lunes, 7 de noviembre de 2011

TOMÁS SEGOVIA, HA MUERTO HOY

Reseña biográfica



Poeta, dramaturgo, novelista y traductor nacido en Valencia, España, en 1927.
A los nueve años de edad emigró con su familia a Francia, luego a Marruecos y posteriormente a México, su país
de adopción, donde ha residido la mayor parte de su vida. Estudió filosofía y literatura en la Universidad Autónoma
de México y en el año de 1957 ingresó como profesor de la UNAM, donde dirigió la Revista Mexicana de Literatura.
Publicó sus primeros poemas en 1950, obteniendo una beca Guggenheim. Fue profesor de la Universidad de Princeton,
y director de importantes revistas americanas y europeas.
Ha escrito una veintena de libros de poesía, entre los que se cuentan, "La luz provisional" en 1950, "Apariciones" en
1957, "Cuaderno del nómada" en 1978, "Cantata a solas" en1985, "Lapso" en 1986, "Noticia natural" en 1992,
"Fiel imagen" en 1996 y "Sonetos votivos" en 2007.
Obtuvo los premios Xavier Villaurrutia en 1972, Magda Donato en 1974, Alfonso X de Traducción en 1982, 1983 y 1984
y Octavio Paz en el año 2000. ©

Algo debe morir cuando algo nace...

Algo debe morir cuando algo nace;
debe ser sofocado, y su sustancia
chupada para ser riego o lactancia
en que otro ser su urgencia satisface.

No habrá otra hora pues en que te abrace
mientras muerdo en la cándida abundancia
de tus dos pechos; no habrá ya otra instancia
en que tu cuerpo con mi cuerpo enlace;

no penetraré más en la garganta
anfractuosa de tu sexo alpino.
Tú a otra luz amaneces; yo declino.

Mi degollado ardor tu altar levanta,
mi reprimida hambre te alimenta,
y el yermo de mi lecho te cimenta.




Arroyo

En la prisa de su ímpetu tiránico
No oye nada el arroyo
Desde el foso sin bordes de su propio fragor
Desde aquí arriba
Se ve el tropel de espaldas líquidas
Sin cesar arrojándose
Con la monótona constancia
De un perpetuo desorden

Esta vehemencia se abalanza
Hacia un túnel del tiempo
Que no debiera tener término

El arroyo perpetuamente empieza
Por siempre su después es otra vez ahora

¡Ah sí! resiste
No te dejes salvar por mis palabras
No cedas uno solo de tus ansiosos rasgos
A la imagen de ti
En la que te amaré luego

Te juro que estoy mirándote
Fuera de este poema
Donde corro contigo
Abrazado a un impulso y ciego a toda meta

Queriendo que mi vida igual que tú
No sepa nunca dónde acaba el tiempo.

