martes, 28 de abril de 2015

UN RELATO VESÁNICO, El Seis

UN RELATO VESÁNICO

Soy un Dios extraviado entre tanto concreto y humo urbano. 

En esta “aparente infelicidad” que denota mi faz de loco furioso, de hombre taciturno, algunas veces vesánico, y hasta un “maldito” demente apasionado. También detento un mar de “dolores psíquicos” que me hacen su prisionero, y se tatúan en todo mi hermoso cuerpo blanquísimo, dándome un toque especial, de un “demonio hindú”, que asusta a los mortales. Cuando voy caminando (algunas veces no deseo volar) parezco un ángel oscuro, pero no de esos “entes quiméricos”, sino de esos que acaban de salir del hospital psiquiátrico, después de una excelente estancia, y unas buenas dosis de electrochoques. La gente “sana y trabajadora”, de esa que pertenece específicamente a la estructura social, se me queda viendo, con un poco de turbación y asombro. Una señora gorda, detestable, se me queda mirando, y presa del desasosiego, le explica muy “claramente” a su hijo moreno: ¡Espero que nunca seas como él… un drogadicto!
Hay en mí una “felicidad mórbida” que me distingue, y que me otorga ese don aristocrático, del cual está revestida toda mi gloriosa persona, soy pues, por antonomasia refinado. Todos mis “actos de esquizofrenia” se conjugan, uno a uno, lentamente, con el mayor cuidado, para lograr este hermoso conjunto de ser, que soy, estoy hecho una maravilla… soy demencia “bendita”. Estoy “convencido plenamente” que toda mi existencia, mi extravagancia, y hasta esos ojos de desequilibrado, son el sello de una perfecta “nueva y de avanzada” estética, soy pues… el “paciente cero” de este novedoso concepto filosófico de armonía anatómica. Cuando me observo el rostro, en el espejo de mi palacio, veo en toda su magnitud, la de un hombre tapizado “de un mar de gozo espiritual”, que se encamina sin duda, a la “santidad mundana”, por los caminos del libertinaje, y las virtudes de los vicios.
“YO SOY EL MAL…”
“SOY TAN FELIZ…”
JA JA JA …

EL SEIS.
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