sábado, 20 de noviembre de 2010

UNA CRÖNICA URBANA Y EL MEMORIAL PELLICERIANO*


*En ocasión de los 70 años de edad del poeta Raúl Cáceres Carenzo
Benjamín A. Araujo M.

Una crónica es una obra literaria que narra hechos históricos en un orden cronológico. En griego, crónica (kronika) significa asimismo biblia, o libros. Se trata de la contribución estética a la memoria colectiva. Bien vale la pena descubrir en la obra del poeta Raúl Cáceres Carenzo otras vetas, además de la poética, de amplia prosapia y valor demostrados. Sobre todo en ocasiones como ésta al cumplirse los 70 años de edad de Raúl (1), reconocido poeta yucateco (Halachó, 7 de mayo de 1938), es importante descubrir en su obra algo más que los límites -bastante amplios, por cierto, de su poesía-; la prosa de este hombre, dedicado principalmente a la poesía y el teatro, habla muy bien de que las fuentes en las que ha abrevado son singulares: desde los clásicos más remotos a las actuales generaciones de la literatura hispana (y provenientes de otras lenguas); siempre con una aguda visión crítica que no soporta concesiones, vaciedades y tropiezos.

Durante su vida, Cácrres ha alimentado su experiencia artística no sólo por las constantes lecturas y la curiosidad intelectual que le ha nutrido desde niño, sino con su vida, que incluye todo aquello que lo rodea; de manera tal que su obra resulta inevitablemente impregnada del ethos particular de la existencia humana y de la vida social del colectivo.

Cáceres es pues todo un caso digno de referencia. No sólo porque su obra así lo mandata y confirma, sino porque en la misma va dejando una estela llena de referencias, entre ellas las del testimonio de sus ejemplos y admiraciones.

La crónica utiliza un lenguaje sencillo, directo, muy coloquial, personal y admite un lenguaje literario con uso reiterativo de adjetivos para hacer énfasis en las descripciones.Emplea verbos de acción y presenta referencias espaciotemporales. Raúl ha incursionado con decoro en este género literario y, ya lo veremos, aunque esa incursión ha sido breve y esporádica, no se trata de un artículo de tercera categoría, sino todo lo contrario: crónica sabrosa, deleitable, carnosa, digerible, gustable, con rasgos de humor, salpicada de ingenio, y que invita al lector a acodarse como en torno a un fogón o una cocina doméstica de reminiscencias personales.

En muchas ocasiones en la prosa, aunque en el género del ensayo, Cáceres ha demostrado sus amplios dotes y talentos para reconocer méritos ajenos. De ello dan cuenta, entre otros de sus libros, el reconocimiento que hace de la persona y la obra de Laura Méndez de Cuenca (La pasión a solas, IMC, tercera edición, 2003), de Joaquín Arcadio Pagaza (El valle de la luz, IMC, 1990), de Àngel María Garibay (El poeta, IMC, 1992) y de Saint John Perse (El mar y el hombre, IMC, 1994).

Habiendo en todos los casos contribuido con algo importante para hacer más conocida la obra de estos escritores.

En esta ocasión he querido presentar dos ejemplos, más o menos remotos, de las crónicas cacereanas. En uno, el primero, se trata de reconocer un lugar ya mítico para la cultura nacional, El cafè La Habana, lugar en el cual se han desarrollado, y se continúan desarrollando, múltiples sucesos cuya impronta permanece en el imaginario colectivo. En el otro, a través de la memoria personal del autor, de Raúl, logramos asomar de manera muy viva a la vida del insigne poeta tabasqueño de dimensiones universales, Carlos Pellicer. En uno y el otro casos, estoy convencido, los lectores lograrán quedarse con un grato sabor de boca en el fondo del conocimiento personal. Se trata, no tengo duda, de dos ejemplos muy ricos de lo que este yucateco ha logrado para enriquecer el patrimonio de la comunidad nacional.

