Iguales a los ríos
He soñado contigo de modo galopante,
de modo galopante e invisible
y en el sueño vestías de transparentes sedas
y era verano y sol, sequedad y madera.
Pero soplaba el viento desde el mar y se abría
a partir de nosotros, a lomos de un silencio de ebriedad ya furioso.
Nuestros cuerpos mojaban sus sitios de ardua prisa
en su carrera insigne al borde de las olas.
Y tu cuerpo y el mío latían y chocaban
contra el raudo torrente del aire y avanzaban
en la cabalgadura común, corcel airado
llevándonos a un tiempo huérfano de sentido.
Solamente las aguas nos daban el anclaje
íntimo de sabernos corrientes y vitales
iguales a los ríos que recorren los bosques
y vienen de las rocas que recogen las lluvias.
Cual Baco enardecido por el amor de Ariadna
siguiéndola en los reinos volubles de Neptuno
así se precipitan nuestros cuerpos de agua
henchidos de un transcurso de pasión y de nada.
Amilcar Luis Blanco ("Baco y Ariadna" por Guido Reni)
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