lunes, 1 de octubre de 2012

INVITACIÓN A ARDER, Gabriela Solís

INVITACIÓN A ARDER

GABRIELA SOLÍS

Ya lo escribí en otro lado: sólo la ternura, el amor y la poesía van a salvar este mundo alienado y suicida. Sigo creyendo en esa frase, cada vez con más convicción. En esta cotidianeidad acartonada y fría, la Poesía es fuego. De los cuatro elementos, parecería natural que el fuego fuera el más cercano a la poesía, por la asociación de éste a conceptos como la pasión y la fuerza. Los poetas son los escritores cuyo cuerpo corre peligro si no escriben: “se queman”, dicen. No demerito la pasión con la que se pueda escribir novela o ensayo, pero escribir Poesía es un acto de salvación casi físico para los autores. Ramón López Velarde decía: «Yo anhelo expulsar de mí cualquier palabra, cualquier sílaba que no nazca de la combustión de mis huesos». El poeta chiapaneco Efraín Bartolomé confiesa en el título de una recopilación de su poesía que su oficio, el oficio del poeta, es arder. El fuego es el elemento más seminal. Puede ser lo mismo pasión que purificación. Es inicio y fin; dador y destructor de vida. Es el infierno pero también la regeneración. La poesía de Efraín Bartolomé juega en gran medida con este elemento y aventura interpretaciones novedosas, que fungen como un complemento a la plasticidad de las imágenes de sus poemas, provocando en el lector asombro a la vez que placer estético. Bartolomé es un poeta que viene de la selva, del verdor insondable. Por eso resulta fascinante que, aun así, el fuego triunfe sobre el agua en poemas como «El Agua Desdichada». Dice: «Agua descomunal / de pronto herida / por una breve mariposa roja: / una roja palabra / una sola palabra incandescente / en la garganta sin fin / de la montaña». El fuego vence hasta al elemento que lo apaga; el agua. Se trata del triunfo de la intensidad sobre la cantidad: Una sola palabra incandescente es suficiente para herir al agua descomunal.

Por eso, queridos lectores, porque la carne y las letras son fuentes de vida propiciadas por el fuego, quiero invitarlos a arder. El próximo domingo 7 de octubre a las 12 del día, tendré el honor de ser parte de la mesa que presentará el último libro del poeta Efraín Bartolomé, “El Son y el Viento”, en la Sala Manuel M. Ponce, del Palacio de Bellas Artes. Me encantaría que pudieran acompañarme y que compartamos eso que es la Poesía: incandescencia.

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