incontestable.
Junto con marcharse los últimos, la aurora desapareció tras algunas olas desmesuradamente infladas.
Entonces oí hablar al Creador, sin nombre, que es un simple hueco en el vacío, hermoso como un ombligo.
«Hice un gran ruido y este ruido formó el océano y las olas del océano».
Este ruido irá siempre pegado a las olas del mar y las olas del mar irán siempre pegadas a él, como los sellos en las tarjetas postales.
Después tejí un largo bramante de rayos luminosos para coser los días uno a uno; los días que tienen un oriente legítimo o reconstituido, pero indiscutible.
Después tracé la geografía de la tierra y las líneas de la mano.
Después bebí un poco de coñac (a causa de la hidrografía).
Después creé la boca y los labios de la boca, para aprisionar las sonrisas equívocas, y los dientes de la boca, para violar las groserías que nos vienen a la boca.
«Creé la lengua de la boca que los hombres desviaron de su rol, haciéndola aprender a hablar… a ella, ella, la bella nadadora, desviada para siempre de su rol acuático y puramente acariciador».
Mi paracaídas empezó a caer vertiginosamente. Tal es la fuerza de atracción de la muerte y del sepulcro abierto.
Podéis creerlo, la tumba tiene más poder que los ojos de la amada. La tumba abierta con todos sus imanes. Y esto te lo digo a ti, a ti que cuando sonríes haces pensar en el comienzo del mundo.
Mi paracaídas se enredó con una estrella apagada que seguía su órbita concienzudamente, como si ignorara la inutilidad de sus esfuerzos.
Y aprovechando este reposo bien ganado, comencé a llenar con profundos pensamientos las casillas de mi tablero:
«Los verdaderos poemas son incendios. La poesía se propaga por todas partes, iluminando sus consumaciones con estremecimientos de placer o de agonía».
«Se debe escribir en una lengua que no sea materna».
«Los cuatro puntos cardinales son tres; el sur y el norte».
«Un poema es una cosa que será».
«Un poema es una cosa que nunca es, pero que debiera ser».
«Un poema es una cosa que nunca ha sido, que nunca podrá ser».
«Huye del sublime externo si no quieres morir aplastado por el viento».
«Si yo no hiciera al menos una locura por año, me volvería loco».
Tomo mi paracaídas, y del borde de mi estrella en marcha me lanzo a la atmósfera del último suspiro.
Ruedo interminablemente sobre las rocas de los sueños, ruedo entre las nubes de la muerte.
Encuentro a la Virgen sentada en una rosa, y me dice:
«Mira mis manos: son transparentes como las bombillas eléctricas. ¿Ves los filamentos de donde corre la sangre de mi luz intacta?»
«Mira mi aureola. Tiene algunas saltaduras, lo que prueba mi ancianidad».
«Soy la Virgen, la Virgen sin mancha de tinta humana, la única que no lo sea a  medias, y soy la capitana de las otras once mil que estaban en verdad demasiado restauradas».
«Hablo una lengua que llena los corazones según la ley de las nubes comunicantes». «Digo siempre adiós, y me quedo».
«Ámame, hijo mío, pues adoro tu poesía y te enseñaré proezas aéreas».
«Tengo tanta necesidad de ternura, besa mis cabellos, los he lavado esta mañana en las nubes del alba y ahora quiero dormirme sobre el colchón de la neblina intermitente».
«Mis miradas son un alambre en el horizonte para el descanso de las golondrinas. «Ámame».
Me puse de rodillas en el espacio circular y la Virgen se elevó y vino a sentarse en mi paracaídas.
Me dormí y recité entonces mis más hermosos poemas.
Las llamas de mi poesía secaron los cabellos de la Virgen, que me dijo gracias y se alejó, sentada sobre su rosa blanca.
