sábado, 30 de junio de 2012

SEÑORA ENLUNADA


Señora enlunada


En puertas canceladas
que conducen
a terrenos de luz
algodones de sombras

En ventanas abiertas
poseídas
por el don finito
terciopelos de nada

Por paredes y techos
escurriendo
más lenta que la fiebre
la señora de las lunas
apareceres de ausencia
dando tumbos
trastabilleo y malabar
inscribe señales
y cae al piso

Se arrastra por momentos
grita sospechas de presente
y descarga serpientes de pasado
para anunciar atardeceres

¿Se arrastra la dueña de la noche
o nosotros volcamos
nuestro vaso de ausencia
a tanto inventarnos eternos?

El augur se hace dueño
y posterga
puertas ventanas techos y paredes
para darnos
el suelo
e inscribir en las frentes
nuestro sino

Generaciones
se reúnen en asamblea de sangre


Se mezclan quienes fueron
con los que son
y escuchan a los negados
que no han podido estar
ni ser
a golpe de imposibles



 

El corazón se agota
y sueña que es palabra
su onirismo se inventa
en papel para cartas

La señora se enluna
cohabita
con paisajes y espejos
tejidos en hilo
de soñar
y convierte
allá
en sus terrenos
a la asamblea
en cosecha
y a las cartas
en epitafios mudos

Todos
solos
a fuerza
de estar juntos
crecemos
a la muerte

Salta el sapo cantor
y dicta:

No se puede creer
la muerte de los que
aman
tampoco es verdadera
la vida
de los que
no lo hacen


La cúpula del mundo
se vuelca
y grita oscuros
se renace instrumento musical
se entrega al gran sapo

La señora se oculta
lanza una gran sonrisa
que vuelve
montañas y horizonte

Todos
asamblea de nómadas
bebemos
y amamos

Para ir a la montaña
que se vuelve sonrisa
enlunación señora
huella en la sangre
marca del sueño
cosmos en otro cosmos
y gotas de mirada sin párpado
 

Luz del Corazón: PRESENTACION MIL POEMAS A CESAR VALLEJO EN MIAMI

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viernes, 29 de junio de 2012

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R E T O Z O


RETOZO

Apetitos extraños, son como enredaderas en el cuello de la imaginación. Transpiro con amplia calma y no retozo en la calma de tus sueños; no dejo que me sueñes porque luego es imposible jugar a las realidades. Apetitos sui géneris tiene mi alma que vive en hambre inaudita como esclavo espiritual. Transpiro con el cerebro, mis ideas saltan a borbollones por los sueños ajenos; no me habito y me extraño, deseop tenerme muy cerca pero no me habito. Habituado estoy a extrañarme, como un soldado que ha sido atrapado en combate.
Jirafas en el horizonte. Un arcoíris de angustias habita en mis pupilas y un rinoceronte sonríe con apretada mueca mientras un parvada de zopilotes merodean en el entorno; miremos hacia el mar, como horizonte infinito: una ballena vaga en pos de un romance que la haga procrear; los tiburones juguetean por la acuática pradera y las jirafas nadan con apretado paso como si compitieran. El rinoceronte se ha ahogado y mis apetitos extraños lo convierten en hamaca para mis sueños pesados.
El arcoíris de angustias se decolora gracias a las alegrías de mi amorío con Penélope. Ulises nunca llega. Marenostrum es dueño de la intimidad y una gacela cruza por el pensamiento en tanto tropieza con un par de horas desahabitadas de tareas, mientras el ocio engorda y sonríe para la fotografía familiar mientras los sueños abandonan la selva de este patio convertido en juguete para orar.

jueves, 28 de junio de 2012

P O L I Z O N T E


POLIZONTE

Ver de pronto llegar,
como sin hálito o aliento
a una persona obesa,
bastante ligera de pies,
cruzar la puerta.

Ver de pronto, llegar,
casi sin fuerzas,
a ese polizonte
pasar todas las fronteras;
verlo, y no hacer nada,
sólo verlo, verlo solo
y atisbar cómo reúne
todas las miradas
en torno suyo.

