viernes, 23 de agosto de 2013

MIRADAS, Benjamín Adolfo Araujo Mondragón

Miradas
A veces, muy de vez en cuando
miro tus ojos resplandecer;
son tus alegrías como luceros
que confirman luz a mi alma
y esperanzas al futuro.
Pero cuando miras,
con los ojos de siempre
ojos de tristeza o amargura
y displacer, prefiero callar
y morir lentamente pues
no hay nada en mi alma
para imaginar o creer…

Miro tu mirada, tus ojos azules
que ven con resplandor
a los míos, y les comunican
vida y esperanza, ganas
de ser, de amar, de sufrir,
de caminar, de estar,
de ser y de soñar…

Mírame bien, con calma,
mírame con el alma,
date cuenta que mi espíritu te quiere,
que te adora y que te añora desde siempre;
mírame con el corazón en la mano,
mírame con el corazón en los ojos:
¡Mírame! ¡Mírame! Mía serás…

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