Hemos de venir a menos,
cuando la montaña
deje que la alcancemos.
Mañana,
resulta un homenaje,
al apetito y la maña.
Sumemos.
Todo lo que hacemos aquì,
puede contar,
al momento en que
nos lleve el viento.
La mortaja prometida
es volver al viento.
El fuego habita
estancias de la
eternidad.
Pero la tierra es
pasajera:
volveremos al cielo,
que es de agua.
Compañeros peces,
hermanos acuàticos
de la eternidad.
(DEL LIBRO VAIVÉN, 1998)
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