Ver de pronto llegar,
verlo con su mirada de pillo
sonriendo, muy nervioso;
pero sin saber acaso
que esa sería la causa
de nuestra desventura.


Ver de pronto,
en la memoria
cómo llegaba aquél,
el polizonte de nuestras desdichas;
verlo subir al barco
y no hacer nada por detenerlo….

M I R A D A S


MIRADAS
Hasta el día de hoy, podremos ser tranquilos;
pero mañana ya no habrá más espera
deberemos caminar, para ver lo que pasa:
habremos, ese día, de mirar hacia arriba,
hacia abajo y para todos lados
sin encontrar la estrecha vereda
que nos muestre la salida.

Ya con la mirada puesta en la salida
vendrán los chillidos, el chirriar de dientes
y la estrechez de pensamiento: sólo,
muy solo por estar ahí te miraré de nuevo
y podré decirte todo lo que te amo.
Más aún te diré cuánto te amé
durante la ausencia y cómo sufrí
por tu desaparición de mis brazos.

Fueron noches sin luna, sin descanso;
tormentas en silencio, lluvias secas,
conjunción de vientos sin impacto.



Fue tétrico el verme así, triste y solo
pero con la certidumbre de que te vería
algún día, sin duda; pero no obstante:
miré tus brazos durante tu ausencia,
vi y sentí tus labios, y tus ojos, tus brazos,
tu cadera, tu espalda, tu mirada:
¡¡¡Ayyyy tu mirada!!!
Esa mirada tan llena de peces y colores,
esa mágica alfombra para mis desvaríos.



La acequia: El mapa del nuevo mundo

La acequia: El mapa del nuevo mundo: EL MAPA DEL NUEVO MUNDO    Pedro Ojeda Escudero DISCURSO PRONUNCIADO EN LA CEREMONIA DE GRADUACIÓN DE LA PROMOCIÓN DE LA LICENCI...

miércoles, 27 de junio de 2012

R E F L E J O S


REFLEJOS
Uno
Para poderse ubicar hay que nacer primero,
si ese recurso no se ha logrado
procúrese nacer de la mejor manera factible.
Hágase el propósito de hacerlo en una familia feliz,
contenta, pudiente, con preparación intelectual,
de moral y buenas costumbres lo más favorables
posible; y, desde luego, pudiente económicamente.

Si eso no fue posible, pásese a otra cosa:
no nacer, entonces sería, lo más aconsejable.

Dos
Sucedido que no se nace,
conviértase en privilegiada y gozosa idea
que procure en todo momento
la plena independencia.
Hágase, de ser posible,
todos los intentos por una pureza
químicamente impecable.

Si eso no es posible: fínquese en individuo probo,
de impecables costumbres y tradiciones.   

Tres
Hágase todo lo posible por no ser poeta,
ni músico, ni actor, ni bailarín, ni político;
pero tampoco se deje atrapar por la academia.
Ni por la ciencia, ni siquiera por la tecnología.

No sea, tampoco, pensador, ni filósofo,
ni mastín de político o cosa parecida;
procure, sin importar su sexo, no entrar
en las costumbres religiosas, ni ser
sátrapa o aristócrata; ni payaso de circo
o acróbata…

Cuatro
Pese a todas las restricciones anteriores:
sea feliz, a como de lugar haga de la felicidad,
principio y fin. Agote los recursos a mano:
¡¡¡sea feliz por siempre!!!
Ah, lo olvidaba: cuídese de las enfermedades
y de la muerte…

Cáceres es inspiración: Moralinas, el libro de mis pensamientos

Cáceres es inspiración: Moralinas, el libro de mis pensamientos: ¡GRATIS! Si, su descarga en formato digital es gratuita en este enlace: http://www.lulu.com/shop/benigno-lorenzo-m%C3%A9ndez/moralina...

martes, 26 de junio de 2012

PERDERTE...Y NO...