Y heme aquí, solo, como el pequeño huérfano de los naufragios anónimos.
Ah, qué hermoso… qué hermoso.
Veo las montañas, los ríos, las selvas, el mar, los barcos, las flores y los caracoles. Veo la noche
y el día y el eje en que se juntan.
Ah, ah, soy Altazor, el gran poeta, sin caballo que coma alpiste, ni caliente su garganta con claro de luna, sino con mi pequeño paracaídas como un quitasol sobre los planetas.
De cada gota del sudor de mi frente hice nacer astros, que os dejo la tarea de bautizar como a botellas de vino.
Lo veo todo, tengo mi cerebro forjado en lenguas de profeta.
La montaña es el suspiro de Dios, ascendiendo en termómetro hinchado hasta tocar los pies de la amada.
Aquel que todo lo ha visto, que conoce todos los secretos sin ser Walt Whitman, pues jamás he tenido una barba blanca como las bellas enfermeras y los arroyos helados.
Aquel que oye durante la noche los martillos de los monederos falsos, que son solamente astrónomos activos.
Aquel que bebe el vaso caliente de la sabiduría después del diluvio obedeciendo a las palomas y que conoce la ruta de la fatiga, la estela hirviente que dejan los barcos.
Aquel que conoce los almacenes de recuerdos y de bellas estaciones olvidadas.
Él, el pastor de aeroplanos, el conductor de las noches extraviadas y de los ponientes amaestrados hacia los polos únicos.
Su queja es semejante a una red parpadeante de aerolitos sin testigo.
El día se levanta en su corazón y él baja los párpados para hacer la noche del reposo agrícola.
Lava sus manos en la mirada de Dios, y peina su cabellera como la luz y la cosecha de esas flacas espigas de la lluvia satisfecha.
Los gritos se alejan como un rebaño sobre las lomas cuando las estrellas duermen después de una noche de trabajo continuo.
El hermoso cazador frente al bebedero celeste para los pájaros sin corazón.
Sé triste tal cual las gacelas ante el infinito y los meteoros, tal cual los desiertos sin mirajes.
Hasta la llegada de una boca hinchada de besos para la vendimia del destierro.
Sé triste, pues ella te espera en un rincón de este año que pasa.
Está quizá al extremo de tu canción próxima y será bella como la cascada en libertad y rica como la línea ecuatorial.
Sé triste, más triste que la rosa, la bella jaula de nuestras miradas y de las abejas sin experiencia.
La vida es un viaje en paracaídas y no lo que tú quieres creer.
Vamos cayendo, cayendo de nuestro cenit a nuestro nadir, y dejamos el aire manchado de sangre para que se envenenen los que vengan mañana a respirarlo.
Adentro de ti mismo, fuera de ti mismo, caerás del cenit al nadir porque ése es tu destino, tu miserable destino. Y mientras de más alto caigas, más alto será el rebote, más larga tu duración en la memoria de la piedra.
Hemos saltado del vientre de nuestra madre o del borde de una estrella y vamos cayendo.
Ah mi paracaídas, la única rosa perfumada de la atmósfera, la rosa de la muerte, despeñada entre los astros de la muerte.
¿Habéis oído? Ése es el ruido siniestro de los pechos cerrados.
Abre la puerta de tu alma y sal a respirar al lado afuera. Puedes abrir con un suspiro la puerta que haya cerrado el huracán.
Hombre, he ahí tu paracaídas, maravilloso como el vértigo.
Poeta, he ahí tu paracaídas, maravilloso como el imán del abismo.
Mago, he ahí tu paracaídas que una palabra tuya puede convertir en un parasubidas maravilloso como el relámpago que quisiera cegar al creador.
¿Qué esperas?
Mas he ahí el secreto del Tenebroso que olvidó sonreír.
Y el paracaídas aguarda amarrado a la puerta como el caballo de la fuga interminable.

