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La literatura de Franz Kafka
es peculiar, ambigua y de difícil acceso. Sin embargo ese estilo nunca salió de
ser importante, aún hoy, a 91 años de su muerte.
La literatura de Franz Kafka es peculiar, ambigua y de difícil acceso. erte.
La
metamorfosis, de 1912, quizá sea el relato más
famoso de Kafka. La historia del joven Gregorio Samsa, que un día amanece
convertido en un enorme insecto, es un texto inquietante y escalofriante sobre
la vulnerabilidad del hombre y su posición precaria en el mundo, que, de la
noche a la mañana, lo convierte en una persona marginada.
El poder del texto
Pero, ¿por qué Kafka decidió contar su historia de forma tan enigmática? ¿No la pudo haber escrito de forma más “realista” o “creíble”? Muchos de sus lectores contemporáneos se llegaron a molestar con el carácter misterioso de su literatura, lo cual, en vida, le impidió ser reconocido por un público amplio.
Pero, ¿por qué Kafka decidió contar su historia de forma tan enigmática? ¿No la pudo haber escrito de forma más “realista” o “creíble”? Muchos de sus lectores contemporáneos se llegaron a molestar con el carácter misterioso de su literatura, lo cual, en vida, le impidió ser reconocido por un público amplio.
El germanista Thomas Anz, de la
Universidad de Marburgo, lo describe como un grandioso poeta de lo absurdo. El
experto cree que la literatura cerrada y enigmática de Kafka es un reflejo de
lo absurdamente enmarañado de las autoridades, de los superiores y, sobre todo,
de las instancias estatales a las que se enfrentan sus figuras.
En libros como El proceso o La
colonia penitenciaria, el autor describe la impotencia del individuo ante
un poder anónimo. A este tipo de situación de desamparo, una experiencia
central de la sociedad moderna de masas, se la conoce como “kafkiana”.
El terror de la modernidad
Según el germanista Michael Braun, director del departamento de literatura de la Fundación Konrad Adenauer, los textos de Kafka expresan el nerviosismo de su tiempo ante el fenómeno de la modernización. El crecimiento de las ciudades, nuevos medios de transporte como el ferrocarril y el automóvil, nuevas técnicas de producción y un Estado hipertrofiado preocupaban a las personas. Braun asegura que esa inquietud aún se puede observar hoy en día.
“Por eso, Kafka muchas veces es
considerado como un profeta: una persona que, alrededor del año de 1900,
anticipó lo que a partir de mediados del siglo XX se volvió realidad, como el
hombre que es controlado constantemente, pero también el hombre torturado, dice
Braun y agrega que el libro “La colonia penitenciaria” de Kafka, por
ejemplo, tiene muchas similitudes con la realidad en la cárcel de Guantánamo.
Una ambigüedad atractiva
Michael Braun explica que, además, la ambigüedad de su literatura resulta de su identidad polifacética, que, en sí misma, ya era un fenómeno de la modernidad. “Kafka fue judío, abogado y autor. Venía de Praga, era checo y alemán. No será posible encontrar una identidad clara de Kafka en medio de todo este caos de identidades”. Sin embargo, añade Braun, “precisamente eso es lo que hace tan atractiva a la literatura de Kafka”.
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