CULTURA
Día 26/02/2015 -
Una antología poética recupera las voces de diez grandes autoras que,
pese a la sombra de Ginsberg, Kerouac, Burroughs y compañía, resplandecieron
por su talento y personalidad
ABC
El 14 de enero de 1967 tuvo lugar, en el Golden Gate Park
de San Francisco, el mítico Human Be-In Festival,
preludio del «Verano del amor» y escenario en el que la psicodelia de
la contracultura se hizo carne. Junto a Allen Ginsberg, Timothy
Leary o Michael McClure subió al escenario para hacer historia una única mujer: Lenore Kandel. Ella,
nacida en Nueva York en 1932, es uno de los numerosos (e ignorados) rostros
femeninos que formaron parte de la Generación
Beat, llamada a cambiar la cultura de la segunda mitad del siglo XX.
En un meritorio intento por reivindicar su legado, la editorial
Bartleby ha publicado «Beat Attitude», antología bilingüe que recoge las voces de diez
poetas hasta ahora (casi) inéditas en España y que esta semana llega a las
librerías. Con prólogo de Annalisa Marí, también encargada de la traducción y
la selección, la obra supone una oportunidad única para descubrir a autoras
como la mencionada Kandel, Denise
Levertov, Elise Cowen, Diane di Prima, Mary Norbert Körte, Hettie Jones, Joanne Kyger,
Ruth Weiss, Janine Pommy Vega y Anne Waldman.
La intención de Annalisa Marí era
establecer «un punto de partida, una puerta que se abre», según explica en
conversación telefónica con este diario desde su domicilio en Francia. «Tener
diez nombres juntos da una idea de la presencia de las mujeres en esa época»,
más allá de Jack Kerouac,
Allen Ginsberg y William Burroughs, los tres escritores que componen la
definiciones más estrictas de la Generación
Beat.
Pero, ¿qué ha pasado para que, hasta ahora, no supiéramos nada
de ellas? Marí no encuentra una razón y es consciente de que, «aunque los
tiempos están cambiando, durante muchos años interesó seguir mitificando a
ciertos personajes». El resultado es esa «especie de vacío» que esta antología
viene a llenar, con el «trabajo de las mujeres que habían estado publicando y
recitando», hasta convertirse en «memorialistas» y en cuyos «escritos no
hay ningún rencor».
Mujeres contestatarias
«Eran mujeres muy contestatarias y lo que menos les interesaba
era ponerse una etiqueta. Es a posteriori cuando los críticos, e incluso ellas,
empezaron a ser conscientes de que formaban parte de aquella generación»,
cuenta Marí. Los poemas recogidos en «Beat
Attitude»reflejan, en su mayoría, un punto de vista femenino, sin olvidar
los temas Beat fundamentales (la espiritualidad, el sexo, las drogas, el jazz),
pero poniendo, por primera vez, a la mujer
como sujeto, y no sólo como objeto.
Leonor Kandel fue, de
hecho, la primera a la que Ginsberg y compañía miraron con cierto respeto. Tras
conocer a Jack Kerouac en San Francisco, éste la inmortalizó en una escena de «Big Sur», describiéndola como
«inteligente» y asegurando que lo sabía «todo». Antes de sufrir un accidente de
moto que le causó graves secuelas físicas, Kandel publicó dos libros de poemas,
el primero de los cuales fue acusado de obscenidad y confiscado en librerías.
Junto a ella, Marí destaca a Elise
Cowen, quien fuera, durante un tiempo, la amante
de Ginsberg: «Sus poemas son desgarradores, son como tesoros que guardo en
mi estantería». Tras sufrir graves problemas psiquiátricos, Cowen se suicidó
antes de cumplir los 30 tirándose por una ventana. Al poco tiempo, sus padres
intentaron destruir todos su poemas por miedo a sus referencias a las drogas y
a sus experiencias lésbicas; sólo sobrevivieron algunos versos, hoy presentes
en esta antología.
Denise Levertov fue la
«precursora», de las pocas mujeres incluidas en «The New American Poetry».
Políticamente muy activa, se mantuvo siempre «férrea» en su poesía, muy crítica
y social. En la misma línea de reivindicación, Diane di Prima, dispuesta a
codearse con la Generación Beat, pero sin perder su rol de madre (tuvo, de
hecho, cinco hijos de padres diferentes).
Sin olvidar a: Mary
Norbert Körte, que dejó los hábitos tras escuchar recitar a Ginsberg; los
poemas «íntimos y domésticos» de Hettie
Jones (su matrimonio
interracial, de los pocos de la época, fue todo un escándalo), una mujer
«atribulada»; el estilo «fluido» de Joanne
Kyger, quien fuera mujer de Gary Snyder y todo un referente poético con más
de veinte libros publicados; ruth
weiss (tras escapar del horror
nazi junto a su familia judía, dejó de utilizar las mayúsculas para
distanciarse de su lengua materna, el alemán), una viajera insaciable que aún
está en activo; Janine Pommy
Vega, una de las primeras mujeres publicadas por City Lights, cuyos poemas
están dotados de una «fuerte melancolía» (su marido, Fernando Vega, murió en
Ibiza de una sobredosis); y Anne
Waldman, a la que Ginsberg consideró su «mujer espiritual» y que supone «la
continuación de que lo Beat sigue vivo, es atemporal».
Todas ellas fueron mujeres pero, sobre todo, poetas. Porque,
como escribió Hettie Jones:
«Siempre he sido a la vez / tan mujer como para derramar lágrimas de emoción /
y tan hombre / como para conducir mi coche en cualquier dirección».
En el encabezado (firma): donde dice Unés: es Inés.
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