Besos

Mis besos lloverán sobre tu boca oceánica
primero uno a uno como una hilera de gruesas gotas
anchas gotas dulces cuando empieza la lluvia
que revientan como claveles de sombra
luego de pronto todos juntos
hundiéndose en tu gruta marina
chorro de besos sordos entrando hasta tu fondo
perdiéndose como un chorro en el mar
en tu boca oceánica de oleaje caliente
besos chafados blandos anchos como el peso de la plastilina
besos oscuros como túneles de donde no se sale vivo
deslumbrantes como el estallido de la fe
sentidos como algo que te arrancan
comunicantes como los vasos comunicantes
besos penetrantes como la noche glacial en que todos nos abandonaron
besaré tus mejillas
tus pómulos de estatua de archilla adánica
tu piel que cede bajo mis dedos
para que yo modele un rostro de carne compacta
idéntico al tuyo
y besaré tus ojos más grandes que tú toda
y que tú y yo juntos y la vida y la muerte
del color de la tersura
de mirada asombrosa como encontrarse en la calle con
uno mismo
como encontrarse delante de un abismo
que nos obliga a decir quién somos
tus ojos en cuyo fondo vives tú
como en el fondo del bosque más claro del mundo
tus ojos que tú no conoces
que miran con un gran golpe aturdidor
y me inmutan y me obligan a callar y a ponerme serio
como si viera de pronto en una sola imagen
toda la trágica indescifrable historia de la especie
tus ojos de esfinge virginal
de silencio que resplandece como el hielo
tus ojos de caída durante mil años en el pozo del olvido
besaré también tu cuello liso y vertiginoso como un tobogán inmóvil
tu garganta donde la vida se anuda como un fruto
que se puede morder
tu garganta donde puede morderse la amargura
y donde el sol en estado líquido circula por tu voz y tus venas
como un cogñac ingrávido y cargado de electricidad
besaré tus hombros construidos y frágiles como la ciudad
de Florencia
y tus brazos firmes como un río caudal
frescos como la maternidad
rotundos como el momento de inspiración
tus brazos redondos como la palabra de Roma
amorosos a veces como el amor de las vacas por los terneros
y tus manos lisas y buenas como cucharas de palo
tus manos incitadoras como la fiebre
o blandas como el regazo de la madre del asesino
tus manos que apaciguan como saber que la bondad existe
besaré tus pechos globos de ternura
besaré sobre todo tus pechos más tibios que la convalescencia
y que pesan en el hueco de mi mano como la evidencia
en la mente del sabio
tus pechos pesados fluidos tus pechos de mercurio solar
tus pechos anchos como un paisaje escogido definitivamente
inolvidables como el pedazo de tierra donde habrán
de enterrarnos
calientes como las ganas de vivir
con pezones de milagro y dulces alfileres
que son la punta donde de pronto acaba chatamente
la fuerza de la vida y sus renovaciones
tus pezones de botón para abrochar el paraíso
de retoño del mundo que echa flores de puro júbilo
tus pezones submarinos de sabor a frescura
besaré mil veces tus pechos que pesan como imanes
y cuando los aprieto se desparraman como el son
en los trigales
tus pechos de luz materializada y de sangre dulcificada
generosos como la alegría de aceptar la tristeza
tus pechos en donde todo se resuelve
donde acaba la guerra la duda la tortura
y las ganas de morirse
besaré tu vientre firme como el planeta Tierra
tu vientre de llanura emergida del caos
de playa rumorosa
de almohada para la cabeza del rey después de entrar a saco
tu vientre misterioso cuna de la noche desesperada
remolino de la rendición y del deslumbrante suicidio
donde la frente se rinde como una espada fulminada
tu vientre montón de arena de oro palpitante
montón de trigo negro cosechado en la luna
montón de tenebroso humos incitante
tu vientre regado por los ríos subterráneos
donde aún palpitan las convulsiones del parto de la tierra
tu vientre contráctil que se endurece como un brusco
recuerdo que se coagula
y ondula como las colinas
y palpita como las capas más profundas del mar océano
tu vientre lleno de entrañas de temperatura insoportable
tu vientre que ruge como un horno
o que está tranquilo y pacificado como el pan
tu vientre como la superficie de las olas
lleno hasta los bordes de mar de fondo y de resacas
lleno de irresistible vértigo delicioso
como una caída en un ascensor desbocado
interminable como el vicio y como él insensible
tu vientre incalculadamente hermoso
valle en medio de ti en medio del universo
en medio de mi pensamiento
en medio de mi beso auroral
tu vientre plaza de todos
partido de luz y sombra y donde la muerte trepida
suave al tacto como la espalda del toro negro de la muerte
tu vientre de muerte hecha fuente para beber la vida
fuerte y clara
besaré tus muslos de catedral
de pinos paternales
practicables como los postigos que se abren sobre
lo desconocido
tus muslos para ser acariciados como un recuerdo pensativo
tensos como un arco que nunca se disparará
tus muslos cuya línea representa la curva del curso de los tiempos
besaré tus ingles donde anida la fragilidad de la existencia
tus ingles regadas como los huertos mozárabes
translúcidas y blancas como la vía láctea
besaré tu sexo terrible
oscuro como un signo que no puede nombrarse sin tartamudear
como una cruz que marca el centro de los centros
tu sexo de sal negra
de flor nacida antes que el tiempo
delicado y perverso como el interior de las caracolas
más profundo que el color rojo
tu sexo de dulce infierno vegetal
emocionante como perder el sentido
abierto como la semilla del mundo
tu sexo de perdón para el culpable sollozante
de disolución de la amargura y de mar hospitalario
y de luz enterrada y de conocimiento
de amor de lucha a muerte de girar de los astros
de sobrecogimiento de hondura de viaje entre sueños
de magia negra de anonadamiento de miel embrujada
de pendiente suave como el encadenamiento de las ideas
de crisol para fundir la vida y la muerte
de galaxia en expansión
tu sexo triángulo sagrado besaré
besaré besaré
hasta hacer que toda tú te enciendas
como un farol de papel que flota locamente en la noche.








A TOMÁS SEGOVIA

Está ya oscurecida la hermosura;
los árboles desnudos
se mecen en la sombra,
y un gran silencio vela suspendido.

TOMÁS SEGOVIA


Hoy has muerto Tomás, a los 84 años de tu erotismo saludable.
Has muerto más mexicano que nosotros, los que acá nacimos.
Has logrado hundirte en la eternidad, pero no volverás
para contarnos qué existe; si hay Dios y cómo es el paraíso.

Hoy has muerto Tomás, en lunes como todo aquél que inicia
la semana, pero no cualquiera semana; sino, precisamente,
precisamente una semana de otoño, tú, el otoñas Tomás,
el otoñal Segovia, que compartió apenas con Gelman,
otro mexicano adoptivo, aunque más argentino que antes.
Tu otoño final ha iniciado hoy, lueho de recientes,
merecidos, homenajes, que te hicieron y harán por todas partes.

Moriste en tu casa, como lo deseabas, a las 14:30 horas de hoy,
7 de noviembre de 2011. Tú, que habitaste muy poco en España,
pero a ella volviste ya hecho un adulto mexicano.
Tú, que estudiaste en Francia, en Madrid, en Marruecos,
pero terminaste aterrizando profesionalmente en México,
en la UNAM, en tú UNAM, la Mater que tanto quisiste...

Tomás, el de mediado el siglo XX; el de la beca Guggenheim,
traductor del Fondo de Cultura Económica...
te has ido: ¡¡¡pero nos has legado una riqueza grande,
enorme, grandiosa, con tu poesía!!!

¡Bienvenido a la eternidad, Tomás Segovia; bienvenido!

1 comentario:

  1. POEMA ESCRITO POR BENJAMÍN ARAUJO MONDRAGÓN, EL MISMO DÍA DE SU FALLECIMIENTO.
    Murió a las 14:30 horas
    y fue escrito a las 19:00 horas;
    7 de noviembre de 2011.

    ResponderEliminar