Rubén Medina, catedrático de la Universidad de Wisconsin, viene esta semana a dar a conocer el libro Perros habitados por las voces del desierto, antología del movimiento literario del que fue fundador. Dice que la obra debió aparecer hace 10 años, pero es que en México, acusa, al contrario de lo ocurrido en el extranjero, “el ninguneo sigue”. En 450 páginas, el volumen de Aldus reúne a 19 poetas, quienes “cohesionan, y participan en él hasta la fecha, para seguir manteniendo la misma posición ética del movimiento”.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Casi 40 años después de su inicio como movimiento literario hecho en México, el infrarrealismo resurge con la compilación poética Perros habitados por las voces del desierto (editorial ALDVS), una antología realizada por Rubén Medina, catedrático de la Universidad de Wisconsin.
Este, con otro fundador, José Peguero, presentará el volumen el próximo martes 27 en la librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica a las 21 horas, y el miércoles 28 con miembros del movimiento en el Museo Universitario del Chopo de la UNAM en una Fiesta con Lectura de Poemas y tocada de Rock, Cine y Conversaciones, a las 20 horas.
Medina, quien dirige la Facultad de Letras Hispánicas de esa universidad desde 1991, tomó el título para su volumen de un poema de Mario Santiago Papasquiaro, nombre artístico de José Alfredo Zendejas Pineda (Mixcoac, México, DF, 24 de diciembre de 1953-10 de enero de 1998) extraído del sitio de nacimiento de José Revueltas, admirado por los “infras” de ayer y hoy.
Con el internacionalmente conocido Roberto Bolaño (Santiago de Chile, 28 de abril de 1953-Barcelona, 15 de julio de 2003) Santiago conforma la dupla de escritores “infra” más sobresalientes de la veintena original.
“Esta antología debió haber salido hace una década. Contiene 430 páginas, o sea que corresponden de 20 a 30 por poeta. Estoy muy contento de ir a presentarla cuando todo mundo se la ha pasado hablando del infrarrealismo sin realmente saber qué es, ni de conocer a sus escritores. Como académico siento que hay una desproporción entre la atención que han recibido Mario Santiago, Roberto Bolaño y el infrarrealismo fuera de México, por ejemplo en Argentina, en Chile, en Perú, en Estados Unidos, en Italia, en Francia, y lo desproporcionado que es en México, donde sigue el silencio, el ninguneo a los ‘infra’, etcétera.”
¿De parte de quién? Nadie en especial, ataja, “pero básicamente son los grupos de poder que han hecho una guerra de baja intensidad contra el infrarrealismo desde finales de los años setenta y no pueden perdonar que Santiago y particularmente Bolaño se hayan convertido en figuras importantísimas en la literatura mundial”.
Si para el escritor Jorge Volpi el infrarrealismo nunca fue en sí mismo un movimiento literario (ver http://es.wikipedia.org/wiki/Infrarrealismo), Medina sostiene que aquella discusión está fuera de lugar (“mira, cuando tengas tiempo, lee mi introducción y ahí mismo le contesto a Volpi”).
La introducción de Medina es extensa. En alrededor de 60 páginas traza aspectos fundamentales del movimiento “con posiciones de mantener una cierta marginalidad y cohesión”, amén de marcar un doble trayecto de “infras” que se quedaron en México y quienes, como él, emigraron. Vía telefónica desde la Unión Americana, con voz pausada expone:
“Lo que sí resulta interesante es que el infrarrealismo sigue funcionando como grupo luego de los años ochenta, movido entonces fundamentalmente por Mario Santiago. Este libro con 19 poetas enlistados incluye a los que a mi juicio cohesionan y participan en él hasta la fecha, para seguir manteniendo la misma posición ética del movimiento infrarrealista.
“¿Cuál es la ética mantenida por los ‘infras’ frente al poder opresor? Seguir vivos. Creo que Roberto Bolaño lo decía muy bien en varios textos (además de su Manifiesto infrarrealista): la opción nuestra como jóvenes era básicamente entre convertirse en un hijo de puta o seguir vivo, ¿me entiendes? No terminar cooptado por el sistema, sino seguir escribiendo, vivir la poesía.
“Los ‘infras’ siempre nos negaremos a integrarnos a los grupos de poder literario, no buscamos el beneficio personal para escribir ni cultivar amistades para recibir beneficios de premios o publicaciones. Lo que queremos es otra forma de explorar el ser poetas y escritores, ajenos a los términos en cómo esto sigue sucediendo oficialmente en México.”
Una tercera parte de los poemas incluidos se publica por primera ocasión, apunta. Hay totalmente inéditos de Claudia Kerik, Guadalupe Pita Ochoa, Esteban Harrington, “o los de Rafael Catana, que como cantautor no sólo escribe canciones sino también poemas y está por sacar un poemario suyo”; Cuauhtémoc Méndez o Pedro Damián, “quien es bastante prolífico”.
Silencios, alteraciones
No se trata de una antología estrictamente histórica en el sentido de que hay que meter a cada uno de los que fueron miembros o quienes estuvieran temporalmente ligados al infrarrealismo. Reafirmar la vigencia actual del movimiento, “he ahí la cuestión”, explica Rubén Medina.
