jueves, 31 de mayo de 2012

Nosotros Somos Quien Somos: Dulce amor

Nosotros Somos Quien Somos: Dulce amor:                          Victoriano Crémer, poeta, novelista y ensayista español, nació en Burgos el 18 de diciembre de 1906. De condición h...

EGO SUM



Ernesto Noboa y Caamaño
Guayaquil, Ecuador – 1889 -1927
Ego sum

Amo todo lo extraño, amo todo lo exótico;
lo equívoco y morboso, lo falso y lo anormal:
tan sólo calmar pueden mis nervios de neurótico
la ampolla de morfina y el frasco de cloral.

Amo las cosas mustias, aquel tinte clorótico
de hampones y rameras, pasto del hospital.
En mi cerebro enfermo, sensitivo y caótico,
como araña poeana, teje su red el mal.

No importa que los otros me huyan. El aislamiento
es propicio a que nazca la flor del sentimiento:
el nardo del ensueño brota en la soledad.

No importa que me nieguen los aplausos humanos
si me embriaga la música de los astros lejanos
y el batir de mis alas sobre la realidad. 

Francisco Ruiz Udiel, Nicaragua


Francisco Ruiz Udiel
Estelí, Nicaragua - 1977 – 2011
El mar se quedará ciego
                                                           A Pablo Hernández
Me hubieras gritado
para que reaccionara
para que tus manos fueran
una bomba de oxígeno
sobre mi pecho.

Me hubieras golpeado
en la parte más baja
de mi soledad.

Hubieras reclamado
mi mirada de niño
que nunca encontraste
pues un día arrojé
mi corazón sobre
los cadáveres de los pájaros
cuando supe que éstos
al presentir su muerte
le arrancaban los ojos a los peces.

Te hubieras atado
dentro de este árbol
que se secó
y cuyo fruto sólo comieron
las mujeres sin nombres
las que devoraron
el desprecio de la noche
y jugaron dados con su sexo.

Hubieras hecho tanto
Yo sé
pero de qué hubiera servido
mañana el mar se quedará
ciego para siempre.


Nancy Morejón, Cuba


Nancy Morejón
La Habana, Cuba - 1944
Mirar adentro

Del siglo dieciséis data mi pena
y apenas lo sabía
porque aquel ruiseñor
siempre canta en mi pena.
                                                         En: Persona, Col. Sur Poesía, Uneac, La Habana, 2010. (premio Rafael Alberti 2007.)

Juan Gustavo Cobo Borda, Colombia


Juan Gustavo Cobo Borda
Colombia - 1948
Autógrafo

A los poetas de antes
les pedían, generalmente, un acróstico.
Sólo que ahora,
cuando el rencor es la única palabra
que sé pronunciar,
¿con qué enrevesada caligrafía
(letra palmer, ¿no?)
lograré transmitir el profundo desprecio
que hay en mí?
Aprieto los dientes, y sigo,
exento de todo romanticismo:
mi tarea consiste
en redactar notas necrológicas
dos o tres veces al año.
A quien se debate, también,
entre el abandono y la lástima:
tal podría ser la grandilocuente dedicatoria,
y luego los prolijos catorce versos,
llenos de almíbar.
Qué decirte
que no te hubieran dicho ya,
la muchacha de la casa, la tía solterona:
resignación y experiencia.
A los libros, quítales el polvo;
ordena el closet, y consigue aquellas matas
que siempre has querido para el balcón del
apartamento.
(La tragedia consérvala en secreto).


PEDRO MIR, de REPÚBLICA DOMINICANA


Pedro Mir
San Pedro de Macorís, República Dominicana -  1913 - 2000
Evocación del ruido

Cada cabeza llevaba con soltura su pedazo de cielo
completamente propio, por la quebrada esquina.
Pasaban cielos claros y mocetones de cielo,
ligeramente solos, con un aire contiguo a la adolescencia.
Cada cabeza arrastraba su ámbito de cielo.
A veces, en la quebrada esquina,
perseguido de breves remolinos azules,
se detenía un cielo juvenil que apenas reposaba
como un beso sobre una piel secreta
oculta en una red de bucles dolorosos.
Probaba su equilibrio hecho de venas blandas
y músculos de rosa,
y seguía la ruta necesaria,
el breve sur que levemente mancha el este,
en la presente rosa de los vientos de verano.
O quizás desembocaba el último cielo
en la esquina quebrada,
con su nube final, su azul definitivo,
y seguía un rumbo ignorado por su dintel de sombras
permanecidas de intimidad encadenada.

Porque, eran muchas cabezas
y todas de sangre viva, de movimiento vivo,
y cada una entonces arrastraba su cielo...

Fue por aquel momento por donde vino el gran ruido.
Surgió de las sombras, del fondo de sus caminos
negros, del terrón escondido,
y emigró a los ladrillos bermellones,
llenó todo el día, repercutió
en el último rincón donde descansa el último
pensamiento, silenció toda boca,
designó un gran olvido que borré todo olvido;
y el odio y la esperanza,
y quedó palpitando, completamente solo
cayendo como un hongo ilimitado,
el último pensamiento cautivo de la nada,
cogido en su propia malla de cordones severos.

