lunes, 17 de diciembre de 2012

JUANA DE IBARBOROU; POETA URUGUAYA


JUANA DE IBARBOROU,
POETA URUGUAYA
Se cuenta que hacia versos su hijo sin mas pretensiones que su satisfacción interior. Pero que un día cayeron algunas de aquellas composiciones en manos del medico que atendía al pequeño, y que el medico fue quien convenció a la joven poetisa de la calidad de su obra y de la necesidad de publicarla.
También existen otras versiones sobre los inicios de su lírica, mas lo realmente cierto es que ella fue una predestinada, una elegida por la poesía para que caminara con ella.
¿Que es esto? ¡Prodigio! Mis manos florecen
Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen.
Mi amante besóme las manos y en ellas,
¡OH, Gracia! Brotaron rosas como estrellas
Su voz era clara, sencilla, diáfana, espontánea, esta poblada de fantasía y vivencias, de amor al terruño que la vio nacer un 8 de marzo de 1895 ( tu sol va creciendo, Melo, mi dulce madre ), de notas alegres que se van tornando grises con el correr del tiempo, de cariño a la ciudad que la cobija para siempre.
Montevideo, Montevideo, 
Perla del sur,
Con tus pinares y tus playas,
Y tu costas azul ¡
De gratitud a sus congénere de todo el continente a quienes conquista de inmediato con su trilogía de plata “lenguas de Diamante” (1919), “El Cántaro Fresco” (1920) y “Raíz Salvaje (1922). 
Por eso el 10 de agosto de 1929 se le rinde un apoteósico homenaje en el Palacio Legislativo al que asisten mas de 10.000 compatriotas y delegados de 20 países consagrándola, Alfonso Reyes solemnemente como:
“JUANA DE AMERICA”
En los siguientes términos:
“Y Juana en el norte, Juana en el sur, en el este y el oeste, por todas partes fueron cayendo las palabras. Juana donde se dice poesía y Juana donde se dice mujer. Juana en todo sitio de América donde hace falta un aliento. Juana en las fiestas de la razón ye en el luto de los corazones”
Coronada reina, uno de sus contemporáneos relata que la frágil belleza uruguaya de tan amplio registro, sale, cual nueva Minerva, en medio de la admiración del publico escoltada por cuatro coraceros de la Guardia Republicana, uno de los cuales temblando musita: Señora, No querría repartir entre nosotros las violetas que le quedan?, y que Juana con una sonrisa hizo cuatro ramilletes distribuyéndolos entre sus escoltas.
Años más tarde, continúa Dora Isella Russell, la misma persona a que se hace referencia llama a la puerta de la casa con una solicitud intima : “Iba a casarse y quería que la poeta diera autenticidad al regalo de bodas que destinaba a su novia, encerradas en un cofrecito de cristal estaban las violetas secas del 10 de agosto de 1929…
Una de las facetas menos divulgadas (exceptuando al Uruguay y la Argentina) es que la que apunta a la infancia a la que canta en prosa y verso en “Chico Carlo” (Un volumen de cuentos editado en 1944) en su Epistolario (1927) y en sus dos libros de teatro para niños “Punqui y los sueños de Natacha” en cuya pieza del mismo nombre podemos leer parlamentos plenos de colorido y gracia.
“El gallito (batiendo las alas) – Cocorocó, me has hecho caer del paraíso, patito pekinés.
Soñaban que diez gallinitas andaban alrededor mío disputándose mis miradas y que el sueño estaba lleno de granos de maíz. ¡Ay que pena que nunca sean verdad los sueños!
Su lirismo para los más pequeños es menudo y apropiado para juegos o rondas cuando dice:
La loba, la loba
Le compró al lobito
Un calzón de seda
Y un gorro bonito.
La loba, la loba
Salió de paseo
Con su traje rico
Y su hijo feo.
“Es una mujer vibrante y encendida lo que canta, la que nos encanta “sostiene Luís Alberto Sánchez, y en efecto, las imágenes abundan, ya sea en el verso o en la prosa poemática:
¡Que bonito es, en el verano la sombra de los parrales! Tienen una tonalidad verdosa como de agua, que hace pensar en el regazo de un río. Y es tan compacta, que solo a ratos, cuando un poco de viento separa un poco las hojas, deja caer al suelo, como perdida, una temblorosa moneda de sol.
