VAIVÉN DE SUAVES OLAS
En tu cintura camino alzándote para latir al compás del deseo,
no hay más primavera que el alma turbada de nuestro cuerpo,
esta noche en tu estanque seremos juntos dos dalias doradas
en ese vaivén de suaves olas, cautivos y perdidos de mil impulsos.
Te veo en tus bordados espumosos y tus encajes de nata dulce,
te siento como una diosa vestida de ansia, de aire y nada,
una blandura de arcilla y esmalte donde floto y me hundo,
donde disipo mi nimbo desvaído ceñido y fruncido en tu bosque.
¡Ah! qué senos esculpidos, limados y cincelados por labios fluctuantes,
una armadura dorada en su túnica de flores y fuegos de delirios,
no hay más primavera que la seda de tus flancos y su ánfora esbelta,
esta noche nos amamos estirados en un paraíso sin fronteras,
esta noche te culmino un legado en tus vastos surcos hollados,
juntos patearemos sobre el vino espumoso entre rosas y claveles,
me recostaré tendido en tus pechos invadiendo el río de tus juncos,
persisteré demente en tus blancas arenas y tu altar gelatinoso.
No hay más primavera que las rosas mariposas de tus lunares,
ese túnel oculto brillante y ondulante, boscoso y celoso,
ese parque divino tentado y tentador, susurrante en su silencio,
esos pechos péndulos iluminados de clara luna, condecorados de divino,
esos ojos llorones azatados de goce y delirio en lumbres de violetas,
ese cuerpo tuyo desgranando tesoros desvelados y reflejos carmines,
una luna conquistada en sus cinco sentidos de belleza y poesía,
esos nácares de tus pechos despojados de sus velos sedosos.
No hay más primavera que los bazares de tus campos estrellados,
voy a irme a tu urna preso de tu savia de collares y enjambres,
voy a susurrar en tus verdes valles y sus eternas platerías,
no habrá más primavera que tu mirada de cielo y visiones,
esta noche llego hasta la cinta sinuosa de tu púrpura luminosa,
llego hasta las colinas rojosas de tus nubes en su ocaso,
y yo soy tu gaviota blanca que abate el aire libre de tus corceles,
alguien engullido en tu cáliz, desfallecido en caricias en su ultimo suspiro.
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