Eeva Hannula y las trampas de la percepción
Infancia es destino, afirmó Sigmund Freud hace más de un siglo, y cambió la historia de la conciencia occidental para siempre. En aquel entonces dio a conocer una teoría y una práctica que darían forma al psicoanálisis, donde se puso en duda la percepción del mundo como un sistema coherente, uniforme y dotado de sentido capaz de dar al individuo la certeza de su realidad. Desde entonces, las personas deberán buscar y descubrir en sus experiencias y recuerdos el sentido de su comportamiento y admitir la fragilidad incierta de su sensibilidad.
Originaria de Helsinki, Finlandia, la artista Eeva Hannula, una de las más celebradas creadoras en la escena emergente en el arte europeo, se ha servido de un concepto de esta corriente psicológica: la noción de lo “incierto”, para realizar su trabajo creativo: “Utilizo el concepto de lo incierto de Sigmund Freud para describir mi relación con las imágenes. Al utilizar de manera conjunta lo conocido y lo desconocido, trabajo con sentimientos incompatibles y combinaciones sorprendentes que generan cuestionamientos. La mente, los recuerdos y la experiencia en general son cosas inciertas y contienen muchas de las dimensiones reprimidas e incomprensibles”, explica la artista.
En efecto, lo incierto no sólo hace referencia a lo que no es evidente a nuestra mirada y por ello puede causar temor; también designa aquello que no es creíble, lo asombroso, lo inexplicable, lo raro y lo extraño que nos circunda en el mundo exterior e interior.
Para Eeva Hannula la ausencia de objetividad no es una pérdida. Por el contrario, es el punto de partida de un proceso creativo donde utiliza una combinación de fotografía y material propio de su archivo personal, en el cual cubre, muestra y oculta simultáneamente parte(s) de las imágenes; una metáfora de las experiencias y percepciones reprimidas o incomprensibles: “Los errores de material, las casualidades y la experimentación son esenciales para mi obra. La forma estable de la imagen se fragmenta de muchas maneras al editarla, utilizando prismas, binoculares y haciendo collages.”
En este sentido, el desliz, el azar y la experimentación son esenciales para su obra; la imagen, en sí, es una cuestión incierta situada entre la realidad y la ficción, el lenguaje y el cuerpo. “Mi obra la veo como un intento por alterar la esencia de las cosas y cambiar sus significados tradicionales. Genero contradicciones, creo atmósferas con una combinación de ligereza y pesadumbre”, afirma Hannula, quien recibió en 2013 una beca por parte del Consejo de las Artes de Finlandia y actualmente cursa una maestría en la Escuela de Arte, Diseño y Arquitectura de la Universidad Aalto en Helsinki. Además de ser reconocida como una Artista Destacada 2013, según la revista Foam, ha participado en diversas exposiciones individuales y colectivas.
La estructura de la incertidumbre es su trabajo más celebrado, un conjunto de collages, fotografías, recortes y recuerdos que, unidos, dan forma a un corpus que, por su misma naturaleza, no tiene fin. Ni principio. Es la puesta en marcha de una obra en proceso, inacabada, imperfecta, inconclusa y, por eso mismo, impactante: “Pienso que al re-escribir las imágenes y alterar el lenguaje conocido de la imagen, podemos en realidad volver a ver y sentir a las imágenes en un mundo en donde, por todos lados, encontramos tantas imágenes sin significado. Para mí la imagen es materia incierta ubicada entre lo real y lo ficticio, el lenguaje y el cuerpo.”
A pesar del derrumbe de los grandes discursos de la Historia, el Sujeto y el Arte que embistió a finales del siglo xx, Eeva Hannula recupera y re-crea una estética de la paradoja, de la conflictividad. Se propone, y logra desarrollar, una poética de la contradicción: “Veo a las imágenes como veo a las palabras, que pueden torcerse, mezclarse y combinarse tanto como quieras, aunque para mí la imagen puede ser más táctil que el texto. Las imágenes contienen material que no puede convertirse en palabras y que sólo se experimenta de manera física y emocional. Gestos digitales y físicos, simbología básica y colores monocromáticos se combinan y generan nuevas asociaciones y metáforas con imágenes originales.”
Es necesario destacar la fuerza de las imágenes de esta creadora contemporánea, quien creció y se formó en una de las ciudades europeas más celebradas por su fuerza artística, reconocida hace unos años como Capital Mundial del Diseño: Helsinki. La infancia, los sueños, la libre interpretación y asociación de palabras e ideas, hacen de la obra de Hannula una celebración de la metáfora y sus infinitos significados.
“Experimento las imágenes como poemas que transforman las experiencias en palabras de una manera sorprendente y que no pueden expresarse mediante el lenguaje tradicional. Por eso mis obras son una mezcla de diferentes tipos de imágenes, miradas y épocas.”
La visita a México de Eeva Hannula es una oportunidad extraordinaria para confirmar que existen metáforas más reales que las personas que pasan por la calle, como dijera Fernando Pessoa •
* México, 1973. Escritor, traductor y ensayista egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Actualmente cursa un diplomado en Historia Antigua en la plataforma digital Coursera.
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