PERDERTE Y NO…

El amor que he tenido acunó en tu mirada,
mi amor se corresponde, bien lo miro en tu cara,
y nada que suceda podrá nublar mis ojos
sólo miro tu cara y veo muy claro el horizonte.

Lo agradezco confiado, confiado en tus caderas,
en tus muslos, tu espalda, tus senos, tus rodillas,
tus codos, tu cuello, tu mirada, tu pelo, tus orejas,
tus manos, tus pestañas, tu lengua y tu nariz;
tu sexo, tus nalgas, tu pubis, tu torso, toda tú,
completita: ¡mi amada!

Alguna vez soñé que yo podría perderte,
pero reconcilié contigo el pensamiento:
perderte y no, encontrarte, todos los días
mejor verte cerca de mí, es lograr encontrarme.



LA LUZ, LLEGÓ LA LUZ


LA LUZ, LLEGÓ LA LUZ

Estábamos a oscuras, llorando en la penumbra,
pero vino la luz, arrastrándose apenas,
asomó con un rictus de recién nacido
y lleno todo el patio de esperanzas y risas.

Estábamos a oscuras, mirando hacia la nada,
pero vino la luz y arrastró la esperanza,
ya nada es imposible,
ya nada es oculto e inalcanzable,
ya nada es muchas dudas
o tropiezos del alma
mientras haya un alacrán
que nos pique el espíritu
y nos levante del suelo
para reir a sorbos o acaso a carcajadas.

Estábamos a oscuras, vacilantes estábamos
pero llegó la luz y amaneció en el alma.

Estábamos a oscuras, vacilantes estábamos
pero vino la paz, con la luz ha llegado
y el espíritu nuestro reposa en las mañanas.




Estábamos a oscuras. Éramos la penumbra,
La nada nos ahogaba. La incertidumbre
estaba entre nosotros y el mañana
pero llegó la luz y todo fue posible;
nunca veremos más los rostros de la nada,
ahora veremos ya luminosas las caras.    


ESTAMOS COMO ANTES


ESTAMOS COMO ANTES

Vivimos en compases pausados,
nada pasa; todo en la vida es fácil
hasta que se presentan los infames escollos
siempre busco a los hados
para buscar sencillos, un fósil
es tal vez dos águilas o tres pollos.

Nada pasa en la vida; pero todo nos pasa.
Nada es nada y, como siempre, todo es todo:
Todo está en bajada o en subida,
como siempre lo vemos buscamos una casa
como refugio acaso para tapar del frío o del lodo
pero así nos sucede: muy compleja es la vida.

A tanto buscar nuevos horizontes, rompemos moldes
e inventamos acaso nubes nuevas, montañas frescas,
lotes nunca utilizados, terrenos nuevos o baldes
de agua fría para refrescar muy bien nuestras viejas historias.

Nunca avanzamos mucho, tal vez sí tropezamos,
pero escollos nuevos casi nunca encontramos
estamos mal, como antes, pero ya caminamos,
como antes que ya andábamos buscando lo que hollamos
sin que nos diga nadie: “no camines ese camino,
no vayas, pues ya fuimos y nunca lo encontramos…”

Miremos horizontes nuevos, alumbremos los ojos
llenémonos de luz para que no muramos.
La esperanza palpita es siempre rama nueva
de un cultivo que eterno llega y no desespera.

lunes, 25 de junio de 2012

UN POEMA DE JORGE TEILLER


¿Para qué dar señales de vida?
Apenas podría enviarte con el mozo
un mensaje en una servilleta.

Aunque no estés aquí.
Aunque estés a años sombra de distancia
te amo de repente
a las tres de la tarde,
la hora en que los locos
sueñan con ser espantapájaros vestidos de marineros
espantando nubes en los trigales.

No sé si recordarte
es un acto de desesperación o elegancia
en un mundo donde al fin
el único sacramento ha llegado a ser el suicidio.

