QUÉ
SABE…Y A QUÉ SABE…*
Saben
a boca nocturna, a sangre de víctimas
inocentes,
mis huesos,
desde
esa mañana en que nací,
hace
cincuenta y cinco años.
Saben
a herrumbre, a condena de náufragos
de
la vida, mis esqueletos,
mis
células, que bien se desgastaron
al
mediodía de mi edad,
hace
ya cinco lustros.
Saben,
que nada saben,
mis
neuronas, desde que
la
justicia y la libertad
fueron
violadas
impunemente
por
los enemigos de mis huesos,
de
tus huesos, de nuestros huesos.
(De
eso ya hace siglos…)…
Saben
que a nada saben,
los
discursos de paz:
desde
que,
hace
más de medio siglo,
los
utilizaron como papel higiénico
los
conservadores,
y
los liberales,
para
firmar la guerra.
*Escrito
hace ocho años.
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