Cuadro de Gustav Klimt, 1884 - Titulado: Idilio
IDILIO
En fugas torna la mirada.
En un instante abre el alma
y surge el romance.
Eterna nota en desvarío.
Imagen bella de galanteo,
amor que surge de las entrañas.
Como nota turbada
en mano de niño,
ve y no ve
mansa certeza
dos veces quieta
y en la distancia.
Qué estará haciendo
mi jarrita de cristal,
ahora que el calor aprieta.
Por un instante
de razón confusa,
amor es puro
incapaz de aguantar el fuego.
Idílico y fugaz sentimiento.
Clavado, quieto.
Fragmentada ilusión,
fantasía sin concepto.
¡Qué será de su sabor a cañas,
ambarino gusto
de los bares del verano!
Ni el aire sospechó del amor nuestro,
de la fascinación de aquel momento
donde se divisaron
los contornos del universo.
Horizonte iluminado
que abrió la repentina sonrisa
de las sembradas flores.
Hoy la memoria atenta,
busca el canto de sus plumas.
Ambiguas direcciones
toman los aleteos
de esos efímeros amores
que abren súbitas heridas.
Goterones salvajes lloran
entre bares y cafés,
donde anidó el flirteo
de una corta pasión.
Un instante.
Un suspiro.
Poesía loca.
¡Oh, cuánto amor!
¡Pájaro Verde!
Dónde está.
Qué hago con mi corazón.
Ana María Lorenzo
Derechos reservados.
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