Tal vez habría que cambiar la palanca del cruce
para que se descarrilen los trenes.
Hacer el amor
en el único Hotel del pueblo
para oír rechinar los molinos de agua
e interrumpir la siesta del teniente de carabineros
y del oficial del Registro Civil.

Si caigo preso por ebriedad o toque de queda
hazme señas de sol con tu espejo de mano
frente al cual te empolvas
como mis compañeras de tiempo de Liceo.

Y no te entretengas
en enseñarle palabras feas a los choroyes.
Enséñales sólo a decir Papá o Centro de Madres.
Acuérdate que estamos en un tiempo donde se habla en voz baja,
y sorber la sopa un día de Banquete de Gala
significa soñar en voz alta.

Qué hermoso es el tiempo de la austeridad.
Las esposas cantan felices
mientras zurcen el terno único
del marido cesante.

Ya nunca más correrá sangre por las calles.
Los roedores están comiendo nuestro queso
en nombre de un futuro
donde todas las cacerolas
estarán rebosantes de sopa,
y los camiones vacilarán bajo el peso del alba.

Aprende a portarte bien
en un país donde la delación será una virtud.
Aprende a viajar en globo
y lanza por la borda todo tu lastre:
los discos de Joan Báez, Bob Dylan, Los Quilapayún,
aprende de memoria los Quincheros y el 7° de Línea.
Olvida las enseñanzas del Niño de Chocolate, Gurdgieff
           o el Grupo Arica,
quema la autobiografía de Trotzki o la de Freud
o los 20 Poemas de Amor en edición firmada y numerada
           por el autor.

Acuérdate que no me gustan las artesanías
ni dormir en una carpa en la playa.
Y nunca te hubiese querido más
que a los suplementos deportivos de los lunes.

Y no sigas pensando en los atardeceres en los bosques.
En mi provincia prohibieron hasta el paso de los gitanos.

Y ahora
voy a pedir otro jarrito de chicha con naranja
y tú
mejor enciérrate en un convento.
Estoy leyendo El Grito de Guerra del Ejército de Salvación.
Dicen que la sífilis de nuevo será incurable
y que nuestros hijos pueden soñar en ser economistas
            o dictadores.











en Cartas para reinas de otras primaveras, 1985






DE MIGUEL HERNÁNDEZ

He poblado tu vientre de amor y sementera,
he prolongado el eco de sangre a que respondo
y espero sobre el surco como el arado espera:
he llegado hasta el fondo.

Morena de altas torres, alta luz y ojos altos,
esposa de mi piel, gran trago de mi vida,
tus pechos locos crecen hacia mí dando saltos
de cierva concebida.

Ya me parece que eres un cristal delicado,
temo que te me rompas al más leve tropiezo,
y a reforzar tus venas con mi piel de soldado
fuera como el cerezo.

Espejo de mi carne, sustento de mis alas,
te doy vida en la muerte que me dan y no tomo.
Mujer, mujer, te quiero cercado por las balas,
ansiado por el plomo.

Sobre los ataúdes feroces en acecho,
sobre los mismos muertos sin remedio y sin fosa
te quiero, y te quisiera besar con todo el pecho
hasta en el polvo, esposa.

Cuando junto a los campos de combate te piensa
mi frente que no enfría ni aplaca tu figura,
te acercas hacia mí como una boca inmensa
de hambrienta dentadura.

Escríbeme a la lucha, siénteme en la trinchera:
aquí con el fusil tu nombre evoco y fijo,
y defiendo tu vientre de pobre que me espera,
y defiendo tu hijo.

Nacerá nuestro hijo con el puño cerrado
envuelto en un clamor de victoria y guitarras,
y dejaré a tu puerta mi vida de soldado
sin colmillos ni garras.

Es preciso matar para seguir viviendo.
Un día iré a la sombra de tu pelo lejano,
y dormiré en la sábana de almidón y de estruendo
cosida por tu mano.

Tus piernas implacables al parto van derechas,
y tu implacable boca de labios indomables,
y ante mi soledad de explosiones y brechas
recorres un camino de besos implacables.

