Tuércele el pescuezo al mal fario;
písale los callos a la mala suerte.
Pícale el ombligo a la distancia.
Escúpele a la cara al destino
y apaga las condiciones y las concesiones
porque eres libre como un mirlo,
vuelas como un colibrí
y corres como un conejo
en pos de su hembra
para encontrar metáforas nuevas.
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