RAGTIME,
de José Carlos Becerra
(Fragmento)
El camino de los ríos es esta manera de mirarnos,
de sujetarnos por un momento en los rostros, en el amor, en los nombres,
con manos menos hondas que el océano.
Y sin embargo, de alguna manera, todos los sabíamos;
el mar abre sus ventanas para que los ahogados se asomen a vernos,
y hay tantas caras que nos parecen conocidas agolpándose en los marcos,
luchando por mirarnos, por respirar un poco hacia nosotros,
que la invención de la noche ya no está en las manos de los dioses,
sino en las manos unidas de los vivos y los muertos.
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