Foja de poesía No 101: Iván Camarena
Escrito por: Círculo de poesía | 28 de November del 2009 | Categoría: Fojas de Poesía, Portada, Portada 3 | 4 Comentarios
El poeta sonorense Iván Camarena (1981) ha publicado los libros Cuerpos de quedarse,Lamenavajas, Magdalena desnuda jugando a los poemas y Andarlanada. A continuación, un breve viaje por la poesía de este autor de la generación de los ochenta.
un árbol
mirar un árbol
i sentir en la garganta
cómo van creciendo sus hojas
cómo desvía las palabras en el viento
mirar un árbol
i sentir en el vientre
su raíz de silencios
mirar un árbol
i agotarlo en mí
¿cómo?
cómo curarme de la vida
cuando la vida es costumbre de huesos
cartílago de pájaros
lugares de invierno
cómo curarme de la vida cuando a la vida
le duelen las piernas
i se le escapan los días
cómo curarme de la vida cuando la vida pasa de largo
i esconde su boca entre lo invisible
cómo curarme de la vida que me tira piedras i planes
la vida que lleva pantalones flacos i deudas en el hombro
cómo curarme de la vida
i sus ventanas desoladas
su ciudad de ojos
su corazón de tétanos i cortaduras
¿cómo?
de los que soy
soy de los malditos que lloran escondidos
debajo de un atardecer
soy de los asesinos que jamás le arrancarían
los ojos a un niño sucio
soy de los pirómanos que pierden las manos
antes de incendiar una flor
soy de los huérfanos que a todo le hayan un techo
soy de los hambrientos con licenciatura
soy de los que se hicieron viejos en el exilio
porque no aprendieron a perderse en su propia tierra
soy de los bastardos que no supieron callarse
cuando se desplomó el rostro mutilado de dios
soy de los heridos que van siendo arrastrados
por su propia lengua de sangre
soy de los que no se salvan
de lo que soy
subirme a mi fantasma
soy mi propio fantasma:
el que entonces vivió y
vive ahora, en lugar
del que huyó y muere todavía
josé pascual buxó
voy a subirme a mi fantasma
un cuervo de ramas que se asemejan a la noche
el entumido paso del vagabundo
la piedra cruzada por un azar en la esquina
los trenes enfermos de la mañana
la silla blanca que sostiene a un invisible
los espacios con soledad que hay de una puerta a otra
las metafísicas para sanar o cortarme las manos
los eclipses a través del aliento
un atardecer de noviembre un sorbo de agua
mi propia historia de cíclopes
voy a subirme a mi fantasma de alcohol i miel
ese tiempo caminando las bardas
ese mover de arena de las sábanas
voy a subirme a mi fantasma
para decirle que he nacido por el puro gusto de brincar en sus ojos
i dibujarle un colibrí
estar en el mundo
estar en el mundo
sin ninguna dosis de ficción
me duele me encorva
me hace lento e imposible
tardo en amar los pronósticos del hambre
que anoche causaron en mí una ternura
todo lo vuelvo más difícil como si me estorbaran
las manos varadas en los temores
en la piel que no deja de levantarse desde el frío
ni de escupir esta enfermedad de lo estéril
estos laberintos inútiles que suceden
hasta que algo en el mundo se rompe con hervor
i asomo una pierna a la existencia
que me hace dar el primer paso en esta luz
seguida de pájaros
de búsquedas repentinas
de niño crecido en el corazón
lamenavajas
nada
jamás
he de decir
que no sea yo
aún lo contrario
que digo
soy
búsqueda
no existen alimentos específicos
para producir poemas
m.c.
