El cenit de nuestros juicios
particulares sobre lo que no conocemos
habrá de perseguirnos por leguas
y leguas; hasta que con un rato
de esperanzas veamos el silencio
alumbrar sobre nuestras cabezas.
A tanto mirar el mañana
podremos oscurecer
el pasado; para no recordar
ni saber si ya fuimos
al monte de los desvaríos.
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