Para el hijo será la paz que estoy forjando.
Y al fin en un océano de irremediables huesos
tu corazón y el mío naufragarán, quedando
una mujer y un hombre gastados por los besos.

SONATA LÚDICA, de Ronald Bonilla



I
(FUGA)
Es mordaz tu silencio,
y este supuesto esperar tanta voracidad
para la desnudez,
ración no consumida aún,
pan altivo y vigoroso.
Aquí donde escuchas
que proviene la música
desde interludios no forzados,
aquí donde tu dorso
se enamora de sombras,
de perfiles sinuosos,
de objetos que vaciamos al olvido,
aquí donde palpas con mis yemas
y yo beso tus nacientes
y tus ángulos dormidos,
aquí sólo hay una fuga
de cabellos hacia la aurora;
tu mirada es razón para volver,
tus pezones desatentos mientras fumas
son sólo ese instinto
que acude a mis palabras,
¡tanto tañer después de los recuerdos
y te vas!,
ajustas más que el mundo
a tu cintura
para salir sin mí
a ese vapor de la ciudad
que grita
hecha un puño de furia en las baldosas.
II
(CONTRAPUNTO)
Mordaz es tu postura,
balance perfecto tu mutis de salida,
quizá no vuelvas…,
alguien pasó pregonando primaveras.
(Sólo era el madero enhiesto
Y despoblado).
¿Acaso yo te esperaba,
clave de sol del mediodía,
contrapunto,
contraindicación de lo acaecido?
No debí poner tanta actitud.
¿Acaso por eso te deslizas
entre cada resquicio del aire que se vuela?
No son tus labios que gasté
hasta el poniente, los que ríen así,
sin terminar y se diluyen.
No es el ojo de tu ojo quien lagrimea
y se evapora,
es tu cadera, tu pierna y tu sexo
que se van sin mí
y no me dejan su espejo ni su homónimo
después que te bebí los puntos cardinales,
después de tanto salto
que colmamos a saltos,
de tanta crucifixión, de olvidos ulteriores
y acechanzas,
resulta que te vas
-no por la puerta grande-
por rendijas, por grietas, por palabras,
mordaz es tu pregunta
en el balance general de mi nostalbia.
Cielo ululante de latidos,
no concluyó su movimiento
tu partida.
III
(ANDANTE)
Resulta de pronto que soy el victimario.
(Yo que tan solo pétalos dejé a tus pies,
Alborozados).
Sé que te bebí hasta caer exhausta la mañana,
que te extraje sin ultraje la lujuria,
los jadeos, los orgasmos continuos
de tu piel asediada,
la serena complicidad
con desabridas alcobas que eran de pronto
prados o lagunas.
Sé que nadie te llegó con el espasmo azul
o la resaca
a esa cóncava plenitud de diosa herida.
Pero soy el victimario porque amé,
cada palmo, cada compás,
cada huella de lengua zanjada de espejos,
y las lunas sórdidas,
y los volcanes que cada poro inventaba.
Tu llanto no es mordaz,
pero tampoco víctima tu piel
ni tu clítoris jugoso,
ni tu enojo.
Soy sólo el que se dejó tu olor por siempre
en las almohadas.
De A INSTANCIAS DE TU PIEL
Editora Géminis, Univ. Tecnológica de Panamá, 2002

domingo, 24 de junio de 2012

MENTIR



Piensas en tus problemas y te decides a dejarlo todo;
piensas que tienes llamas e incendias lo que tocas
sufres pues no se apagan, ni tu dolor, ni tu sentimiento,
miras que tu figura es sólo cuello, espalda y codo
y crees que lo que tienes acaso es mucho, pero son pocas
las oportunidades para jurar amor con precisión, pero miento...

CONCIERTO DE LUZ

Coros: bosque, río, nubes y viento.

sábado, 23 de junio de 2012

! PALABRAS INTERESANTES, HERMOSAS, RARAS Y DIVERTIDAS: BARAHÚNDA

! PALABRAS INTERESANTES, HERMOSAS, RARAS Y DIVERTIDAS: BARAHÚNDA: Sugerida por... Fermín Atozqui Ruido y confusión grandes. Amigos, barahúnda es una curiosa voz de origen incierto estrechamente rel...

