pintando en el destello azul de tus pupilas, el universo entero;
temblorosas y convulsas tus pestañas, dudosas se movían,
repliegues de sombras vacías, te ahogaban en su derrotero.
Y llegó el tiempo de morir...
mientras la sombra de tu alma ascendiendo,
derramaba vivencias de profundas raíces.
El silencio del tiempo se congeló,
albergando todo el dolor que tu ausencia traza.
Todo interfiere entre tu partida y mi lágrima...
Una caracola de lluvia se posa en mi pupila,
un haz de luz decapita el azul del cielo,
la eternidad violeta de tu bosquejo, ¡eclosiona!
la muerte inclemente digiere tu sangre,
en noche de raro crepúsculo y humedecidos espejos.
¡Oh! somos tan mucho...Tan Poco...Somos tan nada,
cascadas de dichas, ingrávidos eclipses, furia del alba,
diseñadores del sexo, cascabeles de lluvia,ansia inusitada,
humus sangrante de bocas que besan,muerden,aúllan y aman.
Hoy, las aguas mansas vierten el canto de tu lejanía;
entre los girasoles de mi mente se dora tu dulce recuerdo...
Me olvidé de olvidarte, en este pastizal mundo de agonía,
en mis muslos de mayo, aún existe el calor ardiente de tu cuerpo.
Duérmete mujer de luz, en ese reposo que es la muerte,
déjame digerir las aguas tormentosas de este cruel averno,
mañana es el ayer...Y hoy como ayer para siempre vine a verte,
el sepulcro de tu muerte, amada mía, será... ¡mi amor eterno!
Tato Ospina
DRA
Colombia
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