José Manuel López García
Domingo, 6 de noviembre de 2016
PREPARACIÓN PARA UN BUEN VIVIR
Marco Aurelio
Los pensamientos del emperador y filósofo Marco Aurelio expuestos en sus Meditaciones son la expresión de un estoicismo abierto y maduro. Su vida se extiende desde el año 121 hasta el 160.
En su época no son numerosos los que se dedican realmente a la filosofía; y los que a sí mismo se denominan filósofos, en su mayoría no pasan de ser eruditos, como Apuleyo, médicos como Galeno, o moralistas, como Epicteto o Marco Aurelio, polígrafos, comoPlutarco que, además era platónico, o escépticos como Sexto Empírico. La influencia de las reflexiones o notas que escribió en su obra han sido objeto de lectura y comentarios, a lo largo de los siglos, por numerosos pensadores. Y también han sido meditaciones que han estado en la mente de las personas cultas.
Como también escribe Pastor Gómez: «No se preparó para la filosofía, sino que ésta, la filosofía, era en él un ingrediente necesario para el ejercicio del poder: el imperio, y para dirigir convenientemente su vida». Entendía la filosofía como un arte de vivir que era necesario practicar con moderación y tolerancia. Una especie de preparación para un buen vivir, y para una aceptación serena de lo que nos depara el transcurso del tiempo. Era muy consciente de la finitud humana, y a la misma dedica sus páginas más memorables.
Elaboró o tejió sus meditaciones entre los años 172 y 175. En los espacios de tiempo que podía dedicar a escribir. Si se tiene en cuenta que vivió en estos años en un ambiente militar se comprende que no desarrollara una producción más amplia. Aunque se perdió una autobiografía que había escrito.
El título de las Meditaciones de Marco Aurelio es Para sí mismo: en griego Ta eis heautón, y en latín Ad se ipsum. Aunque también se ha utilizado el título de Soliloquios. Pero el más acertado es Meditaciones, sin duda.
Esta obra fue escrita en griego. En lo referido a su estilo es conciso, con frases breves y desconectadas entre sí. Pero aparecen las repeticiones en los temas que más le preocupan. Ya que quiere precisar lo más posible sus ideas para sí mismo, y también para los lectores.
Aunque no fue un filósofo original, su pensamiento era profundo y brillante. Poseía una serenidad estoica que daba muestra de solidez intelectual, y también mostró una fina capacidad de análisis de la realidad y, especialmente, del alma o la mente humana.
Marco Aurelio destacó, de forma especial, la trascendencia de la conciencia gnoseológica. Manifestación del entendimiento y de la razón. Y que depende de la actividad interna del yo pensante.
Para él la conciencia moral se ejerce por medio de juicios de valor respecto a lo bueno, lo malo, lo indiferente, etc. Se entiende que escriba: «cuánto tiempo libre gana el que no mira qué dijo, hizo o pensó el vecino, sino exclusivamente, qué hace él mismo, a fin de que su acción sea justa, santa o enteramente buena».
La ética de Marco Aurelio no puede ser considerada formalista, en un sentido cercano al kantiano. Ya que la conformidad ante lo que depara el mundo a los individuos no supone que haya que permanecer sin hacer cosas. Al contrario, hay que ser activo y recto, siguiendo la razón.
La firmeza del carácter es muy apreciada por Marco Aurelio, ya que señala como ejemplo en sus escritos, la fijeza de la roca que resiste los embates de las olas, y permanece inalterable. Por tanto, se entiende también que diga respecto a las circunstancias negativas: «Acuérdate, a partir de ahora, en todo suceso que te induzca a la aflicción, de utilizar este principio: No es eso un infortunio, sino una dicha soportarlo con dignidad».Y, en lo concerniente a la vida plena y racional, está convencido de la necesidad de vivir el presente de modo intenso, pero sereno, aunque pueda parecer contradictorio. Escribe: «La perfección moral consiste en esto: en pasar cada día como si fuera el último, sin convulsiones, sin entorpecimientos, sin hipocresías».
Por otra parte, en relación con su pensamiento político y social, Marco Aurelio considera que lo mejor es tener una actitud cosmopolita y sociable. Ya que todos los seres humanos participamos de la razón. Y somos también ciudadanos del mundo. Y el criterio para la toma de decisiones es la razón.
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