Después circuló la vida de repente
con nueva sangre y corazones nuevos.
Hizo un extraño día de grandes ojos celestes
y un cielo inmenso de tacto cristalino
se derramó en silencio por todas las cabezas...

Azul de un solo cielo.
Razón de un miedo antiguo.
Recuerdo haber querido un amor sin tropiezos.
El aire estaba limpio como llovidas hojas.
Nos dimos la misma mano,
medimos la distancia,
pasaron nuestras venas precipitadamente
en pos de un lejano poro.
Un tosco jirón de cielo tembló sobre tus rizos,
y en el fondo del alma nos sobrecogimos de miedo.
Un miedo interminable que rompía los cielos en fragmentos azules...

David Cortéz Cabán de PUERTO RICO


David Cortéz Cabán
Puerto Rico - 1952
Viaje de oropéndola

La vida pasa
y vuelve como un eco
otras veces un sol
que gira con el mundo
entre tus días y mis días
para mirar la vida que nos vive
mientras el mundo gira eternamente
con tu cuerpo y mi boca y tus cabellos
oropéndola de ojos de abedules
que buscas la última verdad
cuando los días llegan y nos llevan
como un río en medio de la noche
                                                                                       En Ritual de pájaros, Ediciones El otro el mismo, Venezuela, 2004

TANIA PALENCIA PRADO Guatemala


Tania Palencia Prado
Guatemala - 1956
Discurso del método

oh alma ostentosa la eterna
no niegues la eterna duda

mira la rosa blanca del Piedraluna

pues bien
vivid entonces la puta vida que os coja
y dejad vivir

las entrañas sintieron su soledad
a ver
                                                    Adentro desde la cueva, FyG Editores, Guatemala, 2006

miércoles, 30 de mayo de 2012

De Andrés Simón Moreno Arreche a mi soneto


Ja ja ja ¡Muy bueno y hasta jocoso!

El soneto del soneto me coloca
en el canto de un abismo ya sin fin
pues la pluma del maesro Benjamín
me trastorna,me enloquece y descoloca.
Su palabra proverbial es cuerda y loca
maravilla literaria de postín
una nao de sapiencia, un bergantín
que boga desafiante ante la roca.
Almirante de los mares literarios
Mariscal General de todo verso
yo te rindo desde aquí mi pleitesía.
Y te pido que en otra poesía
describas en un verso al Universo
con sus soles y sistemas planetarios.

martes, 29 de mayo de 2012

De Adalberto Díaz a un soneto de Benjamín Araujo


Comentario de Adalberto díaz el domingo
Eliminar comentario
Este soneto a un soneto
despierta mucha atención.
Por ello con gran respeto
expreso admiración.

Me llama atención la rima
de un poeta de libre verso
que con métrica se arrima
en este basto universo.

Universo de poesía
que brinda alegría sin fin
inspirándonos día a día.

Poesía siempre depurada
es la tuya Benjamín.
Y por muchos apreciada.

La acequia: Invitación a leer El Quijote

La acequia: Invitación a leer El Quijote: El paseante de La Acequia se ha vuelto loco. Como habréis visto por la entrada anterior , he abierto una serie, sin limitación de número de...

lunes, 28 de mayo de 2012

UN POEMA DE ALFONSO SÁNCHEZ ARTECHE

Y pues vemos lo futuro 
como un caudal gastado neciamente, 
turbia la mar a la que vamos, 
exhaustos los arroyos que brotan,
frente a erosión
habremos de sacudir los líquidos del miedo,
sudar sangre de lágrimas,
saliva seminal verter para que no se nos reseque
el arduo porvenir.

Hijo, no te soñamos carne para la piedra que te reclama,
no para ser espíritu en cruz entre clavos rendido,
no para la humedad del tronco ansiado por relámpagos.
Entre la cuna tibia y el ara sacrificial
debe mediar el abismo de la cordura.

¿Qué prominente voz corta garganta de corderos
luego de haberse dado en soplo a pecho de palomas?
Nadie con tal poder podría dictar la muerte
de quienes se desbordan en existencia.
Sólo la bestia encarnizada toma
lo que no dan colmillos ni garras.
Si nos trajo la noche, al día venimos.
Somos agua que pasa, hijo, para fertilizar el suelo,
agua que se evapora para volver en lluvia.

Correr es nuestro destino
sin importar
cuán lejos quede el mar.
No se nos da el estanque
sino la vocación común de ser corriente,
ágil montura de deseos navegables.

Habrá quien ciegue manantiales,
ataje cursos,
arterias contamine,
pero estamos en marcha,
sabemos hacia donde
pero que no nos duela,
si acaso nos lastimen los antes devorados por la mar
y que no se venga la mar encima
antes de lengüetear su desembocadura.

domingo, 27 de mayo de 2012

AQUÍ

MÁS POESÍA


EL COLOR DE LA VIDA
Rojo frenesí:
de la furia del alma,
del coraje ciego,
de la pasión perdida...