No los detengo más. Hagan favor de pasar; las puertas están abiertas de par en par, y habrán de permitirles gozar, como yo, de lo que nos lega Cáceres Carenzo en esta conmemoración de sus 70 años de vida. (1)

(1)El presente artículo fue escrito en 2008, pero permaneció inédito y fue publicado por Camino Blanco, revista de arte y cultura del Instituto de Cultura de Yucatán, en noviembre de 2010.

Queen - Live Aid - Part 1 (1/5)

lunes, 15 de noviembre de 2010

I wanna hold you hand (subtitulos en español)

THE BEATLES - FROM ME TO YOU (subtitulado)

Beatles - Here, There and Everywhere (Subtitulado al Esp.)

The Beatles - The Long and Winding Road - Subtitulado en Esp

Ray Charles - Good Love Gone Bad

Hit the road Jack!

Stevie Wonder and Ray Charles living for the city

PAREJA

La primera vez se miraron, muy de paso, por el parque que, luego supieron, era precisamente el que estaba frente al consultorio del psiquiatra, en donde se vieron la segunda vez. Ahí entablaron una ligera plática mientras esperaban su turno. Descubrieron que por un cambio en el horario de trabajo de él, coincidían en el día de la cita con el diván, todos los miércoles; de manera que eso fue asunto propicio para encontrarse semana a semana, hasta que David le dijo a Elisa que por qué no desayunaban juntos una mañana de estas en el Denny's que estaba sobre Insurgentes, cerca del Parque Hundido ya que les quedaba a ambos muy a la mano para después entrar a la oficina a buena hora; y ella dijo sin mayores preámbulos que cómo no, que encantada, que, es más, había estado a punto, haciendo a un lado todo tipo de convencionalismos e inhibiciones, de ser quien tomara la iniciativa a invitarlo, que qué casualidad pues había pensado en el mismo lugar y enseguida propuso, para que no quedara para otra remota ocasión, luego, luego: este jueves, ¿mañana?, preguntó David para agregar sin esperar respuesta que no suponía que fuera para tan rápido, pero ¡encantado! De ese modo se inició lo que pasó de amistad a una relación un poco más comprometida, pero sin llegar a compromisos serios porque luego, tú ya sabes, uno no está como para jugando como si fuéramos chamacos y hay que tratarnos más para entendernos y conocernos y saber más el uno del otro...

Los desayunos fueron cada vez más frecuentes y las citas se hacían, o se confirmaban, precisamente los miércoles en el consultorio del psiquiatra a donde llegan, tanto David como Elisa, cada vez más temprano porque, la verdad, decía él, a mí cada vez me pasa más esta chava, su modo de ser, su recato, sobre todo algunos asuntos muy marcados en que siento que, de plano, nos parecemos, como los de la puntualidad y la formalidad y un buen carácter que, ese sí, a mí me anda haciendo falta, con tantos problemas en la chamba, con tanto lío y grillas y presiones en la oficina, por eso cada vez me convenzo de que Elisa es para mí. En tanto ella, no menos entusiasmada, veía en él más que las aptitudes y habilidades, a lo mejor será que soy muy superficial, o que tanto trancazo de la vida me ha puesto a pensar las cosas de otro modo, pero me gusta mucho su físico, el chavo no anda nada mal en ese sentido, además de que tiene coche y por lo que me ha contado es un trabajador de siete suelas, sin parrandeos y esas cosas, o a menos que me las esté ocultando, pero no creo...

Luego los desayunos se convirtieron en comidas. Ya no se veían sólo una vez por semana, como al principio, sino hasta dos, tres y hasta cuatro veces. Y de ahí, como resulta natural, pasaron a las idas juntos al cine, muy de vez en cuando, pero también al teatro, y hasta se dieron, en ocasión de celebrar juntos un ascenso de David, una escapada por Garibaldi: de donde terminaron con unos cuantos traguitos de tequila, como "novios a prueba".

Decidieron que ese noviciado podía ser de lo más interesante para que nos tratemos con más intimidad, dijo él; para que nos contemos, poco a poco, nuestras vidas, externó ella.

