lunes, 7 de julio de 2014

INFINITA SOLOEDAD, Celia Benfer (Paraguay)

INFINITA SOLEDAD



Infinita soledad. 

Abriga con tus huesos duros a mi alma triste.
La hierba verde ha inundado el camposanto.
¡Bésame amor, amor que has venido a mí!
¡Oh muerta mía te estoy amando, ven!
¡Oh guerrero mío, mi Vikingo, alma de mi alma!

Mi cuerpo está olvidado, mi carne saborea
el negro gusano del tiempo, mis ojos se han
 descarnado de mi sensible esqueleto blanco.
 La sangre milenaria de guerreros genuinos
queda en el abismo eterno de tus azules ojos.

Mis labios son rosas negras en la triste noche
donde las mariposas garzas han muerto.
Tus besos han quedado atrapados en el tiempo,
 caracolas de recuerdos regresan
 de esta muerte solitaria … 

Canta una negra golondrina, sonidos de vuelos
heridas alas, besos estrellados en soledad,
en la distancia tu cuerpo, remolino de quebranto.

El mundo es un páramo salvaje donde
 habitan las almas que aúllan como lobos.

En esta humilde tierra de indios y trigo amarillo
me quedo en mis propias cenizas revolcándome
en el polvo de mi carne, carne de tu carne,
nadando en mi sangre, en un río de carencia.

¡Ojos míos dormidos al abismo, buscándote!   
Reposo en la arena soñando bajo la luna
chupo poco a poco esta herida
que la hija de la celosía vierte
sobre mis alas quebradas por tu ausencia.

¡Sobrellevo mil castigos! Muero esta noche.
En la ceremonia nupcial de la muerte y vida.

Tantos calvarios,  espinas adyacentes a mis labios
recojo cada pétalo tuyo de mi alma, besando
cada instante tu regreso a nuestra morada,
donde fuimos reyes de luna y muerte
y dejamos partir sin alas al amor a su suerte.

Esta muerte, lágrima de hielo de ausentes ojos
Abrazos y amor en el lecho. Abismos de soledad.

Es la cruel soledad en este otoño refulgente,
de nuestros pasos al altivo destino que florece
esperando… en un capullo sumiso la esmeralda
entre  la tristeza, alegría o la irremediable muerte. 

Estoy en la orilla del tiempo para besar tus azules ojos

y calmar la sed de amor sin medida esta noche...
 un triste llanto modera tu ausencia
y me quedo prendida de una estrella
que indicará cuando regreses... 

Celia Benfer - Paraguay
Imagen de Google

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