Pasión de Pasolini
RODOLFO ALONSO [mediaisla] Asesinado en 1975, lo que mantiene vivas, todavía hoy, como decíamos, a las cenizas de Pier Paolo Pasolini, es lo mismo que lo volvió ineludiblemente poeta: la conciencia visceral, empática, de que la lengua es un organismo vivo, en combustión, activo, que gasta y que consume
Fue asesinado el 2 de noviembre de 1975. Ya han pasado cuatro décadas y, sin embargo, su memoria continúa tibia, encendida. Si tuviéramos que preguntarnos por lo que mantiene aún hechas brasa a sus cenizas, no tendríamos sino que acudir a una de sus propias palabras recurrentes, la que utilizó inclusive en alguno de sus títulos: pasión. Y aunque causáramos todavía la extrañeza de algún que otro extraviado en la tramoya de los géneros, ésos mismos a quienes, de vivir él, hoy, no ahorraría ninguno de aquellos urticantes epigramas suyos con nombre y apellido, esa pasión encontró su fuego y su fondo y su forma en la poesía.
Es verdad que el ensayo, la novela, el cine, la polémica, la crítica, el panfleto, la ironía y la injuria fueron algunas de las muchas apariencias que adoptó su insobornable pasión poética, pero ¿cuál de esos textos-imágenes o imágenes-textos puede alcanzar por ejemplo la densidad cabal, la grave hondura, la dolorosa belleza de sus indelebles versos “A las campanas de Orvieto”?
No se negó a experiencia alguna, ni se negó a ningún combate. Heredero poco complaciente de una gran literatura y de una envidiable conciencia civil, devolvió al mejor neorrealismo su contacto con las nuevas asperezas en Accatone o Mamma Roma, despabiló a no pocos clericales con su Ruiseñor de la Iglesia Católica pero también reintegró un profundo sentido místico y humano al mejor cristianismo con El Evangelio según San Mateo, supo recuperar la saludable rugosidad primitiva de los clásicos griegos en su sabroso Edipo Rey, teorizó siempre entre Pasión e ideología, fue capaz de inquietar a un comunismo ya tan poco dogmático como el italiano dialogando fecunda y libremente con Las cenizas de Gramsci. No dejó insulto, ofensa o diatriba sin devolver. Y se sentía fieramente orgulloso de que su propio rostro, de agudos planos cortados a pico con sólida prestancia francamente popular, le diera un parecido con Sekú Turé, entonces Presidente de Guinea.
Y ya desde entonces, desde 1940, antes aún de los primeros pasos en una Universidad, el joven Pasolini no sólo escribe en friulano, sino que ésta es directamente la lengua de sus primeros libros, y suya es la intentona de una Academiuta da Lenga Furlana. Si alguno llega a preguntarse de qué se habla cuando alguien hace referencia a la lengua materna, he aquí una respuesta. Y por eso la vida y la obra de Pier Paolo Pasolini están indisolublemente ligadas con la poesía. Mejor dicho, con esa encarnación de una lengua viva que es la poesía lograda.
Asesinado en 1975, lo que mantiene vivas, todavía hoy, como decíamos, a las cenizas de Pier Paolo Pasolini, es lo mismo que lo volvió ineludiblemente poeta: la conciencia visceral, empática, de que la lengua es un organismo vivo, en combustión, activo, que gasta y que consume, que vive y muere, hecho a la vez de sublimaciones y detritus, pura y feroz materia nunca inerte, como la vida misma, gran mar nutricio y a la vez devorador, matriz y forma inevitable de lo humano, lengua viva en los hombres, de los hombres, por los hombres.
EL CIELO TRANSPARENTA…
El cielo transparenta un leve signo
sobre mí… Sólo es cándida sombra,
una nube. (Reconozco esa sombra,
la no dicha palabra… la herida…
Ah, mi conciencia sola como el cielo.)
El henil y las losas me devuelven
el claro azul de la luna en los ojos.
¿Quién me pone de frente con mi vida?
y ya un aire celeste de lo alto
ha alejado las nubes: ni una sombra
en el cielo desnudo.
sobre mí… Sólo es cándida sombra,
una nube. (Reconozco esa sombra,
la no dicha palabra… la herida…
Ah, mi conciencia sola como el cielo.)
El henil y las losas me devuelven
el claro azul de la luna en los ojos.
¿Quién me pone de frente con mi vida?
y ya un aire celeste de lo alto
ha alejado las nubes: ni una sombra
en el cielo desnudo.
PIER PAOLO PASOLINI(Traducción de Rodolfo Alonso)
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RODOLFO ALONSO. Poeta, traductor y ensayista argentino. Voz reconocida de la poesía iberoamericana. Publicó más de 30 libros. Primer traductor de Fernando Pessoa en América Latina, y primero con sus heterónimos en castellano. Junto a Klaus Dieter Vervuert, primeros en traducir Paul Celan. Tradujo Ungaretti, Marguerite Duras, Pavese, Éluard, Drummond de Andrade, Montale, Prévert, Apollinaire, Murilo Mendes, Pasolini, Rosalía de Castro, Artaud, Bandeira, Baudelaire, Valéry, Mallarmé, Olavo Bilac, Lêdo Ivo, Breton, Schehadé.
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