El noviazgo se alargó. Excepto uno que otro pleito insignificante; que los tenían, pero cómo no, como cualquiera pareja; todo marchaba como sobre aceitados rieles y ellos mismos fueron cambiando su rutina. Sin premeditarlo, ni contárselo el uno a la otra, espaciaron las visitas al psiquiatra, ya no cada ocho días, sino dos veces por mes, hasta llegar la ocasión en que la consulta era mensual.

Hubo muchas dudas y escarceos, cuando la regordeta mosca del casorio comenzó a volar por encima de sus cabezas. Pero tomaron la decisión. Un elemento fue fundamental para decidirlo: una confesión mutua que no se habían atrevido a hacerse. Hasta que David dió el paso definitivo y contó y contó a Elisa que él era un obsesivo, de un clásico carácter anal retentivo; y ella, como pago, confesó que era frígida e histérica.

Así es de que, como éstas, pusieron fecha para la boda y dejaron de visitar al psiquiatra.

Jerry Lee Lewis, Little Richard, Ray Charles, BB King

America, The Beautiful : Ray Charles '91

Ray Charles - Yesterday

Biografía Jorge Luis Borges

Borges, los secretos de un escritor

Borges: el barroco es una soberbia del escritor

Jorge Luis Borges - Entrevista a Fondo

Ray Charles - I got a Woman

ray charles mess around

Phil Collins - In The Air Tonight (Official Video)

René Avilés Fabila - Video que se exhibió en el homenaje Octubre 19, 2010

sábado, 13 de noviembre de 2010

Aretha Franklin - Bridge Over Troubled Water

Aretha Franklin - I Say A Little Prayer

Aretha Franklin Duets 1993 Chain Of Fools

~ ARETHA FRANKLIN ~ Chain Of Fools ~

Mina - My love

Mina - If I Fell

Mina - Yesterday (inedito live)

"Michelle" (1976) - Mina Mazzini

Mina - The Fool On The Hill

2Pac ft Bruce Hornsby - Changes (NickT Remix)

Ricky Skaggs & Kentucky Thunder at IBMA Awards show 2008

Merlefest 2008 Ricky Skaggs and Bruce Hornsby

Re: Pink Floyd - House of the Rising Sun NOT

Shania Twain - The Woman In Me (Needs The Man In You)

Shania Twain - You've Got A Way

Joan Baez - House of The Rising Sun, 1960

JOAN BAEZ "Blowing In The Wind"

CUMBIA POP LATINO / CARLOS CHARLY SOSA - Con un simple adiós - WWW.ESCUC...

Madonna - Like A Prayer

Black Cards - Club Called Heaven ft. Chiddy

Shania Twain - From This Moment On

Reba McEntire - Forever Love

Mina - Il cielo in una stanza (1988)

Mina - Please, don't leave me (1960)

Mina - The Fool On The Hill

domingo, 7 de noviembre de 2010

TOTEM (sexta parte)

Ahí estaban, lo mismo los hijos del difunto con Áurea, su primera mujer, -José Concepción, Elodia, Leonor, Camerina, Ángela, José Trinidad del Sagrado Corazón de Jesús, Cándida y José Francisco-, que los hijos que concibió con Ensoñación -José Camilo, Jesusa, Amada, José Austreberto, Leopoldina y José Elías-, ó los que parió Refugio -José Agustín, Martina, Graciela, Eduwiges y José Serafín. Todos, como ha quedado dicho, de apellidos Marín Garduño. Estaban asimismo ante el postrado cuerpo de su padre: José Waldo, Esther, Lourdes, Silvia y José Jorge, hijos que habían sido de Isabel Corona, la cuarta mujer del difunto; y los menores, los hijos de Santa Gómez: José Soledad, María Saudade, José Fermín, Teresita de Jesús y Artemisa.