RAÚL RODRÍGUEZ CETINA *

*Una literatura entre la fatalidad y el drama existencial.


Recordar a Raúl Rodríguez Cetina (1953-2009) es entrar a la dimensión de la fatalidad, sin ánimo de intentar colocarse en ese ángulo o perspectiva, queramos que no. Se trató de un hombre signado por el dedo del drama existencial. Y decir eso no sólo hace referencia a su persona, sino también a su obra. Vida y obra pocas veces hacen tan hondo doble carril, como en este caso; paralelismo sin igual que parece signado por el mal fario. Conocí a este yucateco, por otro yucateco, también de nombre Raúl, Cáceres Carenzo; y casi de inmediato nos hicimos amigos. Asi fuí conociendo su novelística que, poco a poco, ocupó un lugar importante en la literatura mexicana contemporánea, como bien da cuenta de ello, por ejemplo, John Stubbs Brushwood (1920-2007), en sus estudios sobre la nueva novelística mexicana de los últimos años del siglo XX, especialmente en su libro “La novela hispanoamericana del siglo XX”.
Prácticamente leí todos sus libros. Todos con el dramatismo de su vida personal. Y los leí todos, desde “El desconocido”, pasando por “Alejamiento”, “Flashback”, “Fallaste, corazón”, “Lupe, la canalla”, “Ya viví, ¿ahora qué hago? Corazón de acero”, “Bellas en su abandono”; sólo en el caso de este último libro, citado así por avatares de la memoria, narraciones cortas (cuentos o biografías); pero las demás, novelas, todas, todas, dedicadas una a una por el puño del autor y con la doble dedicatoria a mi persona y a Emiret, mi compañera (por quien siempre tuvo una manifiesta admiración: “¡Cómo te pareces a, Claudia Sheffer”, le decía. Todas sus novelas eran autobiográficas según lo constaté y comprobé en múltiples charlas con Rodríguez Cetina; y su libro de cuentos, más dedicado a su otra afición, la admiración del mundo femenino y sus íconos. Insisto que me hice lector de la obra de RRC, a excepción de “El pasado me condena”, título que festejó conmigo cuando, vía telefónica me dio la noticia de su aparición, en coedición entre el Ayuntamiento de Mérida y Plaza & Valdés, y que me prometió, para lo cual me solicitó por enésima ocasión mi dirección: “pues te la voy a hacer llegar; con otro ejemplar para Cáceres, pues ya ves que él no tiene dirección”, me dijo. Insisto en que sus novelas, desde la primera hasta la última, son libros sacados de sus vivencias personales, desgarradoras, las más de las veces; libros fatales, desde el primero de ellos, hasta el último –“este es más autobiográfico que los demás”, según palabras del propio Raúl.
En “El desconocido” que salió a luz en 1978, por parte de una editora del sureste mexicano, Duncan editores, y reimpreso por Plaza y Valdés apenas en 2008 (y de algún modo reescrito por RRC), se dibuja la sombría semblanza de un niño que es violado por un hombre mayor y empujado por esa experiencia a la prostitución, en Mérida. Es evidente que se trata de una desgarradora confesión del autor sobre su propia experiencia con la doble moral meridana. Eso lo llevó a ser catalogado como parte importante de la literatura gay de nuestro país, al lado de autores tan importantes como Luis Zapata, Alberto Dallal, José Ceballos Maldonado, Miguel Barbachano Ponce y otros, según estudiosos del fenómeno como José Joaquín Blanco, Rodrigo Laguarda y Héctor Carrillo.
“Flashback” (1982), es la segunda de sus obras, en ella se da subrrayadamente cuenta del espíritu contestastario, inconforme, incómodo, siempre enemigo del establecimiento, de RRC.
En “Alejamiento”, que me parece su mejor obra y acaso la única con la que guardó cierto distanciamiento, aparecida en 1987, se cuenta la vida de una poeta suicida. Es acaso la obra más poética de Rodríguez Cetina pues logra convertir la desdicha en un lago de tranquilidad que acaso nos dice en el entrelineado del apego enfermizo de Raúl por el suicidio. Obsesión que lo llevó en más de una ocasión a intentar fugarse por la llamada “puerta falsa”. Era un caso absoluto de depresivo obseso.
Todas sus obras, como lo relatan en muchos de los casos los títulos mismos, están emparentadas con el cine. Al que RRC tenía un especial afecto y afición. Incluso su ritmo narrativo es, declaradamente, cinematográfico como lo reconocieron importantes críticos literarios nacionales, como Héctor Manjarrez, Sara Sefcofich, Vittoria Borsó, René Avilés Fabila, Margo Glantz, Juan Domingo Argûelles e Ignacio Trejo Fuentes, éste último acaso la última persona con quien Rodríguez Cetina bebió unos tragos, según me lo confesó en la última llamada telefónica que yo le hice, pocos días antes de su trágico fallecimiento a causa de un infarto al miocardio, según lo reza el parte médico oficial, fruto de la autopsia que le practicaran luego de haber muerto como un perro callejero, solo y su alma, hasta que los vecinos, extrañados por su ausencia, pero más que nada por el nauseabundo olor que se desprendía de su vivienda, iluminada desde hacía algunos días, dieron parte a la autoridad que descubrió el cadáver de varios días, según lo consignó, en nota periodística de Milenio, el propio Nacho Trejo el lunes 29 de noviembre. De acuerdo con lo indagado: el suceso, la muerte, ocurrió entre el 20 y el 22 de noviembre, aunque el hallazgo se dió hasta el 25 del mismo mes.
