viernes, 15 de junio de 2012

ESPERANDO A QUETZALCÓATL





ESPERANDO A
Q U E T Z A L C Ó A T L



Hemos nacido del dolor y a él volvemos.
Todo es gemido y lloro en estas tierras;
nuestros señores, desde otros mundos, ya no velan por nosotros.
Se ha vuelto cada vez más desierto el corazón,
anidan grietas.
Pero llegará alguna vez el sol por donde habita el agua,
tocará por los cerros, chirimías de esperanza;
nunca más será noche, o todos seremos luceros
en un eterno manto que abrigue
los bosques del Universo.

Una lámpara sorda
buscará por los cerros
hasta anidar en nuestros corazones.

Vamos por estas tierras de paso,
sólo de paso, de paso solamente,
como un coyote sin abrigo, ni casa, ni procedencia, ni destino.

Somos el halo ácido de los dioses enfermos y
no hay yerba para este mal que se oculta en las venas.
Llorar es un modo de estar aquí,
una manera de habitar estas tierras,
sometidos a ella,
la tierra,
la vigorosa madre que nos alimenta,
sufrir: la carga que traemos desde el vientre materno:


paridos fuimos con dolor,
para vivir con dolor
y morir enmedio de estridencias:
solos, como flor de cempazúchitl, como grano arrancado a la mazorca,
como un violín sin cuerdas, como un tambor sin cuero, como una promesa sin concretar:


poco
a
poco
caemos
al vacío
de
nuestra
propia
muerte:


Entretanto, lloremos, porque aún no sabemos
si esta noche será la escogida por el Señor
para llegar o para que alguno de nosotros
llegue
por fin
a
ninguna
parte.


Lloremos, hermanitos, lloremos,
porque es más fría y oscura
la noche del alma.
Lloremos, porque no hay sol alguno
que amanezca en nuestros corazones.
Lloremos, porque a mendigar un poco de cariño
hemos venido:
indefensos, al fin, por no haber sido
inquiridos
sobre un destino que es fatal
porque algunien nos metió en su sueño:
y éste, pronto,
muy pronto,
se
le
hizo
pesadilla.




*Frontera interior, 1994.
Colección La Hoja Murmurante.
Separata de Arte Libertario No. 183.
Toluca, México.
MÉXICO.

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