*

Soy todo el hombre
El hombre herido por quién sabe quién
Por una flecha perdida del caos
Humano terreno desmesurado
Sí desmesurado y lo proclamo sin miedo
Desmesurado porque no soy burgués ni raza fatigada
Soy bárbaro tal vez
Desmesurado enfermo
Bárbaro limpio de rutinas y caminos marcados
No acepto vuestras sillas de seguridades cómodas
Soy el ángel salvaje que cayó una mañana
En vuestras plantaciones de preceptor
Poeta
Antipoeta
Culto
Anticulto
Animal metafísico cargado de congojas
Animal espontáneo directo sangrando sus problemas
Solitario como una paradoja
Paradoja fatal
Flor de contradicciones bailando un fox-trot
Sobre el sepulcro de Dios
Sobre el bien y el mal
Soy un pecho que grita y un cerebro que sangra
Soy un temblor de tierra
Los sismógrafos señalan mi paso por el mundo

*

Al horitaña de la montazonte
La violondrina y el goloncelo
Descolgada esta mañana de la lunala
Se acerca a todo galope
Ya viene viene la golondrina
Ya viene viene la golonfina
Ya viene la golontrina
Ya viene la goloncima
Viene la golonchina
Viene la golonclima
Ya viene la golonrima
Ya viene la golonrisa
La goloniña
La golongira
La golonlira
La golonbrisa
La golonchilla
Ya viene la golondía
Y la noche encoge sus uñas como el leopardo
Ya viene la golontrina
Que tiene un nido en cada uno de los dos calores
Como yo lo tengo en los cuatro horizontes
Viene la golonrisa
Y las olas se levantan en la punta de los pies
Viene la goloniña
Y siente un vahido la cabeza de la montaña
Viene la golongira
Y el viento se hace parábola de sílfides en orgía
Se llenan de notas los hilos telefónicos
Se duerme el ocaso con la cabeza escondida
Y el árbol con el pulso afiebrado

*

No hay tiempo que perder
Los iceberg que flotan de los ojos de los muertos
Conocen su camino
Ciego sería el que llorara
Las tinieblas del féretro sin límites
Las esperanzas abolidas
Los tormentos cambiados en inscripción de cementerio
Aquí yace Carlota ojos marítimos
Se le rompió un satélite
Aquí yace Matías en su corazón dos escualos se batían
Aquí yace Marcelo mar y cielo en el mismo violonchelo
Aquí yace Susana cansada de pelear contra el olvido
Aquí yace Teresa ésa es la tierra que araron sus ojos hoy ocupada por su cuerpo
Aquí yace Angélica anclada en el puerto de sus brazos
Aquí yace Rosario río de rosas hasta el infinito
Aquí yace Raimundo raíces del mundo son sus venas
Aquí yace Clarisa clara risa enclaustrada en la luz
Aquí yace Alejandro antro alejado ala adentro
Aquí yace Gabriela rotos los diques sube en las savias hasta el sueño esperando la resurrección
Aquí yace Altazor azor fulminado por la altura
Aquí yace Vicente antipoeta y mago
Ciego sería el que llorara
Ciego como el cometa que va con su bastón
Y su neblina de ánimas que lo siguen
Obediente al instinto de sus sentidos
Sin hacer caso de los meteoros que apedrean desde lejos
Y viven en colonias según la temporada
El meteoro insolente cruza por el cielo
El meteplata el metecobre El metepiedras en el infinito
Meteópalos en la mirada
Cuidado aviador con las estrellas
Cuidado con la aurora
Que el aeronauta no sea el auricida
Nunca un cielo tuvo tantos caminos como éste
Ni fue tan peligroso
La estrella errante me trae el saludo de un amigo muerto hace diez años
Darse prisa darse prisa
Los planetas maduran en el planetal
Mis ojos han visto la raíz de los pájaros
El más allá de los nenúfares
Y el ante acá de las mariposas
¿Oyes el ruido que hacen las mandolinas al morir?
Estoy perdido
No hay más que capitular
Ante la guerra sin cuartel
Y la emboscada nocturna de estos astros

*

Y morirás sin tu secreto
Y de tu tumba saldrá un arco-iris como un tranvía
Del arco-iris saldrá una pareja haciendo el amor
Del amor saldrá una selva errante
De la selva saldrá una flecha
De la flecha saldrá una liebre huyendo por los campos
De la liebre saldrá una cinta que irá señalando su camino
De la cinta saldrá un río y una catarata que salvará a la liebre de
sus perseguidores
Hasta que la liebre empiece a trepar por una mirada
Y se esconda al fondo del ojo
Yo soy el rey
Los ahogados florecen cuando yo lo mando
Atad el arco-iris al pirata
Atad el viento a los cabellos de la bruja
Yo soy el rey
Y trazaré tu horóscopo como un plan de batalla
Oyendo esto el arco-iris se alejaba
¿A dónde vas arco-iris
No sabes que hay asesinos en todos los caminos?
El iris encadenado en la columna montante
Columna de mercurio en fiesta para nosotros
Tres mil doscientos metros de infra-rojo
Un extremo se apoya en mi pie y el otro en la llaga de Cristo
Los domingos del arco-iris para el arcángel
¿En dónde está el arquero de los meteoros?
El arquero arcaico
Bajo la arcada eterna el arquero del arcano con su violín violeta con su violín
violáceo con su violín violado
Arco-iris arco de las cejas en mi cielo arqueológico
Bajo el área del arco se esconde el arca de tesoros preciosos
Y la flor montada como un reloj
Con el engranaje perfecto de sus pétalos
Ahora que un caballo empieza a subir galopando por el arco-iris
Ahora la mirada descarga los ojos demasiado llenos
En el instante en que huyen los ocasos a través de las llanuras
El cielo está esperando un aeroplano
Y yo oigo la risa de los muertos debajo de la tierra.
Vicente Huidobro y el poeta español Juan Larrea
Vicente Huidobro y el poeta español Juan Larrea
Vicente García-Huidobro Fernández, o Vicente Huidobro (Santiago, Región Metropolitana de Santiago, 10 de enero de 1893 – Cartagena, Región de Valparaíso, 2 de enero de 1948), Poeta Chileno iniciador del Movimiento Creacionista. Ha escrito Mío Cid Campeador, Temblor de cielo, Altazor o el viaje en paracaídas, Tres novelas ejemplares, entre otros.
Vicente Huidobro es considerado uno de los más grandes poetas chilenos junto con Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Nicanor Parra.

jueves, 28 de enero de 2016

NUBES, Benjamín A. Araujo Mondragón


N U B E S


Nubes en el alma de todos,
nubes que acarician el ombligo,
nubes que estropean los sueños;
sueños que se creen ombligos
nubes que se sueñan ombligos
y acarician el alma de todos.
 
Caricias como nube, nubes
como mosquitos, mosquiteros
en el atril para impedir amores
y arrepentimientos bruscos
que caen de rodillas siempre...
...atormentados por la violencia
que hay en el vecindario y en
la ciudad y en pueblos aledaños;
tormentas de celos, vagabundos
sueños que se sueñan muertos.
Muertos que están vivos, o al
menos, lo aparentan; vivos que
caen de bruces al primer beso
y azotan contra las paredes
del cadalso que se han ganado,
merecido lo tienen, bofetadas
de luz, chorros de recuerdos,
golpazos en la memoria hasta
que te acuerdes quién eres
o por qué tropezaste con esas
personas cuyos cadáveres
recojimos antier o ayer; ya no
más entuertos, alucionaciones
con nubes de algodón y pies
de plomo al tirar la basura
y tintinear tus monedas en el
pantalón o en abrigo o en la
gabardina que llevaste ayer
a la sastrería para que le
colocaran un botón de muestra.

El trabajo ilustra a las personas
eso dicen los políticos pero
ellos no lo hacen, promueven
que otros lo hagan bien, barato
y bonito...y muy de prisa; la fe
de mis mayores confronta esas
imbéciles teorías y mi creencia
las niega a pie juntillas. Por eso
y por muchas otras razones me
largo y me convierto en una
nebulosa, del siglo XXI,
nubes que se creen ombligos...
DIBUJO: Federico García Lorca.