sin disculparme
por esta pretensión lírica de clandestino
yo también salgo a buscar los poemas
i en algunas ocasiones vitalicias
los encuentro cambiando las líneas de sus manos
por un abismo
un instante de dios dejando ver sus cicatriz
o simplemente una moneda
no llevo redes ni arpones como destino
acaso un láudano destilado desde mi voz imprecisa
hacia el mundo i sus escombros
para enterrarlo en el primer verso que se descuide
i me enseñe sus ojos
magdalena vertical
tan vertical
tan llena de soledad como un cuchillo clavado en medio del ártico
magdalena pasa las horas dibujando vías de tren en la ventana i en sus brazos
camina descalza detrás de los cigarrillos
haciendo eco en el hueso
de un fantasma negado
destructora del olvido shamana oscura
usa de amuleto la urna amarga de los solos
la mano rota de los magos
para conservar su verticalidad
como método anticonceptivo i alta razón de las heridas
magdalena lee desnuda i de pie
el catálogo de los suicidios
por eso escapista oportuno
cazador de artificios
busco hablar sin promesas con su perfil
siempre más pacífico i menos visceral que su mirada terrible
i es que magdalena mira desde la nada
tanto
que es imposible no empezar a mirarla
bestiaria
gata descubierta detrás de la noche endulzando con saliva mi cadáver
pantera que permanece callada ante los huesos de la ausencia
mujer de nocivas faunas ahogándome en su leche
hecha de mí
anfibia natural que desemboca en mi lengua
ojo que también respira en el agua
pájaros que esta vez cicatrizan el otoño
suma de águilas frías en el intento breve de un rival infinito
causa de los trenes incendiando como dragones
ficción alojada que me quema
boca de largos fuegos
bestiario puro
lamiendo a favor de los poemas
niño jugando en los olfatos de una loba difícil
encuentro
en las ingles de magdalena
los principios del hambre que me conmueve
la jauría preñada
que me sigue
siamesa
i a cada paso
ejecutora
de los espejos
el mundo cambia
si dos se miran y se reconocen
paz
míreme
míreme desnudo i amanecido
en el sudor minado de su cuello
míreme haciendo poemas para narrar los siguientes días
que iniciarán con lo que puedo ir llamando su ausencia
i que terminarán con lo que puede ir llamando mi distancia
míreme vestido de sus uñas
míreme recién levantado de su cuerpo
como usted quiera
como se le antoje
pero no deje de mirarme
porque mirándola
me miro
desde sus ojos enemigos
me vi farol derramado
esqueleto goteando los huesos largos en un sillón
piel de la sed origami en el polvo
espejismo sentado donde se acaban las dunas
línea de sal enmarcando un poema tan verosímil
tan corazón final
me vi con las piernas recostadas en un instante de lobos
como preludio a la cacería de lumbres que se despierta
me vi hurgando en el aire
contando cada ceniza que parecía un tiempo lejano
me vi sin remedios para este silencio a la medida de mi cuerpo
este callejón de labios sin salida
este sudor capaz del amanecer que me rodea
sepa usted colmena de trigo
dibujo a lápiz de una espalda secreta
viento que se acomoda en el caserón de los latidos
sismo en el íntimo cadáver
paisaje concebido como rival de las antorchas
que esta vez me vi viviéndola
acicalando los minutos a su lado
tramando un nuevo camino en su calavera
i me doy cuenta que todo lo mío acaba en usted
sí en usted que se sabe mi vital enemiga
mi soledad obligada
no vaya a cerrar los ojos
que no cerraré mis ojos todavía
magdalena i los poemas
los poemas que empezaron en tu cicatriz i terminaron entre tus piernas
como un corazón nórdico
como el latido único del niño
que salió de los hielos para quererte
los poemas que gotearon su cera
sobre esta calle que nos ha mojado la ropa
tantos poemas en tan pocas palabras
cuando sucede un dragón diurno en tus ojos i nos miramos
cuando algo sin alas cae del último piso i nos queremos
qué dicen si nos descubren cerca de la mesa
vistiendo un tiempo que ya suponemos nuestro
pero sobre todo
qué callan los poemas
cuando se nos escapa una plática en lo eterno i se reconocen
i usan nuestros dedos para tentarse
i por fin decirse i salvarse
porque a diario
los va quemando la vida
incluso a media noche
si abren los ojos i nos despiertan
hacen que tu mano mueva la voz de la nada que toca mi mano
que una hoja en desborde se llene de sangre
i que yo
primer escéptico de lo infinito
empiece a beber de tu cuerpo
como un fantasma que se bebe a sí mismo en el aire
el tiempo i tal vez nada
después de todo llegará el tiempo
el gesto arraigado en las manos que suceden sin secreto
ese tiempo en que dos ancianos se topan
para cruzar una misma puerta sin cruzar palabras
ese mismo tiempo en el que dos niños que no saben escucharse
luchan por gritar más alto
ese tiempo que no se fija a los cuerpos que lo contienen
i parece dilatar en los árboles sus segundos
es el tiempo que se adhiere con distintas manos a cada cosa
es el tiempo que nos sostiene en sus huesos de rincón vacío
i nosotros que hemos participado en el gran simulacro
como una evidente coreografía de ciegos
acaso podamos contarlo como se cuenta una luz apagada
una eternidad en diminutas goteras
ese tiempo que no necesita de anunciarse a cierta hora en la mañana
el tiempo que sólo permite los espejos del silencio donde nada i todo se mira
el tiempo donde las aves ya no deciden el curso de los nidos
i sí la mujer definitiva
el curso de las aves
salir de la madriguera
del pedacito de la noche donde sudamos el sueño
para desdibujar las contorciones
de una muerte hirviendo
que esta vez no perdona las ganas
de embrutecerme sin pensar en las distancias
las ganas de morderle los pies al abismo
…las ganas
todo se lo están llevando mis benditas ganas
breves del hambre
el hambre cuando tampoco se tiene agua
i se nos pierden los labios en la boca
cuando los dedos ya nos quedan chicos
i cualquier destino se nos hace lejos
el hambre cuando andan a mi lado las otras hambres
las de respirar más hondo
las de escribir cuando se habla
las de dibujar con saliva
en estrellas de otro cosmos
¿te aguantas
bien hombrecito
esa cuchillada que no esquiva ninguno de los huesos
mientras le haces
casita al corazón
los días que llueve i quedan charcos
mientras sales ileso de un mal chiste sobre los pies de dios?