Por cierto que los últimos cinco hijos de José Carmen, a diferencia de los anteriores veintitrés eran sombríos, introvertidos, huraños en su trato. Diríase que estaban siempre con la mirada puesta en el infinito, molestos en apariencia por la presencia delante de ellos de cualquiera; poco sociables, casi nada amigables, desconfiados, malhumorados, arrebatados en sus temperamentales reacciones. Esa coraza de carácter sólo era rota por los demás hermanos que, en aquellas esporádicas ocasiones en que se congregaban en la casa paterna, desbarataban con bromas y muchos apapachos, el malestar temperamental característico de los Marín Gómez que, lo reconocían, sentían la misma pasión tribal que sus sanguíneos por el tronco familiar y la figura del líder paternal.

En las familias se decía que esta descomposición del carácter y de las maneras y el temperamento, les venía a estos cinco menores del difunto, por herencia de los Gómez. Sucedía que esa familia, oriunda de Zitácuaro, Michoacán, tenía una extraña dilección por la esoteria, la muerte y las sombras. Sus rostros, morenos de por sí, guardaban desde la adolescencia unas enormes ojeras moriscas que, con el ceño enjuto, creaban la imagen ofensiva a los ojos de sus interlocutores o de sus lejanos observadores. Casi siempre vestían en tonos oscuros, con modelos de evidente atraso. Pero lo más importante: la tradición familiar, por el lado Gómez, dictaba que eran muy pocas las opciones profesionales para sus descendientes que indefectiblemente se dedicaban a embalsamar cadáveres, a administrar funerarias o panteones o -como médicos- a ocupar las plazas de legistas ante las autoridades judiciales. Ellos veían con naturalidad ocuparse de tales menesteres, pero a la gente común no dejaba de parecerle mórbido lo que hacían. Ya es de imaginarse: en torno de ellos se tejía y respiraba un halo de misterio y cierta repulsión.

En la época en que José Carmen estuvo casado con Santa, aquél decía que ésta se dedicaba a la brujería. Pero lo contaba con tal desenfado que muchos no se lo creyeron, porque, pensaban, que se trataba de una más de las historias que urdía José Carmen para divertirse a costillas de los demás. Pero era cierto: Santa sabía un buen trecho de artes ocultas, maleficios, remedios caseros y amuletos. En un momento dado obligó a José Carmen a llevar consigo, dentro de la funda de la pistola, un pedazo de lienzo rojo al que ella le cosiera una bolsa pequeña, negra, que guardaba unas piedrecitas, arena, un alfiler sin punta y unas hojas de laurel secas y casi pulverizadas.

-Es para que ni te maten, ni jamás te manches las manos con la sangre del prójimo. Con eso ni necesidad tendrás de usar la pistola, -le decía.

Llegó una época en que José Carmen, incrédulo desde todala vida, creyó en algunos de los malabares de su mujer que, además, era una beata redomada, pues pasaba horas y horas, todos los días, en el templo, cumpliendo con las obligaciones del culto y en las comisiones de una buena cantidad de nombramientos acumulados en asociaciones, agrupaciones y uniones diversas, prácticamente todas las existentes en el templo del Carmen de San José.

Ahora estaban ahí los Marín Gómez: serios, más que de costumbre; sombríos, mucho más que cotidianamente; pero como todos los demás hijos del difunto, portando en el interior el orgullo del clan, la pertenencia tribal, con altivez. José Soledad y María Saudade, los mayores, que eran cuates -la sapiencia popular distinguía a éstos de los gemelos como dos categorías específicas de mellizos, diferencia que la ciencia médica confirmó con el paso del tiempo-, sin mayor parecido físico pero con una impronta espiritual que podría llegarse a pensar, si eso fuera posible, que se trataba de una entidad con dos cuerpos, se encargaron de organizar, entre todos los hermanos -sin discriminación de madre-, las guardias ante el féretro del tronco aquel que les inventó esta vida.

