miércoles, 4 de septiembre de 2013

MIS PELÍCULAS DE JAZZ FAVORITAS

MIS PELÍCULAS DE JAZZ FAVORITAS

 
 
 
 
 
 
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El jazz creo que siempre ha tenido una relación muy especial con el cine, más que otros tipos de música. Quizá porque su apogeo ha coincidido con la época grande de Hollywood, y los grandes compositores norteamericanos (Georges Gershwin, Cole Porter, etc) compusieron los memorables standards de jazz que luego aparecían en las películas: Laura, Stardust, Body and Soul… Quiero hablar de mis películas favoritas que tienen relación con el jazz, y con eso quiero decir cuyo tema principal es el jazz, no necesariamente tienen que ser biopics o biografías. Tampoco he excluido los documentales. El orden no es importante, cada una tiene su significado especial. Incluyo aquellas películas que, teniendo relación con el jazz en su desarrollo o argumento, reflejan aspectos importantes en mi opinión de una forma significativa. No pretendo sentar cátedra ni mucho menos. Es algo completamente subjetivo. Hay otras muchas listas en el mundo. Esta es la mía. Son películas extraordinarias en el sentido musical de la palabra extraordinario.
BIRD (1991, Clint Eastwood): una de las películas más logradas sobre el jazz. Forrest Whitaker es un actor que me encanta, y aquí sencillamente está espectacular haciendo de Charlie Bird Parker, uno de los creadores del be-bop, y un personaje muy difícil de realizar para cualquier actor. Desde el punto de vista subjetivo, refleja muy bien los infiernos personales de Parker, su personalidad atormentada, su inconformismo, y cómo las personas que están a su alrededor sufren por su culpa, pero al mismo tiempo se saben bendecidas musicalmente por él; y por eso le perdonan todo el daño que les hace. Como dijeron varios músicos que tocaban con él, era un yonki que les robaba dinero, cierto, pero por otro lado, ¿cómo podrían pagarle su legado? Por otro lado, desde el punto de vista objetivo, muestra un cuadro lleno de vida sobre la escena jazzística de los años cuarenta: las jam sessions, los cuttin’ contests, cómo el be bop no era entendido por todo el mundo, las giras por sitios de mala muerte. La escena final de su entierro vista en la pantalla grande, desde una toma subjetiva, mientras suenan los acordes de Parker’s Mood, no se me olvidará mientras viva. Una joya.
ALREDEDOR DE LA MEDIANOCHE (Round Midnight, 1988, Bertrand Travernier): un retrato extraordinario del jazz en Europa en la década de los cincuenta y sesenta, y de la vida en esa época de los llamados Americans in Europe, a los cuales ya he dedicado un artículo. Dexter Gordon compone un personaje mitad autobiográfico y mitad basado en la vida de uno de los más grandes pianistas de todos los tiempos, Bud Powell. La película contiene múltiples guiños al espectador muy aficionado al jazz, y algunos gags que nos hacen sonreír, rompiendo un poco el transfondo dramático del film. La banda sonora es impresionante, encabezada por el tema homónimo de Thelonious Monk que da título a la película, con un elenco de músicos realmente sensacional. Y siempre como decorado maravilloso la ciudad de París, que tiene una relación especial con el jazz, tal y como comentábamos en el artículo mencionado antes.
MÚSICA Y LÁGRIMAS (The Glenn Miller story, 1953, Anthony Mann): quizá a mucha gente le sorprenda que incluya esta película aquí. Es una película muy del gusto del Hollywood posterior a la Segunda Guerra Mundial: narra la historia de Glenn Miller, poco después de que se le diera por muerto al desaparecer en un vuelo que sobrevolaba el canal de la Mancha. La película, en mi opinión, refleja muy bien el ambiente musical de los años treinta, centrada en el personaje de un músico que trata de abrirse camino sin demasiado éxito, y que de repente descubre que tiene un talento especial para los arreglos y la composición. Si traigo aquí este film es porque trata de uno de los temas más importantes del jazz y la música en general: la búsqueda del propio sonido. Es un santo grial que algunos nunca encuentran, quizá la búsqueda más fascinante para un músico. Muchas veces lo encontramos intentando imitar a aquellos que nos gustan, y terminamos haciendo otra cosa distinta. En este caso, Glenn Miller busca ese sonido de una forma quijotesca, sacrificando todo en su vida persiguiendo una entelequia. Su mujer se enamora de él precisamente por eso. Y al tratarse de la búsqueda de su sonido a través de una big band, no del sonido de su instrumento (el trombón), resulta mucho más difícil y fascinante a la vez. El papel de James Stewart es extraordinario. La bonita historia de cómo encuentra su santo grial por una casualidad la podéis ver aquí abajo:
