MEMORIA
El gorro de piel en mi cabeza es muy suave,
Tal vez es la piel de un rey del bosque.
¿Cuántos conejos -dime- despellejaron
Para que yo pudiera ponérmelo?
¿Cuántas cosas buenas gasta por mí esta vida?
Sería magnífico que envejeciera rápido.
Tengo en el cuello una espléndida bufanda;
Es un regalo, espero, de una ninfa del agua.
Mi bolsa de ojo de águila mira fijamente
Y el mar rocía perlas en mi corazón.
Y emprendo camino con mis botas altas
De cuero de cocodrilo, mirando
Orgullosa a mi alrededor doy el primer paso.
Todos los días lleno lo que falta y me preocupo,
Oh, Dios mío, ¡qué traviesa soy!
Oh, Dios mío, la vida sigue enterrando
Todas las cosas muertas en mi cuerpo diminuto.
Y emprendo camino con mis botas altas
De cuero de cocodrilo, mirando
Orgullosa a mi alrededor doy el primer paso.
Todos los días lleno lo que falta y me preocupo,
Oh, Dios mío, ¡qué traviesa soy!
Oh, Dios mío, la vida sigue enterrando
Todas las cosas muertas en mi cuerpo diminuto.
Khosiyat Rustamova- Uzbekistán
Traducción: Nicolás Suescún
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KHOSIYAT RUSTAMOVA nació el 21 de marzo de 1971 en la región de Namangan, Uzbekistán. Es una de las voces brillantes de la poesía contemporánea de Uzbekistán. Graduada de la Universidad Nacional de Uzbekistán, ha publicado muchas colecciones de poesías incluyendo Una casa en el cielo; Rescate; y Una pared. Escribe acerca del amor, los sentimientos, como una cuestión de vida o muerte. Es miembro de la Asociación de Escritores de Uzbekistán. Fue premiada con la medalla “Shuhrat” (Fama). Al decir de su traductor al inglés el poeta uzbeco Azam Abidov: “Los versos de Khosiyat Rustamova son resaltables por su profundidad intelectual, su desesperación y modestia. Su valor artístico es rico en color. Sus versos fluyen de las capas más profundas de su corazón”. Alguna vez escribió: ¡Vida! Si no te acuerdas de mí/ La muerte nunca sabrá de mi existencia/ ¡Dios mío! ¿La muerte se olvida de alguna creación? Si es así, eso es literatura. Si es así, eso es poesía. De repente lágrimas acuden a tus ojos. Tratarás de consolarte a ti mismo…”
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