Cuando vivió, ya en sus postreros años, la infancia de sus hijos los Marín Gómez, entre libaciones de Sagargnac -un coñaquito que me llega en barco desde Veracruz, decía, sacando un peine de oro con el que alisaba sus gruesos bigotes- o generosos tragos de Prodigiosa -una bebida de yerbas que preparaba la tía Cota-, y apapachos muy sentidos a sus retoños, José Carmen lloraba a moco tendido durante horas. Cuando Santa lo inquiría sobre ese comportamiento, contestaba invariablemente, palabras más, palabras menos:

-Me gusta estar con estos chamacos porque nos demuestran lo que hemos perdido, mujer; además, mi abuela siempre dijo que para tener el corazón bien aceitado hay que dejarle escurrir, de vez en cuando, unas buenas gotas de llanto. Con mayor razón cuando uno ha llegado a viejo, mujer: no me estés descomponiendo el lloro y ¡cállate la boca!

Santa, como es de suponerse, también con muy pocas variantes, se encogía de hombros y se refugiaba en la vetusta máquina de coser para zurcirle a su marido una camisa, una camiseta o aquellos largos calzones de franela que el viejo usaba para guarecerse del crudo invierno.

También hubo ocasiones en que, como un niño, José Carmen se encerraba en la biblioteca, con antiguos libros que habían correspondido a las lecturas de su padre o de su abuelo, para llorar en recuerdo de ellos. En esos momentos, Santa y los niños sabían que era imposible interrumpir y de ser posible, poco recomendable, hacer ruido. Sólo se oían los monólogos del anciano patriarca, entre sollozos, que recordaba, comentaba, reclamaba, criticaba y preguntaba todas las cosas pendientes a sus ancestros.



FIN FIN FIN FIN FIN FIN FIN FIN FIN FIN FIN FIN

SE BASTASSE UNA CANZONE - 1990 - EROS RAMAZZOTTI official

PIU' BELLA COSA -Rosa Crisci Ti Amo - EROS RAMAZZOTTI (Official)

EROS RAMAZZOTTI-L'AURORA

eros ramazzotti & andrea bocelli - musica è

EROS RAMAZZOTTI

romantic Saxophone - blue eyes

Romantic & Sexy Saxophone Song

sábado, 6 de noviembre de 2010

Schubert - Ave Maria (Opera)

MISTICISMO

Dominus tecum...
dominus tecum,
dominus tecumu...

Dános la posibilidad
de creer,
en este suelo patrio
acribillado
por las balas y la sangre
que ninguno entendemos.

Dominus tecum...
ora pronobis...
ora pronobis,
Madre morena
no dejes a la patria sola
metida en un crujir
de dientes y
un dolor de muertes
sin fin.

Ave María...
grattia plena...
benedictus fructus ventris
el Señor de los cielos proteja
a este México nuestro
tan lejos de Dios
y tan cerca
de la guerra cruenta...

Schubert, Ave Maria (Andrea Bocelli)

Chopin, Grand Valse Brillante

Liszt, Hungarian Rhapsody No.2 Orchestra

BOLERO-RAVEL

rock pesado suzy quatro, (( stereo ))

TOTEM (quinta parte)

Dos versiones corrieron en las bocas de las chismosas de la población para explicar el defecto de las gemelas. La una, que se trataba de un castigo divino por haber utilizado el templo de Dios como camastro de pecado. La otra, que dado que el padre de ellas provenía del circo, no era difícil que él, a su vez, tuviera antecedentes genéticos con ese mal. Hasta hubo alguna mujer, de las beatas del Carmen, que inventó que la madre del trapecista era enana y que había sido su marido un domador de fieras conocido por sus antecedentes demoníacos.


-Rita tuvo tratos con el mismísimo Satanás -decía la mujer.


Por eso él llegó a tentarla y se la llevó a la iglesia para profanar, intencionalmente, un lugar sagrado y dejarnos a ese par que no son otra cosa que engendros, representantes de Lucifer, -acotaba-, para explicar los rezos, persignaciones y conjuros con agua bendita que realizaba ofensivamente cuando cruzaba por incidente en la calle con Rosa y Ana.