“Fallaste corazón” (1990), es la cuarta de sus novelas, con la que conquistó un buen número de lectores y críticas muy favorables. Sigue la brecha trágica; la brecha cetiniana.
“Lupe, la canalla” (1996) es una novela divertida, con fuertes tintes tragicómicos, pues parte de una relación heterosexual de Rodríguez Cetina con una admiradora que, a final de cuentas, llegó a convertirse en su mecenas y después en una auténtica carga existencial, para Raúl. Los que estuvimos cercanos al autor logramos conocer a esta mujer que iba a convertirse en personaje de una de sus obras más discutidas, y acaso menos logradas de este narrador mexicano.
Con “Ya viví, ¿ahora qué hago...”, se rompe una larga cadena de infertilidad que padeció Raúl por años, tantos que el libro aparece hasta, 2004, Acaso explicada por un proceso muy acelerado de deterioro personal, en la salud física, en el ánimo y en la salud mental de este hombre que parece desprendido de las páginas más desdichadas de la literatura mexicana. Y es precisamente su salud personal, el relato central de la novela, el deterioro físico, que en realidad llevó a Raúl a estar internado en un centro hospitalario por más de tres meses, fue el leit motiv de la narración angustiante, desgarradora; la tristeza y la soledad como núcleo de este relato.
La narrativa de Rodríguez Cetina constituye un aporte en el sinuoso y arduo camino en la lucha contra los clichés, el machismo y la deformación ideológica de amplios sectores de la sociedad mexicana. Podría decirse, sin exagerar, que RRC fue siempre un bastión de la lucha contra el provincianismo más chato. Además de militar siempre, con claridad, en el espectro más lúcido y menos discutido de la izquierda nacional. En reiteradas ocasiones escuché de su voz las quejas, sombrías siempre, por la situación económica, política y social de nuestro país. Sin perder por cierto una mínima esperanza que asomaba como una rendija de luz en su expresión porque las cosas cambiaran para mejorar.
No puede soslayarse, desde luego, por aparecer esta nota en las páginas de “La Colmena”, su participación en esta revista de la Universidad Autónoma del Estado de México. Fueron cuatro las aportaciones de Raúl Rodríguez Cetina para esta importante publicación del panorama cultural de la entidad y la nación. 1994, 1995, 1996 y 1997, en ese órden riguroso fueron los años en que RRC aportó sus artículos. La primera aportación de Raúl para “La Colmena” fue una traducción y notas a la misma de un artículo de Isadora Duncan, “Reflexiones después de Moscú” (No. 4, p.p. 25); después vinieron, ahora sí, aportaciones propias: “Antonieta Rivas Mercado, una mujer que puso condiciones al destino” (No. 7, p.p. 4), “Una escritora bella en su abandono” (No. 11, p.p. 14) y “Sensatez y sensibilidad de Charlotte Bronte” (No. 14/15).
Antonio Marquet, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana –UAM-, habla de la obra de Rodríguez Cetina para emparentarla, “por su carácter urbano”, con las tareas periodísticas, más que literarias, que hiciera David García Salinas en los Populibros La Prensa; y lo coloca, ahora sí desde la perspectiva de la literatura con autores como Carlo Coccioli y Salvador Novo, sus predecesores en la mal llamada “novela gay” de la literatura mexicana, en el siglo XX.
También tuvo este autor que se nos ha ido con el año, una larga carrera periodística. Fue del periodismo que Raúl logró sobrevivir siempre, aún en los peores momentos de su perenne crisis económica personal. Fue jefe de redacción de “Primera plana”, colaborador de “El Día”, “El Universal” y “Por esto!”. Y esporádico escriba para otras publicaciones del país y el extranjero.
No debe olvidarse sus tareas de traductor para una empresa privada, ligada a la aviación, en alguna época inicial de su estadía en el Distrito Federal, del que logró hacerse un verdadero “chilango”, pues cuando volvía de Mérida, me contaba que extrañaba “esta pinche ciudad a la que odio pero de la cual no puedo deshacerme ni en sueños”.
Descanse en paz Raúl Rodríguez Cetina. Ya leeremos su último libro, “El pasado me condena” y, si siguen abiertas las puertas de “La Colmena”, aquí mismo lo comentaremos. Cabe decir, como última acotación, que de acuerdo con informes extraoficiales, Plaza y Valdés publicará póstumamente “Turbulencias”.*