Verde amanecer,
de la calma transparente,
del sorbo cariñoso
y la amistad plena.

De la calma total,
de la observación,
del combate callado...

Amarillo tenaz:
del pleito incesante,
del calor infernal;
del dolor,
de la falta de paz.
De la calma infeliz;
de la impaciencia...



Gris mortaja:
de la obediencia ciega,
del insensato obediente.

Del rapaz clemente,
de la indolencia infinita...

Son los colores de la vida.
El testimonio de nuestros caracteres.
Firma legible
de nuestros padeceres
y placeres...























ESQUIVO

Con temor voy remando por la vida,
boga que boga mi barco en el sendero;
un tiburòn y otro y otro
y otro,
aparecen a babor y a estribor...

...pero el coraje no quiere que yo me vaya,
ni que baje los brazos en esa aventura;
sólo quiere mantenerme firme
y vital...
...para que pueda avanzar contra
viento y marea.

No estoy aquí,
desaparezco un rato:
logro borrarme de la vista ajena,
no hay enemigo que me busque
y amenace,
ni rastro ajeno que me pida
avance...

Con el amor en el puño
voy preso del coraje
siguendo con la vista
en torno mío lo que pasa...

Nunca más...no, más no,
nunca más, no, nunca,
nunca...
...ya dije;
¡basta!












TIBIEZA
Estoy entre dos fuegos,
el de mi cuerpo
y el de tu recuerdo.

Lástima que te has ido,
temí muchas veces perderte,
pero tú te desapareciste de mi horizonte,
sin casi darme cuenta.

Sigo entre dos fuegos;
el de mi esperanza y
mi necesidad inmediata de amar.

El fuego me consume.
Se abaratan las noches
con otros cuerpos
que no son el tuyo.
Temo perderte,
es más creo que te perdí
pues no volverás:
¡¡¡Es una pena...!!!






MISTERIO

Nunca sucede nada en nuestra casa.
Todo se encuentra en orden, sosegado,
la piel ya es media piel de aburrimiento,
desplomadas las almas ya no vuelan
y resulta inasible la existencia.

Nunca pasa más nada en esta vida,
sólo la vida pasa; nunca a tiempo
vemos vibrar cometas en los ojos;
ni oímos el el cristal fino del sentimiento;
jamás hacemos caso del secreteo
del viento, potente, lleno de augurios,
ni gozamos su roce en medias caras
llenas de medios besos aplazados.

Jamás nos pasa nada entre las manos
cerradas al misterio que se escapa
junto a la vida misma que nos pasa
como si nada pasa en esta casa.


Primera estancia

Todo cabe en un cuenco de la mano extendida:
hasta el amor que asoma por un suspiro ajeno.

No caben, pero sirven, los mortales aullidos,
el rechinar de dientes, la crispazón de nervios;
el dolor de ausentarse de los brazos queridos
apenas se parece al desierto paisaje o a los
árboles yertos o a los ríos desecados o a los
sombríos batracios entre dos mundos fríos.






Caben, en cambio sí, los besos más sinceros,
los terrores insomnes por aprehender aquello
cuya naturaleza llama a jamás tener jaula;
cabe el misterio mismo vuelto son, metáfora
que grita las voces de la selva, gemidos
erotizados que braman en los montes.

En aquella primera de las albas humanas,
apalabrados ya, supimos que callamos.


Segunda estancia

Zarpazos con la voz, codazos con los ojos,
la ternura no anida cuando faltan palabras.

El tedio llueve a cántaros mientras enmudecen
los filosos cardúmenes de palabras:
No hay con quién hablar, ni a quién
decirle nada sobre el fuego y la lluvia.
El tedio gana todo mientras dos flores,
en silencio, son germinadas por un colibrí.


Tercera estancia

Museo de ruinas son mi estirpe y mi pecho;
legión de sufrimientos, enjambre de desdicha,
la esperanza. Todo el dolor habita el horizonte.

Una corteza cerebral en llamas, Prometeo:
saber cuesta más, mucho más de lo supuesto.
Conocer es desdicha y amargura. La conciencia
danza con un tridente y pincha hasta dañar
la gracia, la sonrisa, la fuerza y el futuro.

Mirar atrás supone no pronunciar los nombres
de los ancestros tenues, fantasmas vacilantes,
que soñaron andar caminos con espinas
y abrojos para sembrar paraísos de herencia.
La verdad sabe a sangre. Tiene cara sin rostro.



Cuarta estancia

Los sueños son regalo de los dioses
que nos sueñan a veces sin cuidado.

Ya no quiero soñar sueños ajenos
porque a tanto soñar los siento propios;
y no quiero que luego me reclamen
que esos sueños soñados no son míos,
cuando a tanto soñarlos ya me viven.

Vivo en los sueños propios aunque
algunos de ellos primero no eran míos.
Habito de puntitas, silencioso,
otros sueños, sueños de otros,
a hurtadillas.

Un dios sueña a otro dios y todos ellos
fueron soñados juntos, por el Dios primero.
























Dame más



Quiero tenerte aquí en mi cama,

rendida a mis placeres

prohibidos.


Urgarte con mis manos,

mis labios,

todo el cuerpo

hasta que seas

parte de mi cerebro

y mis entrañas.


Tomarme todo el tiempo del mundo

para postrarme ante tu desnudez

pálida e insigne

como una bandera

en patria recientemente liberada.











Tenerte aquí,

en la cama,

para gozar de todos tus placeres

extraños,

siempre nuevos;

pero redivivos

todos los días.


Tú,

mujer,

la siempre-viva.























Número equivocado

Estoy seguro
comprobado lo tengo
cuando nací
el vientre de mi madre
marcaba
número equivocado














OBSESIÓN POR LOS NÚMEROS

Obsesión por los números;
la numeralia
como una manera
de dar vuelta a la vida:
para no mirarla
de frente,
cara a cara,
cifra a cifra...
con puntos y detalles...


Obsesión o nó,
los números tienen su lenguaje
que asfixia.









Juega a tomarnos
por el cuello,
aprieta hasta ahogarnos...
Los números tienen carácter
y espíritu;
saben de navegaciones,
de batallas,
de cruentas luchas
y de paz total:
como la paz
sepucral del cero...



















ANÓNIMO UNO

Por el camino umbroso aprendió a ser huella,
sin paso, sin peso, ni rostro.
Por los caminos llanos se confundió
con el olor de yerba
hasta llamarse pasto.
Nunca supo qué es siempre,
ni probó del fracaso dulzón
de la palabra "mientras".
Así murió. En una fecha sin nombre,
sin día, sin número;
y ahora es
recuerdo.













sábado, 26 de mayo de 2012

VARIOS POEMAS DE BAAM


A CÉSAR VALLEJO
http://api.ning.com/files/YCoNQ*aqkp*i-UNAsPVbaoJY8*dtS3D4wEqnszeVMRujkDJ2NWfPP0lzGR511uflrQ1Z*5MYnIuGScIY5v2F97-OgHyAGNaf/cesarvallejo.jpg
ENFERMEDAD VITAL
Como horribles batracios a la atmósfera,
suben visajes lúgubres al labio.
Por el Sahara azul de la Sustancia
camina un verso gris, un dromedario.
CÉSAR VALLEJO


Tú naciste, César, cuando Dios enfermaba.
Un descuido muy grande promovió tu nacencia.
Estabas atrapado en la imposibilidad de ser,
cuando, de pronto, de improviso,
te diste a la tarea de entender la existencia
y tu misión fue infinita presencia,
basta paciencia de poetas, anclados,
atorados por siempre en el ser permanente.

¡La tumba es todavía
un sexo de mujer que atrae al hombre!
CESAR VALLEJO
Tu sexo te entregó culpas ajenas,
y placer inmenso; tu sexo, César, fue
nido de bromas entre tus amigos
y mucha ventura entre tus amadas.
La culpa te siguió, como ave sin nido,
de árbol en árbol, y en el árbol hiciste
madero para tu amada en turno,
dulce madero; pese a la amarga existencia,
dulce madero, que hizo crecer la paciencia…
Todos saben que vivo,
que mastico… y no saben
por qué en mi verso chirrían,
oscuro sinsabor de ferétro…
César Vallejo
Qué manera de amar a la muerte en la vida;
qué manera de ser un féretro futuro
con cada poema y con cada mirada;
qué manera de ser amargo acíbar
en la amarga vida; y todo por amor,
por amor a la muerte, a la siempre difunta
promesa de futuro…










PESADILLA AUTOCRÍTICA
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Fue una escena espantosa, más que un sueño: una pesadilla.
Me encontré, muy de pronto: ¡rodeado de mí mismo!
Enclaustrado en mi persona, que era un implacable juez,
de toga y birrete; rodeado de infinidad de “yos”,
todos, de toga y birrete…

Jueces todos de mi persona; ¡jueces de mí mismo!
Molestos porque, yo era yo, molestos
por mi persona: ¡¡¡enjuiciadores!!!

Críticos más acervos, no había tenido yo;
mis “yos” jueces, mis “yos” de mi mismo,
entablando mis personas, enclaustrando mi ser
en una jaula de culpas y de faltas,
de fallas y de ausencias,
de crímenes inmensos contra mi persona
y contra mi seres más queridos…
Fui saliendo de esa nebulosa de pesadilla,
en medio de un sudor intenso.
Pero la sensación fue ingrata,
sensación incómoda,
muy incómoda.

¿Por qué ocurrió? No lo sé,
a ciencia cierta. Pero, creo
adivinar que detrás de esos
sinsabores, están mis pobres
alcances. Mis metas no logradas;
mis ansias insatisfechas…

Eso creo. Pero me prometo:
¡portáreme mejor!



