Rita, por su profesión, se explicó siempre la deformidad de sus hijas debido a que, no teniendo cómo justificar el traspiés, durante los primeros seis meses del embarazo usó una faja ceñida hasta el extremo, hasta que resultó imposible de ocultar el doble fruto de sus entrañas.


Ana y Rosa se habían ido con el circo porque encontraban esa posibilidad como la única puerta para escapar del infierno que era para ellas el pueblo.


Por otro lado, cuando visitaron por vez primera las instalaciones, lograron sentir inmediato el trato humano y natural de las gentes acostumbradas a convivir con personas como ellas. Actitud que les estuvo vedadas toda su vida en San José. Pero lo que las convenció, de plano, de huir con la compañía, fue la aparición de una media docena de enanos, sus similares, los payasos, festivos en el trato cotidiano. Máxime que las mellizas fueron cortejadas, descubriéndose, por vez primera, mujeres.


Sin embargo, apenas una semana después de que las enanitas decidieron irse a buscar un horizonte propio, libre de la asfixia provinciana, el pueblo se conmovió. Un hallazgo escandalizó a la población, que conectó el escalofriante asunto con la huida de las hijas de Rita. La conexión encontrada por los corrillos pueblerinos tuvo, inmediato, nexos metafísicos; se decía que era una muestra de la procedencia diabólica de Rosa y Ana: se trataba de que en la milpa de Emiliano -un hombre que tenía, o decía tener, en su poder unos misteriosos códices-, agricultor de toda la vida y por generaciones, se localizó una caja de cartón con restos humanos, piernas y brazos, de un cadáver que, más tarde se supo, era el de Rómulo, el sacristán, borrachín y rezandero que -decían- siempre cortejó a las gemelas de Rita con malsanas intenciones de pervertido. La policía, no obstante, en apariencia desmintió los decires callejeros: un día después del primer hallazgo, localizó enterrado bajo el nogal del propio Emiliano, la cabeza y el tronco faltantes. Con auxilio de los investigadores del gobierno michoacano, localizaron el circo "Unidos", con el cual habían huido las enanitas, las que fueron aprehendidas, pero resultaron inocentes. El criminal, no tardó en saberse, fue Atanasio, el hombre fuerte del circo, levantador de pesas y retorcedor de hierros en la función acostumbrada, que resultó homosexual como Rómulo, a quien ultimó por pasiones en las que ambos estuvieron involucrados, para sorpresa de todos, desde hacía varios años, en que el circo llegaba indefectiblemente, verano a verano. Rosa y Ana, al fin inocentes, resultaron liberadas. Pero jamás volvieron a San José del Rincón.


-Menos lo iban a hacer después del desmadre en que habían estado metidas, aunque no tuvieran culpa en el crimen, -dijo Matías Mondragón, en aquella ocasión.


Ahora, Rita y Clotilde se presentaban juntas al velorio de José Carmen. Le tenían afecto al viejo -como le llamaban cuando charlaban entrambas-, porque él fue de las pocas personas de San José que nunca profirió señalamiento alguna en contra de estas mujeres; todavía más: fue el único de la comunidad que, en secreto, cuando pudo les allegó recursos a las dos, a cada una por su cuenta, para que mantuvieran a sus respectivos críos-domingos-siete, como les llamaba el populacho. José Carmen, en contra de su fama donjuanesca nunca pidió a las abandonadas mujeres, nada a cambio de su auxilio pecuniario. Por eso ellas, ahora llegaron con sendos ramos de no-me-olvides y, en un rincón de la extensa sala funeraria de la casa de los Marín, se arrodillaron e iniciaron las preces de un rosario por el alma del difunto.


