Una curiosidad histórica: ""Montezuma"" de Vivaldi"
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El telón está por caer; la escena es intensa. Montezuma y Mitrena quieren matar a Fernando Cortés. Asprano y Teutile lo impiden. Fernando los perdona y propone devolver el trono a cambio de dejar a Ramiro que despose a Teutile. Montezuma conmovido acepta. Cae el telón mientras se escucha un coro de alegría acompañado por las notas barrocas de uno de los principales compositores del settecento veneciano: Antonio Vivaldi.
¿Qué pudo haber motivado a varios compositores del siglo XVIII a realizar obras referentes a la conquista de México y particularmente sobre Moctezuma? Sin juzgar la responsabilidad moral, histórica, política y social de los protagonistas indios y españoles, así como las implicaciones económicas y políticas de la conquista, es innegable que el triunfo de Cortés fue una hazaña épica, sólo equiparable a los cantares de gesta españoles, que años antes habían glorificado las acciones militares y la ""guerra santa"" de los reinos españoles en contra los infieles moros.
Los personajes, situaciones y escenarios que envolvieron a la conquista de México, conocidos en Europa através de las crónicas y relatos escritos durante los siglos XVI y XVII, desataron la imaginación de los artistas. En el caso de la música, el imaginario de la conquista permitió a Vivaldi -y posteriormente a Federico II el grande- crear un drama épico, a partir de uno de los géneros musicales más comunes del siglo XVIII: la ópera.
El 14 de noviembre de 1733, en el teatro Sant'Angelo de Venecia, se estrenó la óperaMontezuma. Para ese año, Vivaldi había compuesto lo mejor de su obra: los doce Concerto grosso del L'estro Armónico (1711); los conciertos para violín de su obra Il cimento dell'armonia e dell'inventione (1725) -de los cuáles se hicieron mundialmente famosas Las cuatro estaciones- y los veinte conciertos para violín de la obra La Cetra (1727-1728), además de una gran cantidad de óperas -llegó a producir aproximadamente cuarenta.
Sobre un libreto de Girolamo Giuisti, Montezuma de Antonio Vivaldi pertenece al género de la ópera seria; es un drama histórico en tres actos que contrasta con el resto de la producción operística del settecento veneciano. Carece de situaciones vodevilescas y amores contrariados pero no renuncia a manejar el amor como un elemento importante en el desarrollo histórico; el descenlace también es diferente: cuando la muerte se cierne sobre Montezuma, su familia y su pueblo, diversas circunstancias permiten evadir la tragedia final.
Si bien el argumento muestra una visión alejada de la realidad -con algunos matices de veracidad-, se advierte una profunda reflexión y crítica sobre conceptos debatidos en Europa a partir de la conquista de México: la barbarie versus la civilización; la responsabilidad moral e histórica de Cortés frente a sus actos; el mestizaje, la superioridad española, la naturaleza de los indios.
Los personajes que intervienen en la obra son seis; cada uno muestra un perfil psicológico perfectamente delineado; y como en las tragedias griegas, la participación del oráculo es fundamental.
Montezuma, emperador de México, es un rey abrumado por la derrota ante los españoles; abandonado por los dioses, su última preocupación es la suerte que correrán su esposa Mitrena y su hija Teutile.
""Estoy vencido, Dioses eternos. En un solo día, han muerto todo el esplendor de mis fastos y la alta gloria del México valeroso. Incluso el infalible uso de los encantamientos ha fracasado, y parece que el Cielo ha desviado su atención y no se interesa ni por mis penas ni por mis suspiros, que llenan el universo"".
Mitrena, esposa de Montezuma representa la voz de la razón. Justifica moralmente la conquista al considerar que el pueblo del sol ha vivido en la barbarie y reconoce en los españoles los rasgos de una sociedad civilizada.
""Esta vasta región aún vivía en la sombra, oscura y primitiva, fuera del mundo, desconocida, olvidada. Todos los espíritus estaban sumergidos en mil errores de culto y de costumbres; estaban lejos las reglas de la civilización y de toda cultura. Era necesario que un día estas tinieblas se abrieran a la claridad"".
Fernando (Hernán Cortés) es presentado como un soldado ávido de gloria, que lucha por su dios y por su rey, y partiendo de su fidelidad hacia ellos, todas sus acciones estarán justificadas en su conciencia. Para Fernando, Montezuma no es, ni ha sido un buen gobernante, no concibe una cultura que rinda culto a los dioses ofreciendo sacrificios humanos.
Asprano, jefe de los ejércitos mexicanos es el último punto de enlace entre el México que nace de la conquista y el viejo esplendor del imperio azteca. Valiente guerrero, sabe que la consigna es vencer o morir. La fusión de ""su"" mundo con un universo extraño y ajeno a él, es incomprensible. Asprano puede ser la personificación de Cuauhtémoc.
""Aunque el dominio real se ha acabado, no desespero de reunir un gran número de armas y soldados, y así atormentar todavía a esos cristianos. Cien piraguas y otras tantas canoas siempre dependen de una sola palabra de mi boca"".
Teutile, hija de Montezuma, y Ramiro, hermano de Fernando, simbolizan el nacimiento de la nueva sociedad. Ambos se aman, pero consideran imposible la realización de su amor. Fernando llega a dudar de la lealtad de su Ramiro, quien está dispuesto a sacrificar su amor por Teutile. Ésta a su vez, sabe que primero está el honor de su raza. Sin embargo, muy diferente a la realidad de la conquista, el amor supera la concepción que españoles e indios tienen sobre la civilización española e indígena.
Fiel a la historia, en la ópera de Vivaldi los españoles triunfan pero en un gesto de ""magnanimidad"", Cortés ofrece a Montezuma, la paz, el perdón y su trono, a cambio de que reconozca al rey español como su soberano y al dios cristiano como el único, lealtad que será sellada si Montezuma acepta que Teutile contraiga matrimonio con Ramiro. El emperador derrotado acepta y la obra finaliza.
Europa siempre vio con imaginación al nuevo continente. Desde el siglo XVI, el Nuevo Mundo se presentó idóneo para las utopías y los sueños. Vastas regiones se abrieron para la historia de la humanidad. Había que escribir de ellas línea por línea. Los europeos tardaron siglos en concebir lo que significaba América. Mientras la realidad se hacía presente, leyendas y mitos cobraron veracidad ante sus oídos.
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