miércoles, 4 de julio de 2012

De Ignacio Ramírez...

De Ignacio Ramírez, El Nigromante (1818-1879). Entre los papeles inéditos del gran literato, periodista e ideólogo de la Reforma, aparecieron estos versos, defectuosos si se quiere, pero reveladores de su temperamento taciturno y reflexivo; por otra, parte son uno de los escasos testimonios literarios de su estancia en la capital del Estado de México, a mediados del siglo XIX. 
A UNA CAPILLA QUE ESTÁ AL PONIENTE
Y EXTRAMUROS DE TOLUCA

Cuando te descubrí por vez primera 
vagaba pensativo y solitario
por la desnuda cumbre de este monte
que aspecto y nombre tiene de calvario. 
La luz del sol naciente te cubría, 
los campos que te cercan verdeaban
y a la voz de tu alegre campanario
presurosa y dispersa concurría
la gente que a Dios busca en su santuario. 
¡Cuán hermosa esa vez me pareciste!
Por los montes opuestos una tarde
te vi después y te juzgué una tumba, 
fuerte viento tus árboles embiste, 
derribado a lo lejos el sol arde
con sus postreras luces y se apaga. 
Tu campo está amarillo y tú estás triste
y entre mis negros pensamientos vaga
una indecisa imagen de la muerte
que me brinda sus brazos y me halaga, 
mostrándome sus males desarmados 
y expirando a sus (pies) mi odiosa suerte.
Desde entonces constante te visito, 
al descanso, mis miembros fatigados
junto a tus puertas entregar me agrada
y mi alma a pensamientos desbocados. 
Allí con llanto ablando mis congojas
y tal vez con cantares indiscretos
descubro de mi pecho los secretos. 
Ya contemplo tus sauces que sin hojas, 
ramosos y delgados y sin vida
parecen de otros sauces esqueletos. 
Ya tus cipreses altos y robustos 
cuyos ásperos troncos revestidos
están de cicatrices, cuya copa 
está compuesta de frondosos ramos 
ligados en desorden y tendidos…

Tomado de Obras completas IV/ Estudios Literarios y poesías. Poemas y apuntes inéditos. México, Centro de Investigación Científica Jorge L. Tamayo, 1984-


ALFONSO SÁNCHEZ ARTECHE

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