Ramon Casalé Soler
Sábado, 28 de enero de 2017
LAS MÁQUINAS DEL ARTE
Josep Maria Riera i Aragó
Las máquinas ocupan espacios imposibles, mezclando sus funciones: submarinos volando o rodando o barcos navegando por el desierto.
Avió.El viajero
“El mundo tiende cada vez más a la uniformidad. La facilidad enorme para tener acceso a toda la información en el mismo momento en que se genera ha propiciado esa uniformidad. Este hecho es a mi juicio pernicioso, contrariamente al efecto beneficioso que en tiempos ejercieron las influencias, que han generado un mestizaje que en arte siempre es deseable, pues contribuye decisivamente al enriquecimiento y a la renovación. Resulta patético percatarse de que los creadores exigen libertad y en cambio se someten de muy buen grado a la dictadura de las modas, que cada vez más son de alcance universal”.
Lluís Permanyer. La Vanguardia. Barcelona. 29 Noviembre 1991
Submarí Negre
El artista catalán Josep Maria Riera i Aragó es un referente en el ámbito escultórico internacional, principalmente por su singular manera de mostrar sus trabajos, debido a su obsesión por el mundo de la comunicación, tanto aérea como marítima, ya que los protagonistas son los aviones y los submarinos, pero en cambio su obra tiene un mayor reconocimiento fuera de nuestro país —no es el único artista al que le ocurre lo mismo—, aunque el propio artista no da importancia a esta situación. Ahora tenemos un buen ejemplo de ello en la exposición que se celebra en la Galeria Eude de Barcelona, que lleva como título D’avions i submarins, y que sirve de homenaje a la fundadora de la galería, Fina Furriol. En total se exhiben una cuarentena de piezas entre obra gráfica —carborundo, aguafuerte, técnica mixta, punta seca, collage, aguatinta y fotograbado—, esculturas –bronze y hierro- y libros de artista. El papel usado en los dibujos está hecho a mano. También se presenta una videoinstalación (2003) en que la que se ve al artista en pleno proceso de creación de un aguafuerte en el taller del también artista grabador Joan Barberá. Las obras se han realizado entre los años 1988 y 2016
Para Riera i Aragó (Barcelona. 1954) las obras son un maquinismo poético, sobre todo porque en ella aparecen unas serie de elementos relacionados con el universo de las máquinas, caso de los aviones, hélices, submarinos, zeppelins, barcos y faros, pero con la particularidad que no se mueven, no tienen vida, ya que se trata de artilugios inservibles, o lo que es lo mismo, son la apariencia en lugar de la realidad.
Las máquinas ocupan espacios imposibles, mezclando sus funciones: submarinos volando o rodando o barcos navegando por el desierto.
En sus inicios se interesaba por la pintura donde aparecía frecuentemente la figura femenina, resaltando el dibujo y en particular la línea a modo de esbozo. La primera exposición del artista tuvo lugar en la Galería Anglada (Barcelona, 1973).
Pero el artista no sólo crea obras de tamaño normal, sino que hay varias esculturas en espacios urbanos, como por ejemplo algunos alto y bajo relieves en edificios de Barcelona, además de obras de grandes dimensiones en el jardín de esculturas de la Fundación Joan Miró, jardín de Hiroshima y en el túnel de la Rovira que enlaza los barrios de Gràcia y Horta de Barcelona. También existen otras obras en Figueres, Sant Cugat, Santander, Colonia, Mesen (Bégica), Merignac (Francia) y Nishinomiya, Japón -que es una ciudad de reciente creación- . Por otro lado las exposiciones al aire libre sirven como ejemplo de su interés por fusionar la naturaleza con el arte. Precisamente en 1998, en el jardín botánico de Cap Roig (Calella de Palafrugell. Girona) colocó un gran número de submarinos y aviones que fusionaban arte y naturaleza y que para el artista significaban “…romper la potencia , la dulzura paisajística, y que la escultura tenga vida propia , que no se someta al jardín”. Más recientemente, en el año 2014, fue la Fundación Folon, que se encuentra en la ciudad belga de La Hulpe, cerca de Bruselas, la que albergó varias obras, poniendo 111 aviones repartidos por el jardín, representados por sus hélices, aunque la instalación más original y sorprendente eran dos piezas con dos mil submarinos diminutos en cada una de ellas que visualmente parecían estar suspendidas en el aire.
Otra de las características que se observan en el trabajo de Riera i Aragó es el uso que hace de los materiales empleados en los aviones y hélices, objetos provenientes de desguace que él mismo recicla, convirtiéndolos en elementos necesarios para sus composiciones tridimensionales, como por ejemplo ocurre con los hierros retorcidos, clavos o alambres, que luego pinta básicamente con colores primarios. El paso del tiempo se observa a través de estos materiales, la mayoría de ellos abandonados, que él ha rescatado del pasado convirtiéndolos en mudos testigos de la industrialización.
Avió de tres colors
Respecto a la exposición de la galería Eude se centra principalmente en mostrar su obra sobre papel, aunque también hay algunas esculturas de pequeñas dimensiones. No tenemos que olvidar que la galería está especializada en el grabado, aunque se realicen también exposiciones de pintura y fotografía. Estas obras reflejan a la perfección su interés por dos mundos antagónicos, pero a la vez necesarios, como son el fondo marino y el cielo, tal como se puede apreciar en la serie de aguafuertes, aguatintas y fotograbados de formato pequeño realizados en el 2.000. En los formatos más grandes aparecen los aviones, unos aviones en los que la hélice, las ruedas y la propia estructura del aparato –que es la parte menos significativa de la obra-, son sus únicos elementos.
Las esculturas de formato pequeño, parecidas a las maquetas de piezas más grandes, destacan por los colores primarios –azul, amarillo y rojo-, que además se aproximan al mundo prehistórico, concretamente a la pintura rupestre, donde los arqueros que cazan animales suelen aparecer en las paredes de las cuevas o de los abrigos. La sencillez, la inocencia, pero también la ironía se perciben en cada una de sus obras. Riera i Aragó reflexiona mediante un lenguaje propio, que no todos los artistas consiguen, pero que a través de sus pensamientos, sus intimidades y sus sueños, en algunos casos infantiles, provocan la transformación del arte.
Hace treinta años en una entrevista que le hizo el periodista Sempronio en La Vanguardia el artista señalaba que “la esencia del arte actual es pareja a la de la moda. Su encanto estriba en el cambio, en la versatilidad…”. Por tanto, esta versatilidad es la que el artista sigue mostrando en sus dibujos, grabados y esculturas, provocando en el espectador una sensación de placer estético.
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