Su aproximación a la naturaleza es evidente, siente añoranzas por el campo, por la vida simple, provinciana, en donde se aprecia en toda su magnificencia el color y el aroma de árboles y frutos como el naranjo,
Que en agosto semeja el oro
Y en diciembre de azahares blanquea.
O del paisaje:
Del pozo, de modo que se refleja precisamente en el centro de la oblea negra del agua. Aprovechando su claridad el jardinero prefiere regar las plantas a esa hora…
“Se va andando, se va sufriendo, se va cantando…” expresa…
¡Verde camino de álamos
Que es lo que hablan tus copas?
Todo el día cuchichean
Unas con otras las hojas…
“Juana de Ibarbourou nació a orillas del río Tacuarí, sus padres, descendientes de antiguos servidores de la Independencia, tenían casa en Melo, campos en Cerro Largo, donde se pobló para siempre el alma de árboles y pájaros”.
Su padre, (Vicente Hernández) era gallego y su madre (Valentina Morales) oriunda del distrito, los cuales se casan en 1880, tienen varios hijos pero sobreviven nada mas que Juana y una hermana pues los otros fallecen de cortos años.
Juana va a la escuela pública pero no sobresale como alumna; mas que los estudios se siente atraída por otros elementos.
Juana, como los antiguos ama el fuego, el viento, el agua, concediéndoles alma y forma, destino y pasión.
Llueve…Espera, no duermas,
Estate atento a lo que dice el viento
Y a lo que dice el agua que golpea
Con sus dedos menudos en los vidrios.
Uno de sus poemas más bellos, seguramente, es “LA HIGUERA”, el único árbol Que da dos frutos anualmente en sus ganchos con su característico tono plomizo que a veces ni vemos, mas preocupados de situaciones contingentes o existenciales que de desentrañar la riqueza que encierra el alma humana o Natura.
Porque es áspera y fea
Porque todas sus ramas son grises,
Yo le tengo piedad a la higuera.
En mi quinta hay cien árboles bellos:
Ciruelos redondos,
Limoneros rectos
Y naranjos de brotes lustrosos
En las primaveras,
Todos ellos se cubren de flores
En torno a la higuera.
Y la pobre parece tan triste
Con sus gajos torcidos, que nunca
De apretados capullos se viste…
Por eso
Cada ves que yo paso a su lado
Digo, procurando
Hacer dulce y alegre mi acento
- ¡Es la higuera el más bello 
De los árboles todos del huerto! -
Si ella escucha, 
Si comprende el idioma en que hablo,
¡Que dulzura tan honda hará nido
En su alma sensible de árbol!
Y tal vez, a la noche,
Cuando el viento abanique su copa
Embriagada de gozo le cuente
-¡Hoy a mi me dijeron hermosa!-
Nota: La higuera de Juana ya no existe, murió como todo lo que tiene vida en este mundo, pero un día, anterior a esta pena, en una visita, de estudiantes, a la casa museo de la poetiza, a un chico se le ocurrió la travesura de robar un gajo del árbol.
Este gajo germinó y, en algún lugar existe una nueva higuera en el patio de alguna casa de nuestro pueblo…
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La amistad es para ella un símbolo y un don que la acompañara desde la niñez a la tumba, y tanto en su correspondencia desde Miguel de Unamuno cuando en sus memorias personales no olvidara jamás las principales instancias vividas.
“¡Chico Carlo! Fue mi compañero de toda la infancia, mi doble con pantalones, y la agilidad a veces maligna de un gato montes. No se por donde ni adonde se lo llevo la vida. Recuerdo si fina cara morena, su negro y enmarañado cabello, sus ojos crueles. Era un chico despiadado con todos, pero de una áspera ternura para mí. Yo lo adoraba. Nacimos el mismo mes de enero flamígero, nos criamos frente a frente. Su madre, amiga de la mía, solía decir: - “Los casaremos cuando sean grandes” –
…Y Juana – Juanita en adolescencia -, igual que en ciertas películas novelas o cuentos, sostuvo un idílico romance con Lucas (Teniente de un destacamento que acampo en su pueblo) que pronto se convirtió en noviazgo y pronto culminó en el altar.
Fue feliz, muy feliz con el, adosó su apellido a su nombre de pila y se fue cantándole durante años a su amado.