EL TROMPETISTA (Young man with a horn, 1950, Michael Curtiz): si decimos que en una película los protagonistas son Kirk Douglas, Lauren Bacall y Doris Day, ya despierta por lo menos interés. Se dice que la película es un trasunto de la vida del trompetista Bix Beiderbecke, pero después de verla lo dudo mucho. Bix era un personaje fascinante, que parecía trasplantado del Romanticismo alemán del siglo XIX a los locos años veinte en EEUU. Creo que en Italia se hizo una película biográfica sobre Bix, pero no la he visto, y no puedo opinar, lógicamente. Lo que sí tienen en común Rick Martin, el protagonista encarnado en la pantalla por Kirk Douglas (e interpretado en la trompeta por Harry James), y este genio del jazz es su pasión obsesiva por la trompeta. Es Hoagy Carmichael, interpretando al pianista Smoke, el que narra la vida de este personaje. No es la primera vez, ya que también hacía el papel de Cricket en la magnífica Tener o no tener (1944), en la cual se conocieron Humphrey Bogart y Lauren Bacall. La fotografía, a cargo de Ted McCord (“El tesoro de Sierra Madre”, “Al Este del Edén”), es extraordinaria, con contrastes de blancos sobre negros y grises muy logrados. La película es muy buena, pero la traigo aquí por lo bien que refleja cómo se despierta la vocación de Martin cuando apenas es un niño y se queda embobado viendo y escuchando al trompetista negro, Hazzard, que luego será su maestro. Cómo nace ese fuego que nunca se extinguirá dentro de él. Algo que transciende el jazz para aparecer en otras canciones y otros géneros, como en el magnífico tema de Lynyrd Skynyrd La balada de Curtis Loew. Yo en el fondo sigo siendo ese niño que se sentaba al lado del batería de la orquesta, cuando en las bodas y las comuniones tocaba una banda de músicos en directo, y me quedaba extasiado escuchando y mirando todo. Y cómo el personaje de Martin, una persona para la que lo primero es la música, tiene problemas en relacionarse con las demás personas; y cuando se satura y encuentra dificultades, se aísla y se refugia en la música, su verdadero yo.
ACORDES Y DESACUERDOS (Sweet and lowdown, 1999, Woody Allen): esta magnífica película me deja siempre un sabor agridulce, y el sonido del jazz manouche de fondo la acentúa. Sean Penn interpreta a un guitarrista ficticio, llamado Emmet Ray, fiel adorador de Django Reinhardt, chulo, presumido, un poco fantasma, que se enamora de una chica muda. Él siempre dice que es el mejor guitarrista de jazz, después de un tal Django que vive en Europa. Lo más destacable es la forma tan entrañable a que el protagonista juega a ser un músico “maldito”, como un personaje perdido del que conviene alejarse. Ese aura de perdición que se crea a su alrededor, en el fondo tan ingenua, cuando en el fondo es un pobre desgraciado. En el encuentro final con Django se quiebra esa cáscara alrededor como un huevo que se estrella contra el suelo. Un tierno homenaje de Woody Allen al jazz que tanto ama.
Películas que no he incluido conscientemente: Cotton Club, New Orleans, Swing, Let’s get lost, Mo’ Better Blues, Hello Dolly, Los rebeldes del swing, y otras más. No las incluyo porque, o bien son meros documentales que no aportan nada extraordinario en mi opinión; o cuentan historias relacionadas con el jazz, pero sin sacar punta a algún aspecto importante o curioso, que a mí por lo menos no me hacen sentir como las mencionadas arriba. No significan que no me gusten, casi todas ellas me gustan. Pero no son objeto de este artículo.
Películas que hubiese incluido a no ser porque…: Malcolm X la hubiese incluido, por la parte del principio, en la cual Spike Lee hace un retrato extraordinario del ambiente de los años 30-40, cuando el swing era el rey de la música popular entre los jóvenes norteamericanos, y arrasaba en las pistas de baile, como por ejemplo el Roseland Ballroom. La moda de los trajes zoot, el lindy hop, las mejores big bands de la historia tocando una tras otra (la orquesta de Lionel Hampton aparece tocando en una escena), la droga corriendo a raudales…De hecho, la autobiografía de Malcolm X, en la que está basado el film, describe minuciosamente ese ambiente y lo recomiendo a cualquier buen aficionado al jazz, por la cantidad de curiosidades que cuenta. Pero como pasa con muchas obras literarias adaptadas al cine, el tiempo es el que es, y una película no puede durar ocho horas. Y eso que esta dura tres. Pero os pongo la escena del baile de lindy hop.
FEEDBACK: me encantaría que me pusierais un comentario con vuestra lista o vuestra opinión acerca de la mía.

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