A esa hora, más o menos las diez de la noche, de aquél uno de noviembre, todos los hijos de José Carmen estaban congregados en torno del catafalco. Se trataba de uno elegante, de cedro, con incrustaciones de caoba en los bordes; barnizado en tonos oscuros que dejaba al descubierto las vetas de la madera, era el estuche metafórico para depositar en el Panteón del Carmen, la leyenda personal de un hombre que supo estar parado sobre su tierra nativa con un par de pies que destilaban amor a borbotones por la vida. Pero no sabían, los veintiocho hijos del difunto José Carmen, que con él enterraban, al otro día, también un capítulo no menos legendario de la dinastía. A partir de las últimas paladas de tierra que dejarían en depósito inevitable los despojos de aquel tronco familar, tótem de los Marín, se abrirían los desbordados recuerdos, las obsesiones memoriosas y los destinos de muchas generaciones predestinadas a recuperar los mitos del clan sanguíneo, mitificarlos y padecer, sin convertirse en estatuas de sal, el sino: sólo vivir para redescubrir por siempre los secretos, las anécdotas, las tradiciones, las frases sabias, las frases célebres, las parrandas, los pecados, las muertes, los nacimientos, las enfermedades, las sucesiones hereditarias de una familia, los Marín, y de su viejo irepetible gran jefe: José Carmen.

Guns N' Roses November Rain Live In Tokio 1992

martes, 2 de noviembre de 2010

Santana - Song of the Wind

T O T E M (c u a r t a p a r t e)

Ahora, en su velorio, poco a poco se desgranaba, como una mazorca grande de lechosos dientes, grano a grano, la presencia de esos y los demás hijos que hacían suya la concepción tribal del hombre recostado boca arriba, con un sonroso en la piel que desdecía de su edad y de su muerte.

José Carmen había muerto, según dijeron los médicos que llegaron sólo a dar constancia del hecho, a consecuencia de un enfisema pulmonar y una complicación cardíaca. No obstante, en los corrillos de las mujeres del pueblo, se decía con insistencia que falleció a causa del excesivo uso del sexo. La voracidad lujúrica del personaje había llegado a extremos míticos. Comentaban que, aún viudo -o mejor dicho, por eso mismo- se daba sus mañas el centenario sujeto para arropar, todas las noches, entre sus brazos, a algunas jovencitas que le hacían llegar sus fieles sirvientas de toda la vida, Imelda a la cabeza, para que no pasara fríos y seniles insomnios.

El mismo José Carmen ayudó a inflar el mito cuando, dicharachero, hacía constantes referencias copulares para hablar de cualquier tema. Además, difícil era, encontrar a alguien en la región que no lo hubiera visto dando una palmadita o una franca nalgada a las adolescentes del poblado. Nunca, pese a ello, tuvo reclamos por parte de novios, hermanos o padres de las protagonistas. Sabían muy bien que el hijo de José Trinidad había heredado la costumbre paterna de traer la pistola consigo las veinticuatro horas del día. Por las noches, uno y otro lo hicieron toda la vida: colocaban el arma bajo la almohada.

-Las armas son pendejas en manos de peligrosos, decía José Trinidad.

Y José Carmen repetía en voz alta, para que lo escucharán todos, sin excepción:

-Nunca hay que desenfundar la pistola si no se tiene la certeza de usarla, y de hacerlo, no se debe fallar, ¡no!, es más caro pagarle a la justicia un herido que un muerto.

Paradójicamente, nunca se supo que hubiera sido precisado a lanzar un balazo en contra de alguien. Las balas que padre e hijo quemaron, que fueron muchas, se gastaron en el tiro al blanco, en la huerta de Clotilde, prima de José Trinidad. Ese escenario fue lugar de pendencias deportivas por más de un siglo. Para Clotilde resultaba un agasajo recibir a los parientes que afinaban puntería. Para tales efectos mandaba matar un borrego, o un puerquito, o cuando menos, una media docena de guajolotes. Su vastedad en la comida y su prodigalidad para ofrecer buenas bebidas eran pendón que paseaba con orgullo al interior de las consejas familiares.

