jueves, 4 de junio de 2015

TOLUQUEÑA, Manuel López de la Parra



TOLUQUEÑA

Toluqueña, de voz tierna y continente provinciano, permite que te loe en prosa. Días ha que te veo, como nunca te vi. Toluqueña, de mejillas sonrosadas y ojos ávidos de captar el paisaje que simboliza el pebetero eterno del terruño, y que vas y vienes, como en sueños, no hay razones que puedan derribar la firmeza de tu animo y amargar la dulzura de tu discreta condición.

Toluqueña, de andar provocativo, que te arrebujas en el palio color de rosa de la esencia de la provincia, y que exhibes tu palmito en la luminosidad de los portales de tu esbelta ciudad capital, que te acoge gozosa y acaricia tu semblante inmaculado, espejo clarísimo de tu alma, en donde se asoma la patria morena y mestiza.

Toluqueña, de largos cabellos brunos que adornas con flores silvestres cortados en el rosicler de la aurora. Toluqueña, de manos marfilinas y tersas que son el bálsamo que templa los ardores de la sangre, escucha estas palabras que intentan traducir mis pensamientos que hierven bajo el sol sereno de tu tierra como espuma de alegre anacreóntica.

Toluqueña, de rítmicos y ligeros movimientos que lucen la galanía de tu sensibilidad. El garbo, el despeje, la gentileza y bizarría son tus atributos, eres graciosas por tus melindres y ternuras, por tu imaginación y simpatía. Eres graciosa por el desenfado de tus acciones, por el color de tus matices y porque representas un ente de delicadas voces y la merced más original en los seres y las cosas.
Toluqueña, de ojos bonitos, que te distingue el gracejo espiritual en tus movimientos y palabras llenas de simpatía, de ligereza, de noble distinción. Toluqueña, mozuela de tez blanca o morena, de charla de extraordinario placer. Toluqueña, de acento dulce en donde campea una naturalidad encantadora, escucha el susurro de estas imágenes que pretenden captar tu idiosincrasia elegante.

Toluqueña que prohíjas una coquetería ingenua y sin fondo que tan bien sienta a las mujeres guapas, que cuando ríes, todo el semblante se te ilumina de júbilo, y tus ojos negros, aterciopelados e inteligentes, dicen a un tiempo picardía y bondad.
Toluqueña, que pones tu alma en la flor de tus labios y que tu hermosura singular, fascina y subyuga. Toluqueña, la del soplo de gracia creadora, la que derrocha ternura, la que es fuerte por el espíritu, la que puede amar a sus semejantes y a todas las cosas creadas, y aún le sobra fuerza para encenderse en el fuego de la naturaleza divina.

Toluqueña, en ti permanece la humanidad, embellecida por la distancia y el recuerdo. Toluqueña, que sabes infundir el amor a la patria, el amor y la fe de la estirpe porque la patria temporal es la imagen de la patria eterna…
Toluqueña, figura señera de mi provincia, permite que te loe en prosa, porque tú, de cualquier estrato social de que formes parte, personificas el secreto de la belleza y el frío de las madrugadas de tu solar natal, se ruborizan tus mejillas y concibes la doctrina generosa de los ánimos memorables de la grandeza de tu ciudad… Conserva en tu s manos este manojo de geranios y claveles que encarnan la superioridad de tu espíritu y la nobleza de tu alma.
Manuel López de la Parra/Acuarelas/1976

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