miércoles, 25 de julio de 2012

UNA TORMENTA ENAMORADA



A medianoche me busqué; y trasquilé dentro mi almohoada,
y no había nada en esa noche, y no encontre ni tu mirada.


La soledad ya me envolvía ahí,
como enquistado en triste almohada
y no miré ya para atrás
para no verme en tu mirada.


Toda la noche interpreté mil sueños de alcoba
en tu cuerpo de ausencias y pesadillas;
pero sólo me vi y no logré ni masticar
un poco tus curvas en la almohada.


Busqué por doquier y no encontré,
miré si veía tu torso en la ventana,
atisbé con cuidado a la montaña
pero to era perverso silencio...
en la mañana...


Y por buscarté no encontré,
ni mi sombra mancillada,
por tus recuerdos penetré
y el dolor vino a mi mirada...


Sólo con llanto desperté
para cubrirte de extrañamientos,
sólo con llantos mastiqué
ya tus recuerdos por la ventana.


Todo era lluvia ese ayer,
en que hurgué por tus memorias
pero en mi mente no vivías
sólo morías, en la tormenta enamorada.

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