jueves, 27 de octubre de 2016

CLAVELES, Felipe Garrido (La Jornada Semanal, en la columna Mentiras Transparentes)

Mentiras Transparentes

Claveles

Llena de claveles le pareció el alba. Como si le hubieran brotado, más allá de las casas que había del otro lado de la calle y ocupaban casi toda la ventana. Estaba despertando, transida de dolores: los brazos, la cabeza, la cintura... el pecho, la espalda que se le había ido curvando sin que ella se diera cuenta. Cerró de nuevo los ojos. Pensó en su marido, muerto largo tiempo atrás. Pero hizo a un lado ese recuerdo. Otro hombre ocupó su memoria; no se había atrevido a seguirlo y ahora aquello le dolía. Sintió que de sus ojos brotaban claveles de sangre. “¿Por qué –pensó– te perdí por siempre aquella mañana?” Una sola vez la había besado. Recordó sus labios, de musgo y amapolas; recordó las manos que estrujaron sus pechos. Quisiera morder ahora su boca ensangrentada. “Qué haré yo –pensó–, rodeada de la aurora y con el alma llena de noche.” Volvió a recordarlo, abrió los ojos, se levantó arrebatada por la pasión de una niña recién enamorada.

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