*Nota de Benjamín A. Araujo M., que se publicará en 2010 en la revista "La Colmena" de la Universidad
Autónoma del Estado de México.

Elegía por la Pachamama, Kike y Robert


"ELEGÍA POR LA PACHAMAMA"
DUETO: KIKE GÓMEZ SAAVEDRA Y ROBERT A. GOODRICH V.

La tierra se desangra por la herida
que nosotros mismos le hemos hecho
una herida cruel y dolorosa
que sucumbe el alma y el tiempo. (Robert)

Desidia filosa que nos incita
a hacer jirones en la esencia prima
de nuestra Gea, oh! madre tierra
que yaces enferma bajo viles penas (kike)
Que daño tan grande te hemos hecho
Oh Madre Tierra querida
que hoy sufres y lloras
por los males de nuestros pecados
que te han llevado a agonizar lentamente (Robert)
Incordios sin consciencia
caminamos sobre tu cuerpo,
Ay! Pachamama nuestra, que duelo
saberte victima tan inulta
de nuestro respirar de fuego! (Kike)
Hemos marchitado tu historia
y destruído el futuro para los niños y niñas
te hemos visto gritar por el dolor inmenso
buscándo detener como sea tu muerte. (Robert)
Hierve el remordimiento con desasosiego
ante la insensatez de nuestra existencia
¿Madre nuestra, qué estamos haciendo?
me arde el pecho... junto a tí moriremos...( Kike)
La sangre me hierve
y lágrimas afloran desde lo más hondo de mi ser
por el daño causado:
A Nuestra Madre Tierra:
--Pachamama-- (Robert)
El alma me escuece
y se derrama mi pena sobre tus prados
por tu desconsuelo.
Oh! Diosa Gaia!
En estoicismo ultrajada! (Kike)