Casa Propia, Antología poética (1985-2010), de Flor Cecilia
Reyes.
UNA CASA DE PUERTAS ABIERTAS
Benjamín A. Araujo M.
Cabe muy bien mirar de frente y tener la mente
despejada, luego de leer a Flor Cecilia Reyes. Su lectura consigue eso y más:
hace nacer en los corazones lectores una sed de cosas buenas y un deseo de
estar bien y de buenas con el mundo.
A Flor tengo la fortuna de conocerle
hace ya muchas décadas. Y nuestra amistad ha carecido de tropezones o piedras
en el camino; por el contrario se encuentra llena de paz y cosas buenas, aún en
los peores momentos –inevitables- al grado de que yo pudiera decir que esa
amistad, como la poesía de Flor, está llena de higueras como en sus libros su
decir y cantar.
A contraposición de lo que pudiera pensarse, por su
nombre y trayectoria personales, Flor Cecilia Reyes no es inclasificable, ni
inaprehensible, ni difícil –como lo pudiera hacer creer el nombre de su primer
libro Átopos-, sino todo lo contrario.
Se trata de una poesía legible, directa, breve –acaso demasiado breve- al grado
de haber llevado a Eduardo Casar en el estupendo y atinado prólogo de este
libro a decir: “Flor Cecilia Reyes ha cincelado con paciencia de miniaturista el
árbol de la vida que hoy está en nuestras manos. Hay que dejar que se entrometa
lenta pero seguramente, de una manera grave pero estable en nuestra vida para
amplificarla”.
Casa
propia, ubicado en la
Colección Summa de Días del Consejo
Editorial de la Administración Pública Estatal, que encabeza el ingeniero
Agustín Gasca Pliego, está dividido en seis estancias y logra ser un todo
coherente, muy coherente, a lo largo de sus 263 páginas. Se trata de una bella
edición, cuidada por la autora con auxilio de Christian Ordoñez y con el
concepto editorial de Félix Suárez, Hugo Ortiz y Juan Carlos Cué.
Cabe anotar aquí Casa propia tiene un nombre muy adecuado para este libro antológico
y ello es por tres razones fundamentales: 1. La poesía de Flor Cecilia Reyes
Cruz es única, personal e imposible de confundir; 2. Esta palabra logra atrapar
al lector y hacerlo sentirse bien “como
en casa”; y 3. La flor-poética tiene mucho de autobiográfico y consigue
crear instancias como las de un hogar propio para cada cosa.
En los seis libros que ha publicado
esta autora, contenidos en esta antología, -Átopos,
Cerro de Magueyes, Derrumbes, Como una luz callada, Cántaro
sonoro y Péndulo- Flor Cecilia ha
querido conjuntar de alguna manera su trabajo creativo que abarca los primeros
veinticinco años de su poética, y consigue con mucha fuerza hacer generosa
huella; de tal manera que ha logrado trascender fronteras de todo tipo y
colocarle en el sitio de honor que le corresponde.
Contra
todo pronóstico podemos pasar a esta Casa
propia, que es casa abierta para todos los lectores, sin temor de que
seremos acusados de “allanamiento de morada”; insisto, es casa abierta y Flor
Cecilia nos pide que pasemos, página a página.
Gracias,
Benjamín A. Araujo M.
Librería
Carámbano, Metepec, Méx., 5 de febrero de 2014.
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