martes, 1 de marzo de 2016

EL CIELO CUNA, Ernesto Cardenal


Ernesto Cardenal
Una muchacha cuna de quince años, con una bonita argolla de oro en la nariz me ha hecho el siguiente relato del cielo:
“Cuando uno se muere se va en una canoa por un río largo. Uno está entonces muy débil, como borracho, y no puede remar. Va así, muy débil en el centro de la canoa, y van cinco personas adelante y cinco atrás, que son las que reman. (Le pregunté si estas personas se veían, y me respondió con mucho énfasis: ¡No se ven!). El río tiene diez vueltas. Cuando el río está muy estrecho y tiene poca agua, se bajan de la canoa y empiezan a caminar hasta llegar al cielo.
“En el cielo todo es de oro. Se usan vestidos muy lindos, de sedas, con muchos colores. No más vestidos como éstos (y señalaba su vestido). Hay caballos muy grandes, y muchos perfumes, y casas muy lindas. Todas las casas tienen sus números. Allí en el cielo están todos los días aprendiendo, y aprendiendo mucho. Se aprenden muchas cosas, se aprende a leer.
“¿Peleas?, eso se arregla. No más peleas en el cielo.
“Cuando uno llega donde Dios, Dios está de espaldas. Uno le pregunta si lo quiere coger, Dios sólo vuelve la cabeza un poco. Se le repite la pregunta y se vuelve un poco más. A la tercera vez está completamente de frente. A los que han sido malos, a los que tienen rabias, Dios les sopla y los bota otra vez al río por donde habían venido. A los buenos les dice: ΄Este es un chiquito mío΄, y los coge en sus brazos. Porque cuando uno llega allá se vuelve como un chiquillo.
“En el cielo uno se hace ΄de oro mismo΄. Cuando una muchacha murió sin casarse, allí consigue marido: ΄muchachos muy bonitos΄. Cada persona que se muere encuentra su casa con su número. Antes de que se muera, su casa no tiene número. Cuando se muere se abre su casa y tiene número. Cada persona tiene su tienda. Los amigos tienen sus tiendas juntas. Los maridos y las mujeres ya no duermen juntos, sino que tienen sus tiendas, una al lado de la otra, y también las tiendas de sus parientes y de los amigos.
“En el cielo nunca se trabaja. Ya jamás se trabaja para cocinar. Todos tienen buenos vestidos y buenos zapatos.”

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