cantar del hielo
es muy fácil
quemar las gotas i producir cenizas en el agua
por donde pasa el tiempo e v a p o r á n d o n o s
secando los adentros fantasmales que no dejan respirar
ni de emitir el viaje dulce de los hastíos
junto a los hermanos sustanciales con los que lleno
estos pulmones de cumbres hogares remotos i caminos
para la vida
para la vida cada abrazo de sol
cada sueño lejos de la vida
para la vida mis ganas de caminos
mi mujer i mis hermanos los dioses
para la vida esto de grietas
incendios i cantinas
para la vida mi vida
el tiempo que soy
de saltar
dije sobre mi cuello
algo de saltar
lo que después me pareció un suicidio grave
pero mantuve mi palabra
i me hice a la idea de morir
mejor hoy por completo
que mañana a pedazos
la noche i la luz
por aquí pasó dios i dejó este rastro lejano de sus polvos
sin embargo la noche sigue limpia a pesar de las estrellas
vientre de un animal a cuatro patas la noche nos amamanta
pozo vaciado que acerca la oscuridad de su ojo
capaz de dormirnos con su única mirada
la noche es la entraña desmedida de dios
que el día de su piel
eclipsa
qué es la noche después de la noche pero antes de la luz
cuando los continentes interiores engendran humedad
i las cosas eternas i diminutas
se cumplen afuera
la noche se ha cerrado como un puño sobre todas las cosas
i sólo deja ver en algunos poros
su esqueleto siendo de luz
berrido de la hoguera esencial que en el sol repite su nacimiento
i no hace más que negar la potencia de las estrellas
cierto albor que no se ha movido de la noche
vuelve a levantar mis ojos de sus sombras
(lástima que no todos los poemas sean una bombilla de luz
que pueda prender i apagar esta verdad siempre fija)
los amantes i la espera
elegir el poema i llegar tarde a las cosas
para comprobar que todo espera
que uno da el primer paso i ya todo estaba esperando
todo espera
todo mira i a la vez ignora
el parpadeo de un ojo
es el parpadeo de todo inaugurando otro instante
todo está ahí
en su callada respiración i en este saberlo que se ahoga
todo suspendido en sí mismo
todo hecho de material incandescente
i de una sombra que es otro soplo del fuego
dibujo donde se dibuja la otra parte de las cosas
i todo se completa
porque todo
a su lado
tiene su fantasma
esa procesión de metafísicas evaporables
esa lágrima solitaria del humo
todo espera i es demasiado
porque en nada se llega a tanto
como en ese amor exagerado
que precisan los amantes
aunque no deduzcan una simple hoja
ni con una mirada de mil años
i es que los amantes prefieren asomarse a la vida
i a sus profundas capitales cuando no poseen miradas
son los tercos mayores del mundo
i hablan también cuando no hablan
i tocan cuando no tocan
i sienten cuando no sienten
i se miran i se miran
también
cuando no se están mirando
los que se repiten
infinitamente
como un espejo dando su rostro
a otro espejo
i suben a la ciudad tan alta sobre los techos
i caminan en las bardas del cosmos
para caminar omnipresentes
cerrados de ojos
sin distinguir ya
cuál es la oscuridad que les corresponde
porque todo les pertenece i todo los espera
allá lejos donde respiran sus almas
aunque ellos tercos benditos no esperen nada
Datos vitales
Iván Camarena. Hermosillo, Sonora, jueves 12 de marzo de 1981, 8:15am, egresado de la escuela de Letras de la Universidad de Sonora; editor, dibujante, tallerista, bibliotecario, locutor de radio y periodista cultural; ha publicado Cuerpos de quedarse,Lamenavajas, Magdalena desnuda jugando a los poemas, y, Andarlanada. Integrante del comité organizador del Encuentro Hispanoamericano de Escritores Horas de Junio y maestrante de Historia Regional y Frontera en El Colegio de Sonora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario