viernes, 2 de octubre de 2015

CARTA DE NONOALCO; Guillermo Fernández (Guadalajara, 1932- Toluca, 2012)

CARTA DE NONOALCO
«Los muebles se han quedado más quietos que nunca.
Los miro fijamente y perforan sus sitios hasta desaparecer.
La miseria anda medrando en las sartenes vacías,
las cucarachas se han ido sin decirme adiós.
En fin, todas nuestras cosas andan atontadas,
cuchichean en los rincones,
escapan al tacto
y yo sé que no duermen,
que cuando apago las luces se amotinan tras la puerta
o se van a la ventana pensando no sé qué.
Cuando estoy a la mesa con las migas amargas
se ocultan a mis ojos,
cambian de sitio,
me maltratan,
me abandonan a la siempre recuperable soledad.
Qué pequeña resulta la casa sin tus pasos.
Todo te lo llevaste:
los planos del espacio,
las palabras atmósfera y oxígeno,
lo frutal de tu silencio despeñándose en la luz,
las cartografías del sueño y de la libertad.
Estoy clavado por tu silencio enorme,
por la tristeza que te guía como perro de ciego,
por tu fe despilfarrada en las criaturas de las fábulas,
por la mano acariciadora del espanto,
por mirar el desamparo cara a cara y saludarlo distraídamente,
por el aire difícil que tú confundes con un huerto de naranjos.
Si abro la puerta, la casa se inunda de una ira amarilla,
la envidia entra a calcinarme los huesos,
porque nunca he odiado como ahora,
porque sólo me faltan tus sollozos para ser feliz.
Tú sabes mi desgano de inclinar el rostro hacia las tumbas,
de caminar las semanas de las mutilaciones
como un viaje emprendido hacia ningún lugar,
hacia el cadáver remoto que tal vez me necesita;
del momento que se tiende a lo largo del lecho para ofrecerme lo que
[la carne recuerda como un galope perdido.
Camino ausente de mis pasos.
Pregunto por mí en el alcohol del llanto
y no me respondo.
Las palabras nada saben,
asumen el dominio de un imperio soñado.
Vuelvo a la sospechosa paz de la casa,
al reino perdido de Nonoalco,
a respirar la sombra de una ráfaga inmóvil,
a pensar en las redes del último juego
de donde el hombre se levanta como la única bestia coronada.
Ya no sé si estoy vivo o estoy muerto.
Ven a decirme la última palabra».
***
GUILLERMO FERNÁNDEZ (México, 1932 - 2012)
[Feliz cumpleaños, Caro carissimo. Sin perdón ni olvido.]

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