El paso de los años, convertido en montaña,
hace que nos mesamos sobre el viento del tiempo;
el paso de los años, sobre el cuerpo sumiso,
hace que nos sintamos como bestias montadas.
El paso de los años huele a fresco y a muerto;
no todo es victoria al ver esas montañas,
sino hondonadas y valles, unos a veces con luces,
y en otras en el reino de las sombras infinitas...
Hay veces en que el tiempo es feliz como hamaca
pero en otras es látigo que golpea en la cara,
en la frente, en la espalda, en el cráneo,
en las nalgas...y en el alma dolida
que conoce las sombras, luego de ver la luz
de frente en la montaña...
UNO
Veremos a las flores como pájaros atados
veremos a las flores como plantas con alas;
veremos a la vida como si no hubiera muerte
y veremos de frente, sin ocultar la cara...
La mirada en los ojos del otro es un reto,
la mirada del otro puede ser caricia
o afrenta; puede ser que te acuse
o sólo te apapache; pero eso no
siempre, no, siempre, no siempr es de ese modo
pues a veces se tiembla sin que haya viento
alguno que mueva las hojas de los árboles.
DOS
Dios vino aquí y mostró, que la vida no existe,
que la eternidad es un hecho verdadero;
venció a la muerte y se fue a esperarnos a todos
en el reino de paz, de amor y de sosiego.
Mientras me meso en la zozobra,
y deseo que todos entendamos
que la llamada vida es sólo
un tropezón insensato, pero necesario...
ESCRITO HOY, 30 de enero de 2012...
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