Tómame ahora que aun es temprano,
Y que tengo rica de nardos la mano!
Hoy y no más tarde. Antes que anochezca
Y se vuelva mustia la corola fresca
Hoy, y no mañana…Oh!
Por si no bastara su dicha pagana, en otro de sus poemas, delgada cual hilo de plata, pone énfasis y le declara:
Crecí
Para ti
Tálame. Mi acacia
Implora a tus manos el golpe de gracia
Florí
Para ti
Córtame, Mi lirio
Al nacer dudaba ser flor o ser cirio.
Se abre el capullo y a los 22 años, el 23 de agosto de 1917, da a luz un varón, que habría de llamarse Julio Cesar, al que idolatra y rinde culto guardando en celosas cajitas, recuerdos de la infancia de su hijo, rizos, medallones, juguetes, el primer dibujo, la primera sandalia… 
A partir de 1918 y después de peregrinar por distintos cantones debidos a los cometidos profesionales de su esposo, el matrimonio se radica en Montevideo y Juana goza contemplativamente el oleaje cultivando plantas y flores, a su vástago, el artículo periodístico, el ensayo, la semblanza (Rossevelt, Sarmiento, Martí), cimentando su obra.
La rosa de los vientos 1930
Loores de nuestra Señora 1934
Pérdida 1950
Azor 1953
Canto rodado 1956
Oro y tormenta 1956
Tiempo 1962
Elegía 1966
La pasajera 1967
Honores, condecoraciones, fama, traducciones a varios idiomas, Edición de sus obras completas en España.
Venezuela le otorga la Medalla de Instrucción Publica en 1927, Perú la de Francisco Pizarro, el 35, Bolivia la Orden del Cóndor de los Andes en 1937, Perú de nuevo la distingue en 1938 otorgándole la Orden del Sol, Brasil la Orden del Crucero del Sur en 1945, Bélgica la Cruz del Comendador del Gran Premio Humanitario el 10 de enero de 1946, en el país Azteca obtiene Medalla de Oro y la calidad de Huésped de Honor permanente de la Ciudad de México en abril de 1951, Cuba la honra con la Orden de Carlos Manuel de Céspedes en 1951, dos años más tarde es designada Mujer de las Américas de 1953, se incorpora como miembro de numero a la academia de letras del Uruguay.
Los periodistas, críticos, admiradores y cazadores de autógrafos la acosan, todos quieren saludarla, rendirle homenajes, “Juana de América”, pierde a sus padres y a su conyugue, se va tornando grisácea por el factor tiempo.
“¡Ah, que estoy cansada! Dejadme que duerma, 
Pues como la angustia, la alegría enferma
Que rara ocurrencia decir que estoy triste
Cuanto mas alegre que ahora, me viste?
Descansa
Delicia, delicia de la casa en sombra,
De la casa fresca bajo la canícula,
De la mecedora y el libro en la verde
Penumbra del patio techado de parras,
Donde runrunean avispas golosas
Y toda la siesta canta una cigarra”
Se va haciendo amiga de la soledad que se le acerca, que la rodea, que la desea casi porque la aprecia y la conoce pues crea en momentos de éxtasis y crea apartadas de los demás.
“Cuando queráis pedir un don a la divinidad, pedid dos horas, nada mas que dos horas diarias completamente vuestras, ciento veinte minutos de soledad despierta y absoluta, en el espacio de cada día. Y estad seguros de que recibiréis un don magnifico.
Observad que cuando más menesteroso de espíritu es el individuo mas enemigo es también de la soledad.
El zafio busca compañía, el sabio la rehuye, y la hipocresía, la mentira, la calumnia, nacen de la sociedad de unos con otros, no del aislamiento. La soledad es la verdad completa.
Su lira se apaga a los 84 años el 14 de julio de 1979 victima de un paro cardiaco, pero la belleza idiomática de esta “Fuente Cantarina” que voló de polo a polo será una antorcha encendida que no se extinguirá nunca.
¡Oh, lengua de los cantares!
¡Oh, lengua del Romancero
Te hablo Teresa la mística.
Te hablo el hombre que yo quiero
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La más rica, la más bella,
La altanera, la bizarra,
La que acompaña mejor
Las quejas de la guitarra.
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La de los gritos de guerra
Más osados y más grandes
¡La que es Cantar en España
Y Vidalita en los Andes!


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