EL FRUTO VERDE MADURO
Tomó de la fuente de los dolores,
y era devorado por el calor del amor,
todo esto le causaba gran temor,
para amar le faltaban razones.
De pronto brillaron sus apagados ojos,
al cultivar mas el alma que el cuerpo,
y un inmenso y maravilloso sentimiento,
se lo dio una linda mujer de labios rojos.
Lo acorraló la dulce y tranquila ternura,
y su ardiente impaciencia se apagó,
el delicioso fruto verde maduró,
y lo alegraron los rayos de la luna.
Atardecía en el opalino horizonte,
y poco a poco se oscurecía,
el azulado mar enegrecía,
y se oía el canto de un zenzontle.
En un camino largo y oscuro,
lleno de yerbas secas,
rodeado de grises piedras,
viajaba llevando cariño puro.
Ya no existió el desaliento,
ni rodaban esas lagrimas,
que descendían por sus mejillas,
sobre canales hechos largo tiempo.
En un espejo de agua zarca,
se perdió su mala vida,
y una mañana con neblina,
llegó la doncella mas querida.
J.Jesús Ibarra Rodríguez.
DC.UHE.
D.R.México.2012.