No incluye a Darío Galicia (“a quien el grupo admira muchísimo, y en un par de ocasiones lo publicamos en revistas ‘infras’”). Pero una ausencia notable es la de José Vicente Anaya, “quien se separa del movimiento a finales de 1976 y después no tuvo nada que ver con el infrarrealismo”. Ambas razones las desmiente Anaya (véase recuadro).
Tampoco incluye a varias poetas que estuvieron cercanas con “infras” hasta 1975, como Kyra Galván, Lisa Johnson, y Vera Larrosa. Ni Lorena de la Rocha, “quien fue a dos tres reuniones y después nunca se vincula al grupo”. Además del propio Medina antologado, leemos algunos versos del grupo fundador con José Peguero, Mara Larrosa, Bruno Montané, Cuauhtémoc Méndez; Roberto Bolaño y Mario Santiago Papasquiaro.
“También hay varios poetas ‘infras’ que no fueron incluidos en las publicaciones que hicimos a finales de los setenta: Juan Esteban Harrington, Guadalupe Pita Ochoa, José Rosas Ribeyro y Claudia Kérik. Después aparecen Pedro Damián Bautista y Edgar Artaud Jarry, poetas que se vinculan a finales de los setenta, más los que llegan en los ochentas: Mario Raúl Guzmán, Óscar Altamirano y el cantor rupestre Rafael Catana.
“Nos oponemos a cualquier forma de poder. No se trata de crear nichos de poderío, porque termina uno interesado en sólo preservar su coto de poder y eso lo vimos desde los años setenta, a mí en lo personal no me ha gustado tener ni títulos, ni fans. Lo que creemos es que si los jóvenes gustan de nuestra poesía, ellos mismos harán la suya.”
Medina nació en agosto de 1955 en la Ciudad de México. Salió de la capital en 1978 rumbo a California, donde realizó trabajos con las comunidades negras y chicanas, concluyó un doctorado en la Universidad de San Diego por 1990 y permaneció 12 años en el Centro de Estudios Chicanos de la Universidad de Wisconsin. Sigue escribiendo poesía y hace traducciones (en Aldus Una tribu de salvajes improvisando a las puertas del infierno, 16 poetas beat con la segunda generación que incluye mujeres, dos años atrás).
En 1999, El Colegio de México le publicó su estudio Autor, autoridad y autorización de escritura y poética de Octavio Paz, “libro que ha llamado la atención fuera de México y buenas reseñas en la academia de Estados Unidos, pero en México, tú bien lo sabes, es el ninguneo, y atreverse a criticar a Octavio Paz es realmente algo que la cultura oficial y los académicos ligados a Paz no nos perdonan, entonces no ha tenido la distribución que debería”.
Hacia 1985, Rafael Catana presentó a Mario Santiago y Pedro Damián con músicos del movimiento de rock rupestre.
Tras la muerte de Rockdrigo González en los sismos de septiembre, poetas infrarrealistas participaron en tocadas por el cantautor en el Teatro Reforma del IMSS, invitados por el recién desaparecido actor Iván Guzmán (hermano de Mario Raúl Guzmán), quien durante aquella época sostenía una relación amistosa con la madre de la intérprete rupestre Nina Galindo, la actriz Martha Ofelia Galindo. Durante su lectura, Mario Raúl encendió un cigarro de mariguana sobre el escenario para escándalo de las autoridades del recinto.
Entrevistado aparte, Mario Raúl recalca a este reportero:
“Aún no tengo el libro de Rubén Medina, pero como es una antología ‘infra’ por lo tanto va a haber bronca. Yo hice (con Rebeca López en 2008) la de Jeta de santo. Antología poética 1974-1997 para el Fondo de Cultura Económica con 161 poemas de Mario Santiago que incluso no fue valorada por los propios ‘infras’, nadie escribió nada al respecto hasta que vino Gabriel Zaid y lanzó una andanada de críticas.
“Luego salió otra onda en editorial Almadía de Luis Felipe Fabre, Arte & basura. Una antología poética de Mario Santiago Papasquiaro (2012), y también Said arremetió contra él, contra mí y contra Mario Santiago de una manera muy… Yo tengo argumentos para rebatir a Said y voy a publicarlos con mi texto en la revista La zorra vuelve al gallinero que estoy preparando para su próxima edición y contestarle…”
(ver en octubre 2013 en Letras Libres http://www.letraslibres.com/blogs/articulos-recientes/no-me-rescates-compadre).
Hasta el cierre, Mario Raúl no conocía la antología Perros… “ni sé los criterios que Medina siguió para la selección”, no obstante, ejemplifica:
“José Vicente Anaya está fuera de la antología (lo cual me parece bien), aunque otros jóvenes infrarrealistas que están jalando con fuerza fueron excluidos. Yo le sugerí a Rubén incluir a Catana y siguió mi consejo.”
En las dos presentaciones actuarán Catana y su grupo Bandidos, con Armando Rosas, ambos figuras de la trilogía Rupestre (el libro, el cancionero y el documental) producida recientemente por Jorge Pantoja, además de estampas del llamado “cine infrarrealista”.