Clotilde tenía un niño. Era madre soltera. Pero había llevado con una dignidad impresionante lo que, a ojos del vecindario, era pecado. Llegó un momento, dedicada toda su vida a Manuel -el bastardo, hijo de un aventurero español que llegó a San José del Rincón a poner un tendajón, la enamoró, le hizo el hijo a Clotilde y se fue huyendo de la responsabilidad, a quién sabe dónde-, que propositivamente no hablaba a los demás de otra cosa que no fuera su orgullo -como decía ella- de ser padre y madre al mismo tiempo, sin fallar en ambos papeles. La prueba inefable -subrayaba- es la inteligencia y salud física y mental de Manuel que, por otra parte, años después se haría torero, en contra de la voluntad de la madre que conoció, sin jamás haberlo comentado a Manuel, que Nicandro, el tendero gachupas, fue torero en Andalucía por más de una década.

-Es la sangre que llama con tanta fuerza, capaz de vencer distancias y épocas, como para traspasar voluntades y marcar destinos -decía Rita, la comadrona del pueblo, al platicar del asunto con Clotilde.

Rita, partera que trajo al mundo a cuando menos dos generaciones de rinconenses, también era madre soltera. Ese elemento en común las había hecho muy amigas. Además, como si fuera poco, eran vecinas. Rita tenía gemelas. Rosa y Ana, enanas, hijas de un trapecista que tuvo suficiente con dos semanas de estadía del circo en el poblado para enamorarla, preñarla y seguir su indefinido periplo infinito. Por eso con Clotilde hubo una suerte de asociación para crear un halo defensivo en torno de ambas y cada una. La mutua comprensión de sus destinos de mujeres abandonadas, y del indefectible llamado de la sangre a que se refería La Cigueña -como le decían los jóvenes de la comunidad-, se hizo indisoble lazo cuando, al inicio de la década de los sesenta, las mellizas huyeron con el circo que pasaba por San José. Ellas, al igual que Manuel, no habían sido informadas de la actividad de su padre, ni de su nombre siquiera. Pero estaba escrito que culminaran su vocación ancestral trabajando en una carpa, así no fuera en el mismo circo del padre que, por otra parte, nunca supo ni siquiera que Rita hubiera incubado en su vientre fruto alguno del único encuentro carnal, en el coro del templo, mientras se sucedía la misa dominical de las doce del día que solía congregar a prácticamente todo el pueblo.

Santana - Put Your Lights On [TheWraith]

Santana ft Rob Thomas Smooth Official MTV2

Santana Smooth

smooth jazz - santana - transcendance

Acoustic Alchemy - Missing your touch ♫♫♫♫♫ Smooth JAZZ

Morrissey I'm Not Sorry (live)

Romantic Sax - Something

Romantic Sax - When A Man Loves A Woman

Johnny Cash - Hurt

lunes, 1 de noviembre de 2010

Buddy Guy - Sweet Home Chicago

Aussie Miss Universe Strips Off

Fergie doet het met Slash

Aguaviva - Poetas andaluces (1975)

Escritura Conquistada.wmv

Carl Orff: Carmina Burana

Nabucco - Hebrew Slaves Chorus

PLACER


Tus carnes, bellas,
limpias de culpa alguna;
preparadas para la aventura
del sexo.

La culminación del placer,
luego del tobogán
en que subimos los dos
hasta marearnos.

Tus carnes.
Ahhhh, tus carnes...
pieles
para una cacería de amor.

Alicia Keys and Jamie Foxx - Georgia On My Mind Live Grammy

Ray Charles - Georgia On My Mind (From "Live At Montreux 1997")

All Star Jam (From "Legends of Rock 'n' Roll" DVD)

BB King - How Blue Can You Get (From "Legends of Rock 'n' Roll" DVD)

Lauriel Aitken - Sally Brown

Buddy Guy : Mustang Sally

bad love----luther alison

BB King - How Blue Can You Get (From "Legends of Rock 'n' Roll" DVD)

Rock Me Baby-BB KIng/Eric Clapton/Buddy Guy/Jim Vaughn