Juan Liscano
Caracas, Venezuela – 1915 -2001
Pareja sin historia
Se acarician. Se bastan.
Están colmados por ellos
mismos
colmados por la sed sensual del otro.
Se conocieron ayer:
llevan siglos de
parecerse
de abrazarse en las
paredes siempre únicas
de reconocerse en todos
los lugares
donde el sueño esconde su
tesoro
donde la dicha deja a la
nostalgia
donde nunca estuvieron
donde
están.
Aroma de piel ramajes
íntima penumbra
labios que besan por la
herida
rostro asomado al secreto
del rostro que lo refleja
palabras que se derriten
por los dedos
semejanzas descubiertas
con delicia
apetencias de olvido y de
sabores no probados
mientras se inventan
paraísos sin castigo
y se cuentan a tientas el
alma
mientras asumen el
destino de las frutas
y la vida fulgura en
ellos
con sus “siempre” y sus
“nunca” efímeros
con sus “primera vez”
repetido hasta el final
con sus partes
confundidas cual miembros que el amor enlaza.
Hasta ellos no alcanza el
rumor de la urbe
o será más bien que no lo
oyen
que lo cubre el susurro
con que se aman
que lo dispersa el soplo
que se dan.
Se huelen se gustan se
desean.
La libertad que
encuentran los deslumbra.
Ascienden en una isla
espacial entre los astros.
Pareja sin Historia
pareja
constelada.
Se miran a sí mismos en
el otro.
Ella aparece abierta
impúdica ojerosa tremulante
él: enhiesto obsceno
avisor posesivo
ella: contráctil húmeda
gimiente umbría
él: herido llameante
solar fulminado.
¡Cuánto abandono
momentáneo!¡Cuánto triunfo!
Pueden equivocarse
gozosamente
confundir las imágenes
del deseo espejado
fundir los sabores de sus
bocas
perderse juntos en el
placer del otro
fluir de manantiales en
arroyos
de arroyos en raudales de
raudales en ríos
hasta el mar hasta
volcarse en la unidad del origen
en el espacio pletórico y
vibrante
donde cada movimiento se
transmite de polo a polo
donde flotarán donde
están flotando
como dos hipocampos
entregados al rito nupcial.
Aflojan las redes y los
nudos milenarios
arrojan de sí el pasado
las cáscaras los trapos
viento propicio borra las
huellas mezcla arenas y estrellas
le dan la espalda a la
memoria hueca
para ser cresta de una
ola
para ser cresta espuma
sortilegio
cielo de mar espacio
palpitante que rompe en sales
y en la cresta de esa ola
de caballos tornasolados
que recorre de punta a
punta el tiempo como una playa
me arrojo contigo!
¡la corro contigo hasta
el final del día!
¡sobre su filo tú y yo
somos jabalina y destello!
¡vivan este esfuerzo
estos besos esta presencia única!
¡vivan este júbilo del
mar los cuerpos aparejados!
¡nuestro almizcle que
huele a marisco y a gato montés!
¡el relámpago en que nos
dormimos juntos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario