EL ITALIANO PUBLICA UNA NOVELA SOBRE LA EXTINCIÓN CULTURAL
Marani: 'Es un crimen hacer de la lengua un elemento ideológico'
ELMUNDOLIBRO
Marani: 'Es un crimen hacer de la lengua un elemento ideológico'
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MADRID.- Diego Marani es intérprete en Bruselas, y un apasionado de las lenguas. Sus tres primeras novelas integran una trilogía cuyo nexo son las preocupaciones lingüísticas del autor, quien las inserta hábilmente en sus tramas literarias. Gadir publica en España la segunda, 'El último vostiaco', una novela de intriga que se desarrolla en el peculiar mundo cerrado de los lingüistas y donde el autor reflexiona sobre la desaparición de las lenguas y la utilización de éstas por los nacionalismos. "Hacer de la lengua un elemento ideológico es un crimen", sostiene Marani, quien confiesa su "actitud darwiniana" respecto a los idiomas: es inevitable que algunos mueran si no tienen una cultura y una sociedad a sus espaldas.
El escritor italiano (Ferrara, 1959) cree que el afán de los Estados y gobiernos por conservar las lenguas se asemeja al "ensañamiento terapéutico" que se practica a veces con los enfermos terminales. A su juicio, hay que aceptar que algunas lenguas mueren y que no se las puede proteger "ni con leyes ni con tanques" sino "alimentando la cultura y manteniendo viva la sociedad que habla esa lengua". No parece que le asuste, pues, al italiano que cada dos semanas muera una de las 6.000 lenguas que se hablan en el mundo, como se encargó de señalar durante la presentación del libro en Madrid la crítica literaria y escritora Mercedes Monmany.
A Marani también la parece "absurdo" que las instituciones inventen una versión artificial y normativa para unificar los dialectos de una lengua que se está perdiendo (una 'koiné'), como ha ocurrido en España e Italia. "Las lenguas minoritarias terminan adoptando las mismas actitudes lingüísticas que los Estados que las han oprimido", denuncia. Por el contrario, dice que las lenguas mueren igual que las personas y que conservar la memoria de esa lengua ya es en sí "una riqueza". "El latín no está muerto", añade el escritor, para quien carece de sentido igualmente proteger a las lenguas de las "impurezas": "La pureza lingüística es una invención ideológica de los Estados".
En 'El último vostiaco' cuenta el descubrimiento accidental en Siberia del superviviente de una tribu inventada. Se trata de un cazador que vive refugiado en los bosques después de años recluido en una mina soviética de trabajos forzados. Una lingüista rusa se percata de que es el último portador de una lengua que demuestra una teoría (real) "esquimaloaleutiana" según la cual desde el Báltico hasta las grandes llanuras de Norteamérica se hablaban lenguas pertenecientes al mismo tronco. La mera existencia del vostiaco, sin embargo, contraría, y de qué modo, a un lingüista de Helsinki, defensor acérrimo de una curiosa teoría "panugrofinesa" sobre la superioridad de la cultura finlandesa: "Los primeros europeos somos precisamente nosotros, los finlandeses, y el finlandés es la lengua más antigua de Europa", asegura en una conferencia.
Traducción pasiva, aprendizaje activo
Según Monmany, la novela, además de un 'thriller', es una denuncia de "la inmoralidad de la ciencia y del avasallamiento de la globalización". Sin embargo, para Diego Marani, el peligro de, por ejemplo, una Europa con múltiples lenguas oficiales estriba en que su base sea la traducción, algo "pasivo". "Tenemos que conocer otras lenguas", explica, "ésas a las que llamamos 'extranjeras'. El futuro de Europa debe ser la mezcla, no la conservación del localismo". Por ello tampoco teme la prevalencia del inglés, "un medio de comunicación formidable". "¿Por qué hay que renunciar a la fuerza del inglés?", se pregunta el traductor, "debemos aprenderlo y domarlo, cogerlo por los cuernos. Con una actitud activa, no sufriéndolo".
La misma editorial española publicó también la primera novela de Marani,'Memoria callada' (titulada significativamente en su original italiano como 'Nueva gramática finlandesa'), sobre los problemas de la lengua y la identidad. A finales de este mes Marani pondrá en las librerías de Italia su cuarta novela, 'El compañero de escuela', una historia casi autobiográfica, esta vez sin problemas lingüísticos, de la Italia de los setenta. Y prepara una quinta, 'La lengua de las mujeres', donde este traductor, que acudió a la presentación con un diccionario de italiano y una 'Guía de verbos españoles', relata una aventura en Trieste, una ciudad dividida por la lengua, la cultura y la historia.
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