Los predilectos, nueva novela de Jaime Mesa en Alfaguara
Escrito por: Círculo de poesía | 13 de September del 2013 | Categoría: Novedades Editoriales, Portada, Portada 1 | Sin comentarios »
En 2008 la editorial Alfaguara lanzó la primera novela del poblano Jaime Mesa, “Rabia”. La recepción crítica fue excepcional y el suplemento “El Ángel” del periódico Reforma consideró la obra como una de las mejores de ese año. Este 2013, Mesa publica “Los predilectos”, también bajo el sello de Alfaguara. Presentamos aquí algunos fragmentos y más detalles sobre la novela.
“¿Pero, en serio, qué pasa si no consiguen nada de lo que pretenden?”.
En 2008 la editorial Alfaguara lanzó la primera novela del poblano Jaime Mesa. La recepción crítica fue excepcional y el suplemento “El Ángel” del periódico Reformaconsideró la obra como una de las mejores de ese año. En septiembre (del 11 al 17) de 2013, a través de Starbucks e iTunes, la editorial lanzó 50 mil tarjetas con la descarga completa y gratuita del e-book Rabia en todo México. De esta forma, esta primera novela se enfrentará con una cantidad asombrosa de lectores potenciales.
Daniel Sada consideró a Rabia como un acontecimiento, y entre otros hubo comentarios como: “Es una novela de prosa exacta. Exhibe a un autor con notable sentido de la composición y el tempo”, Álvaro Enrigue; “En Rabia, el acoso de Mesa a la fuente de la desesperación contemporánea que reside en la soledad es un logrado experimento creativo”, Sergio González Rodríguez; o “Nos conecta con la soledad de la gran noche electrónica”, Cristina Rivera Garza.
Ahora, Alfaguara vuelve a apostar por este joven escritor y lanza al mercado su segunda novela Los predilectos que explora la vida y circunstancias de la protagonista y narradora Scarlett Kunzen que junto a los predilectos (una banda de rock ucraniana, un futbolista africano) se enfrentan a la pregunta de qué hacer con el resto de sus vidas, una vez que llegaron muy pronto a la cima, mientras miran a los que alguna vez fueron los hijos predilectos: una actriz de una serie de televisión, un actor de películas serie B.
Ofrecemos a nuestros lectores una selección de fragmentos de esta obra que se encuentra ya en librerías de todo el país.
Los predilectos
«[…] A los veinticinco años comprendí para mi bien futuro que alguna vez sería olvidada, y que hiciera lo que hiciera, llegara al lugar que llegara en la historia de la humanidad, lo más que conseguiría sería una breve semblanza en internet de mis logros, o una estatua en algún parque perdido en los confines del planeta, o diez o veinte minutos como tema de conversación. Y fue ahí, a los veinticinco años, cuando decidí que no quería morir como Lynda Combs, es más, entendí que hasta ese momento mi concepción de irme de este mundo se reducía a bromas, a intuiciones superficiales, a ese miedo excitante percibido en más de una ocasión a lo largo de ese año con mis acercamientos a la muerte. […]»
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«Ya en la clínica, en una de esas mañanas tediosas a las que nos enfrentábamos cada uno de los internos, Soseki me contó que todo lo que encontró ya lo sabía. Es decir, que durante su infancia y primera juventud había oído tantas historias de éxito, y visto tantos programas de Behind the music que cuando la fama llegó parecía que estaba asistiendo sólo al estreno de una teleserie donde cuatro jóvenes alcanzaban lo que decenas antes habían logrado. La repetición de otras vidas y otros modelos. Es decir, estaba harto incluso antes de alcanzar el hartazgo. […]»
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«Bienaventurados sean los adictos porque en su adicción se encuentra la plenitud. Bendecidos ellos que son los únicos, junto a los enfermos, que sienten cómo su cuerpo les grita toda clase de agradecimientos o insultos y que se aferra a la vida. En esto, quizá, los adictos se parecen a los genios, cuya conciencia los margina del exterior, de los demás, bajo el conocimiento de que la grandeza reina en ellos.»
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«¿Qué si te tocan los papeles secundarios? ¿Qué si te toca trabajar en una empresa pequeña y nunca vienen de otra más grande a contratarte? ¿Qué si eres bueno, el mejor de tu clase, el mejor del lugar donde trabajas, y nunca vienen por ti? ¿Qué si vas afuera y no puedes? Bien para los que no se dan cuenta de su lugar. Pero a quien busca su lugar en el mundo, ¿qué tal le sentaría enterarse de que es el personaje incidental? ¿A qué edad? ¿A los treinta? Mejor que sea a los sesenta cuando lo descubras. ¿La gente no piensa en eso? ¿En el papel que les tocó desempeñar? ¿O sí lo hacen y por eso existen tantos satisfactores baratos y efímeros para evitar la subida del índice de suicidios? Acostúmbrate y sé feliz. ¿Quién puede vivir con una verdad así? Por lo visto, todos. O, al menos, la gran parte. Porque tampoco se suicidan seis mil millones de personas. ¿Diez millones? Aún sigue siendo poco.»
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«He conocido hombres con grandes vidas. Los he acompañado mientras el éxito se les subía por los dedos de los pies y los iba adormeciendo poco a poco. Los he acompañado cuando se despiertan a una realidad más transparente y dura. He visto sus frágiles manos convertidas en toscas manazas aferradas a la grandeza. Los he disfrutado mientras las victorias y las derrotas hacen su trabajo y los dejan empequeñecidos, o gigantes en unos cuerpos que apenas los pueden contener. Los restos que han dejado hacen que soporte el recuerdo de las cosas que quizá antes me sobresaltaban o irritaban. Contrario a lo que pensé un día, la desesperanza no se apodera de mi espíritu. […]»
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«Nada nos prepara para ese momento que sólo existe muchos años después. Y lo impactante, al menos para mí, es que los eventos ocurren con una precisión ineluctable, con una planeación certera que alguien más imaginó. El guión es perfecto. La sorpresa es que, aunque es la primera vez en tu vida que no planeas hasta el hartazgo un evento, todo lo que va sucediendo te acomoda, se ajusta a ti con el perfecto conocimiento de tu gusto. Quizá, si tuviéramos el conocimiento de ese momento, de lo que sucederá después, acudiríamos a nuestros enamoramientos con la cabeza fría, preparados y, tal vez, no sucumbiríamos al amor. […]»
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