INCERTIDUMBRE
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Adiós a las armas,
adiós a las almas;
confidente adiós a las muchachas y muchachos:
¿por qué? Porque me voy caminando
pa’ mi rancho, compañeras, compañeros…

Les digo adiós, porque nunca dije ¡hola!
Les digo hasta luego, porque acaso no hay un mañana;
todo es incierto, todo,
todo camina a tropezones y surge por la nada
y por la nada vamos navegando como cantinflas:
nada de nada por nada y…más nada…












LA METÁFORA
Tuércele el pescuezo al mal fario;
písale los callos a la mala suerte.
Pícale el ombligo a la distancia.
Escúpele a la cara al destino
y apaga las condiciones y las concesiones
porque eres libre como un mirlo,
vuelas como un colibrí
y corres como un conejo
en pos de su hembra
para encontrar metáforas nuevas.


















A JOSÉ SARAMAGO
http://www.poetastrabajando.com/revista/wp-content/uploads/2011/12/saramago11-300x187.jpg
José Saramago (1922-2010) In Memoriam
Maestro de maestros,
predicador de textos
y verdades;
has emprendido el viaje
confortable,
más largo y
más extenso
de tus andares.
Te haz enfrentado
con El Hacedor,
al que negaste
tres veces siete
ó siete veces tres:
Te recibió
con bombos y platillos.
Una pléyade de lectores
alados
te acompaña.
Señor de las cegueras
más lúcidas;
predicador del Evangelio
según Tú mismo,
acompañador de las vicisitudes
humanas
del siglo XX/XXI.
Eres eterno;
eso dice tu obra.
Acompáñanos siempre
con tu bondad
desparramada ya
en tus libros.
































¡¡¡LADRAN SANCHO!!!
http://www.poetastrabajando.com/revista/wp-content/uploads/2011/12/ladransancho1.gif
Mientras vivo y contemplo,
muy despacio,
las vicisitudes del trueno y su prosodia;
mientras vivo y habito interjecciones,
como comas, y bebo interrogaciones…
Mientras vivo y contemplo,
muy despacio,
las hazañas de ayer de otros hidalgos;
mientras vivo y habito en otras vidas
logro mirar muy bien
otros ejemplos
y éticas qué seguir…
Mientras vivo y contemplo,
muy despacio,
las injusticias llanas de la vida;
y logro evaluar las costillas
de mis contemporáneos;
logro también vivir en otras vidas
y logro hojear y ojear
libros y libros…
Mientras vivo y contemplo,
muy despacio,
los atropellos que sufren pobres niños:
los golpes de adultos y de ancianos
por gente que vivo de esos males…
Mientras vivo y contemplo,
muy despacio,
me apresuro al galope, Sancho Panza;
vamos contra Molinos de Viento
y contra molinos de injusticias:
no importando que ladren, mi buen Sancho;
¡cabalguemos!


























ESTACIONES
Desde la luz del alba de los tiempos
mi soledad se oculta en el silencio.
Tanta promesa advierto en el paisaje
que a la carne y la piel hace testigos.
Nada puede ofrendarse desde el caos
sino la filiación del mar,
la traición del desierto,
la selva como abrigo,
la desnudez del viento
y las montañas todas para orar.
No se ora en el litigio del hermano,
ni se apetece el caos con la mirada.
Sólo valen los cantos cuando se ama;
la eternidad de verme en esos ojos,
la suavidad del tacto en esos muslos,
el cuerpo en paz sin guerra en otros cuerpos.
Este volátil disco en que viajamos
desconoce la pobreza de huesos
que cargamos, cargamos y un día
hemos de abandonar en sitio yermo.
Esta nave intranquila que creemos
haber creado y nos crió
padece sin saber lo que somos,
y hacemos, en este caminar
de luna llena en noches incansables
en que las pieles arden
y se ofrendan
mientras dejamos
que el paisaje se caiga de nostalgia
y la lluvia
busque comprenderle en sus cuitas
y amarle y estrecharle.




I
Esa tristeza amarga por lo que no he vivido,
me pone en la nostalgia de otros besos,
en tanto nos besamos.
Tomé por la ventana al horizonte
y puse en el buzón otros recuerdos
para olvidar mi ausencia de mañana.
La noche es otra cosa con tus cartas.
Sale el sol más temprano
y una flor desde el suelo
se levanta y me besa.
II
Un libro se abre al centro y, al margen
de sus líneas, me miras y me inventas;
dos párrafos delante, melancólico,
me asomo a aquél cajón de la nostalgia
y logro desdoblarte y tenerte
mientras sueño.
Despierto y ya no estás.
Tal vez nunca estuviste;
y el libro que miramos,
cada quien en su “allá”
casualmente era el mismo.
III
Como me faltan manos cuando veo que te fuiste,
como me faltan ojos para ya no mirarte,
como me sobra el tiempo que perdí sin buscarte
y que pocos son mis índices para poder negarte.
IV
La pena en otro tiempo empañaba el delirio,
pero la entrega diaria se empeña en el ocaso
por ya no hacer escándalo, ni gritar;
se desviste, convierte todo en calma
un horizonte alado con su ruta y sus besos.
La entrega cotidiana parece un mueble triste
que un paño de sabores quita el polvo,
acurruca, acomoda, apapacha y desnuda.
Todo se ve tan fácil desde el rincón simplón
del amor que me has dado,
que mañana en la calle levanto la banqueta,
pongo a todos al sol
¡y que canten los mustios!
Nada que aquí se mire tendrá que ser en vano;
las tardes son iguales desde que tú naciste,
pero no son las mismas, y hasta cambia el país
si tú amaneces triste.
V
Después de ser tan fácil qué complejo es quererte,
me dijiste, mujer, ya muy de noche, un día;
me hiciste oler la luna y escuchar esas nubes
que son siempre más densas, muy oscuras y frías;
reflejos obtuvimos sólo en veces, a ratos,
en cambio fueron amplios momentos de agonía
los de la oscura ausencia;
supe entonces dispar acaecer cotidiano:
los lagos son momentos;
eternidad, en cambio, la soledad oceánica.
VI
Hay que amar como el mar, con ruido y sobresalto.
No tiene caso hacerlo pensando en el desierto
pues si se ama con olas, naufragios y honda calma
tendrá sentido luego arremeter las playas,
volcarse en arrecifes,
hundirse entre corales,
viajar lleno de peces, agonizar islotes
y vomitar lombrices.
Encallar: otra forma de exasperar al tedio.
El amor que se atreve, hace olas, trasciende,
porque su liquidez es siempre flor y canto.




VII
Corsarios atracaron en el viento,
la soledad en bóvedas de espasmo
retornaba al averno, el fuego derrotado
calmaba sus visiones danzarias
mientras todo anunciaba el final
con trompetas apocalípticas.
El corazón del hombre, sordo,
tranquilo, mudo,
ciego, decepcionado,
quebrantados sus huesos,
volvió al embrujo solo.
Detrás de las montañas,
caverna adentro,
una planta sin flor
ni fruto,
fuera de la tierra
seca,
sin aliento,
yace.

(DEL LIBRO APETENCIAS, 1999).














MORTAJA
Hemos de venir a menos,
cuando la montaña
deje que le alcancemos.
Mañana,
resulta un homenaje,
al apetito y la maña.
Sumemos.
Todo lo que hacemos aquí,
puede contar,
al momento en que
nos lleve el viento.
La mortaja prometida
es volver al viento.
El fuego habita
estancias de la
eternidad.
Pero la tierra es
pasajera:
volveremos al cielo,
que es de agua.
Compañeros peces,
hermanos acuáticos
de la eternidad.

(DEL LIBRO VAIVÉN, 1998)








RUECA
Sales como si nada sucediera
cuando amanece
Te escondes tras los destellos
del sol
y en la bruma interna
de tu persona
Arrastras la cobija
y el cuerpo del delito
tu cuerpo
A tanto haberlo habitado
te dices
se ha vuelto sombra raída
luz destroncada
húmeda soledad
viscosa compañía
adjetivo de tercera mano
Transcurre el día
te escurres entre sus horas
y minutos
y segundos
quieres volcarlo todo
para qué
te preguntas
y no tienes respuesta
y te sorprende la noche
más vago
aún más desprendido de todo
que cuando amanece
En la noche te topas contigo
de frente
cara a cara
y te tocas y no te reconoces
adivinas acaso
quién ese que te habla
siempre en prima persona
Callas
y no te atreves a salir
cierras puertas ventanas
de las habitaciones
que te conforman
Eres casa vacía
llena de ruidos
y te inventas fantasmas
que moren tus estancias
Te confundes
no sabes bien a bien por qué
pero te sienta
ser ruido o fantasma
ya no tú
casa deshabitada
Todo es irremediable
te anuncias
te repites
das vuelta a la rueca
y la única palabra
fatalidad
acomoda a la vuelta y vuelta
irremediable
te reiteras
La nada está contigo
en noche calurosa
piel a piel
en ese sofocante momento
compartiendo sudores
y delirios
Tu hermana
añorada
inevitable
desde un rincón sonríe
Sabes bien que amanece
y esa rueda
trituradora
de sueños
continúa su vuelta
Otra vez:
sales como si nada sucediera
cuando amanece
te escondes tras los destellos
del sol
y en la bruma intensa
de tu persona

*Del libro Surco de palabras, 1984. Centro Toluqueño de Escritores,
colección becarios


























HOY, AL CUMPLIR 35 AÑOS DE CASADOS

A Emiret Millán Figueroa, mi esposa y madre de mis tres hijos…

Miro yo el tiempo en tus ojos azules:
veo claridad en nuestros horizontes;
es el futuro claro
que aparece con mucha luz
en tu mirada.
Creo en lo que veo.
Creo en lo que toco.
Te veo y te toco día a día;
todo parece como
un nuevo amanecer
en lontananza:
¡¡¡te amo!!!

















