Que veinte años no es nada...
pero febril, la mirada del o de la poetas,
hacen temblar y retemblar los suelos
y los cielos de América con sus versos...
Veinte años parecieran imposibles,
indignos de ser contados y juzgados
con la vara mercantil, pero si se
otorga como medida la metáfora:
¡eso ya es otra cosa; y lo posible
pasa a inmarcesible, pasa a delicado,
se convierte en monumental hormiguero
poético que une a nuestros pueblos
y los hermana; no con discursos sino
con poemas, ¡con poemas! ¡¡¡con poemas!!!
¡con inútiles poemas, capaces de cambiar
la faz de la tierra, sólo eso y nada más;
pero ¡nada menos!
Felicitémonos, hermanos; y agradezcamos
al Gran Arquitecto, y a los iniciadores,
que esta grande tarea persista y no culmine...
así: por veintey veinte y veinte años...
hasta el infinito...
¡¡¡AMÉN!!!
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