Corazón hambriento
siempre sucede así.
Una noche en medio de la incredulidad
alguien en el desierto
me hablaba a través del chat.
(Mi corazón y yo
leíamos escépticos)
Y la sombra egregia
que no se arredra ante
la luz pronunciada;
pero, ¡quién sabe!
cuando la sombra tornase buena
y luz se posa a descansar
sobre su oscuridad sagrada.
Entonces nadie vence;
y luz y sombra
coinciden una mañana de niebla,
fría y taciturna.
Podrá haber mucha soberbia
pero cuando tenemos el corazón hambriento
basta una sonrisa,
una gentileza;
para que se largue a cabalgar
el alma,
hacia un cielo celeste de promesas.
Y así,
un día coges tus maletas
y sin pensarlo dos veces
marchas al aeropuerto.
Nadie puede creerlo,
el corazón galopa a mil,
tu sonrisa ilumina toda tu cara…!
Ansiedad de amor
corre en la sangre como adrenalina
que ha empezado a arder desbocada.
Y en el femíneo corazón
sorpresa y desconcierto;
que los besos virtuales que se dieron
ya no serán promesas lindas
que morirán de sed en el desierto;
porque cuando tienes el corazón hambriento,
basta una sonrisa,
una palabra, un gesto;
para que los ojos del alma
llene de lindas suertes,
el confín sagrado de los cielos.
Y allí vas, presuroso,
con ágiles pasos
rumbo al aeropuerto…!
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