A VALLEJO
…mi defunción se va, parte mi cuna,
y, rodeada de gente, sola, suelta…
César Vallejo
A CÉSAR VALLEJO

Voy a vivir,
como quitado el día,
ardiendo en sol, pero extrañando luna.
He de morir,
que no te quepa duda,
para cumplir con la regla más obscena
que nos ha sido confiado desde los genes.
Quiero vivir como ermitaño ahora,
separado del mundo pleno y llano,
las injusticias me ahogan y más la falsedad,
las falsas miradas, los arrumacos infames.
Pero que voy a morir de eso no haya duda,
soy mortal y eso no es inmoral,
lo juro hermano,
pues ser inmortal sería obsceno…y aburrido…













ESTAMOS ASOLEADOS DE RECUERDOS
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Para conseguir vibrar: competir con el futuro:
tortuga los malos recuerdos; victoria de la necesidad
sobre el tormento:
atardeceres con lluvia; placidez en las montañas:
solares de la infancia con un nido de águilas
en los atardeceres cotidianos.
Todo tiene el sabor de la nata
con el dulce olor del pan de los amaneceres.
Los verdaderos goces están detrás de la puerta
y solemos cerrar por fuera
como si desmereciera, para nosotros,
el postre de soñar despierto
desde la mañana y hasta el mediodía.
Ya con la tarde, una vez descubierto que somos marineros,
zarpamos sin sentido para aprender del viento en la cara;
creemos eterna la navegación y… anochece:
todavía guarda suaves fragancias la luna
para un loco enamorado del insomnio.
Estamos asoleados de recuerdos
cuando llega la noche.
No podemos dormir pues bailan los fantasmas
y se mezclan, a brincos,
con jarrones, y floreros del presente,
con barcos y sílfides del futuro,
con tristes empachos de lo que nunca,
jamás,
ni por asomo,
habrá de tropezarnos y envolvernos.
Estamos asoleados de recuerdos,
se nos levantan a golpes de olvido
las miradas de ayer:
una niña abismal hace suyo el paisaje,
saltan tras ella sus promesas de mañana,
ella no lo sabe,
muerde una manzana;
ya es mañana,
no existe la inocencia,
la ignorancia se fue con el sol;
la noche es plena en un paisaje nuevo,
la oscuridad nos pertenece a todos;
pero esa noche, por lo menos,
esa noche,
una mujer enseñó al mundo
que el paisaje puede ser eterno.
Vamos a ser eternos cualquier rato,
lástima que el viento haya acabado
desde hace un momento
en que me volví
recuerdo de mí mismo;
línea a línea,
verso a verso,
silencio a silencio,
recuerdo es silencio.

(DEL LIBRO VAIVÉN, 1998
Colección Cuadernos de Malinalco.
IMC, Toluca, México).





MISTERIO
Nunca sucede nada en nuestra casa.
Todo se encuentra en orden, sosegado,
la piel ya es media piel de aburrimiento,
desplomadas las almas ya no vuelan
y resulta inasible la existencia.
Nunca pasa más nada en esta vida,
sólo la vida pasa; nunca a tiempo
vemos vibrar cometas en los ojos;
ni oímos el cristal fino del sentimiento;
jamás hacemos caso del secreteo
del viento, potente, lleno de augurios,
ni gozamos su roce en medias caras
llenas de medios besos aplazados.
Jamás nos pasa nada entre las manos
cerradas al misterio que se escapa
junto a la vida misma que nos pasa
como si nada pasa en esta casa.

Primera estancia
Todo cabe en un cuenco de la mano extendida:
hasta el amor que asoma por un suspiro ajeno.
No caben, pero sirven, los mortales aullidos,
el rechinar de dientes, la crispazón de nervios;
el dolor de ausentarse de los brazos queridos
apenas se parece al desierto paisaje o a los
árboles yertos o a los ríos desecados o a los
sombríos batracios entre dos mundos fríos.
Caben, en cambio sí, los besos más sinceros,
los terrores insomnes por aprehender aquello
cuya naturaleza llama a jamás tener jaula;
cabe el misterio mismo vuelto son, metáfora
que grita las voces de la selva, gemidos
erotizados que braman en los montes.
En aquella primera de las albas humanas,
apalabrados ya, supimos que callamos.


Segunda estancia
Zarpazos con la voz, codazos con los ojos,
la ternura no anida cuando faltan palabras.
El tedio llueve a cántaros mientras enmudecen
los filosos cardúmenes de palabras:
No hay con quién hablar, ni a quién
decirle nada sobre el fuego y la lluvia.
El tedio gana todo mientras dos flores,
en silencio, son germinadas por un colibrí.

Tercera estancia
Museo de ruinas son mi estirpe y mi pecho;
legión de sufrimientos, enjambre de desdicha,
la esperanza. Todo el dolor habita el horizonte.
Una corteza cerebral en llamas, Prometeo:
saber cuesta más, mucho más de lo supuesto.
Conocer es desdicha y amargura. La conciencia
danza con un tridente y pincha hasta dañar
la gracia, la sonrisa, la fuerza y el futuro.
Mirar atrás supone no pronunciar los nombres
de los ancestros tenues, fantasmas vacilantes,
que soñaron andar caminos con espinas
y abrojos para sembrar paraísos de herencia.
La verdad sabe a sangre. Tiene cara sin rostro.

Cuarta estancia
Los sueños son regalo de los dioses
que nos sueñan a veces sin cuidado.
Ya no quiero soñar sueños ajenos
porque a tanto soñar los siento propios;
y no quiero que luego me reclamen
que esos sueños soñados no son míos,
cuando a tanto soñarlos ya me viven.
Vivo en los sueños propios aunque
algunos de ellos primero no eran míos.
Habito de puntitas, silencioso,
otros sueños, sueños de otros,
a hurtadillas.
Un dios sueña a otro dios y todos ellos
fueron soñados juntos, por el Dios primero.



























EMERGENCIAS
Ser poeta no es una ambición mía,
es mi manera de estar solo.
FERNANDO PESSOA

UNO
Cierren la puerta, corran los pestillos,
que no se transparenten los recuerdos;
apenas llegó arrastrándose la melancolía
traía cascabeles en las patas inválidas
y roncos atardeceres en el pecho.
Cierren la puerta, corran las cortinas,
que no asome el lucero de la dicha pasada;
alguien olvidó un sobre sin destinatario
por la rendija de mi pecho
y ahora gotean mis manos saludos cancelados.
No olviden cerrar las puertas,
póngale seguro a los suspiros:
no tiene caso recomenzar cenas nunca iniciadas,
ni querer beber de las copas infértiles:
aunque llegue la cama con la luna.
Es mejor no asomarse a los espejos,
rematar las puertas de sol,
vender amaneceres al mejor postor
y recomenzar este camino de cencerro sin reses,
de trovador sin canto,
de plañir sin sollozos
que es la vida.

DOS
Tomo un poco de cristalina, límpida voz,
del viento tardeado de los árboles
para, educado, dar gracias al destino;
cuevas son mirador,
lápidas tribuna sempiterna,
árboles sombra sol
viento pausa certidumbre
duda ensoñación
oscurece:
para antes de dormir:
mirar al Oriente:
maldecirlo todo
antes de entrar a lo impredecible
para siempre.

TRES
Un océano interior se vuelve buche de agua;
el oleaje es sonrojo por la inercia perdida;
un alma que nos sueña se embriaga y nos olvida;
pasa el tren de la noche…
¿acaso descarrila?
Escucha bien,
pelele ser:
trágate, apasionado olvídate;
un poco de humildad
te volverá al regazo
del paraíso inencontrado.

CUATRO
Acostúmbrate a mirar la noche
porque el olvido es eterno;
serena tu alma en la soledad
porque Dios puede estar en ningún lado
y entonces, gota a gota,
la mentira y el orgullo de la humanidad
van a chorrear
a crear un ídolo feroz
como una estalactita
que hará volcanes en el corazón
e interiores cascadas
hasta anegar la esperanza
y petrificar
todo posible recuerdo.
Acostúmbrate a mirar la noche,
a carecer de horizonte
y a confundir vértigos
con amores.
Petrifícalo todo,
desde cada rincón de la tarde
para asir la noche
desde el hondo placer
del fango inodoro
de la tristeza.

CINCO
Hace frío en lo que dices.
Ya no hay eco en tu pecho.
La nada está asomándose por nuestras azoteas.
Nos ronronea la muerte.
Candados, seguros, botones,
anillos, valen como ceniza
para este humo interior
que es desierto y clamor,
holganza de la compañía,
temblor por la prisa
e infantil sorpresa,
verde letanía
por estar cansado
de tanto nacer,
noche y día,
como si crecer
fuera lejanía.

SEIS
La dicha no habla, es muda.
La edad del sol resulta individual;
indivisible es una afirmación,
multiplicables son las negativas:
cuando quieres aprehender al pez
y describirlo:
en tus manos está la red vacía.
Si cantas por cantar, no tiene caso.
Si te obligas a orar por los amaneceres,
te enseñarás a vibrar al mediodía.
Las tardes apenas inician la lección,
cuando improviso: anochece.
Mejor duerme y calla:
la dicha es muda y canta.
La muerte coro y florece.

SIETE
En la paz del panteón
hay ruido y muchas nueces.

OCHO
Son silentes los sueños y las pesadillas;
carecen de olor y sabor los buenos recuerdos
y gritas para que te escuchen:
pero aquí no hay nada,
sino desierto.
El cuento ya empezó.
La historia se termina.
La esperanza está flaca,
enferma, en agonía;
y antes de que te cubras de gloria
exprésate,
no olvides:
el silencio al final
es la mejor lección
de honor,
color
y hasta sabiduría.

(DEL LIBRO VAIVÉN, 1998)
(Cuadernos de Malinalco, No. 35; IMC).