POEMA A LO INCIERTO
(Fotografía de Christian Hopkins)
Suelo enamorarme del desamor,
amargo como la esencia
de los nectarios que están vetados.
De historias que no se han escrito
y que la tinta, estancada y seca
se abstiene de plasmar sobre el velo
del mañana, del hoy y del nunca.
amargo como la esencia
de los nectarios que están vetados.
De historias que no se han escrito
y que la tinta, estancada y seca
se abstiene de plasmar sobre el velo
del mañana, del hoy y del nunca.
Suelo enamorarme de la distancia
parda y rosada. De tierras ásperas
y robustas como el campo fértil.
Del humor salado y rojo,
caluroso, de piel de roble y labor
vulcánica como la fragua.
Del hombre erguido, que marcha
y corteja la carne de flores
tiernas, de capullo, que adoraciones
deberían plantar en mi esencia,
también de madera.
parda y rosada. De tierras ásperas
y robustas como el campo fértil.
Del humor salado y rojo,
caluroso, de piel de roble y labor
vulcánica como la fragua.
Del hombre erguido, que marcha
y corteja la carne de flores
tiernas, de capullo, que adoraciones
deberían plantar en mi esencia,
también de madera.
Suelo enamorarme de patrias
exóticas y húmedas como el otoño
que jamás he pisado.
De la linea Rosa, blanca piel
que mira y desentraña con su iris
azul turquino, cual cabello de lluvia.
Suelo amar fervientemente.
A mi hermano de la vida,
que un rosario de sucesos
me presenta, y le amarra
por las caderas a mis huesos.
De mi añoranza que se calla.
exóticas y húmedas como el otoño
que jamás he pisado.
De la linea Rosa, blanca piel
que mira y desentraña con su iris
azul turquino, cual cabello de lluvia.
Suelo amar fervientemente.
A mi hermano de la vida,
que un rosario de sucesos
me presenta, y le amarra
por las caderas a mis huesos.
De mi añoranza que se calla.
Suelo enamorarme de los suspiros
cargados de tabaco y sabores
que comparto sin probar sus labios.
Suelo amar las hojas quemadas
al abrazo de pipas prestadas
que me empañan el pulso juveníl;
de los poros mojados por las ganas.
Suelo amar el engaño de la puerta
cerrada, de la alcoba callada
que encierra el gemido ajeno
nunca escuchado, mas se supone...
cargados de tabaco y sabores
que comparto sin probar sus labios.
Suelo amar las hojas quemadas
al abrazo de pipas prestadas
que me empañan el pulso juveníl;
de los poros mojados por las ganas.
Suelo amar el engaño de la puerta
cerrada, de la alcoba callada
que encierra el gemido ajeno
nunca escuchado, mas se supone...
Suelo enamorarme de un futuro
apócrifo, como la bendición
de mi sangre, blanca y verde
muzgo. De escarcha sobre la carne
que el hueso refugia y aun se pudre.
Pues bajo un rumor tácito y espeso
de susurros de muerte,
mi corazón babea y agoniza,
se tortura con la caridad enferma
del amigo, amado tras la cortina
brumosa. Suelo enamorarme
de mi desconcierto, del silencio
que se fuma con el temor calcinante,
entre el acero y el cemento,
entre el "no hay mañana" que corta,
y el "qué tal sí" que asfixia.
apócrifo, como la bendición
de mi sangre, blanca y verde
muzgo. De escarcha sobre la carne
que el hueso refugia y aun se pudre.
Pues bajo un rumor tácito y espeso
de susurros de muerte,
mi corazón babea y agoniza,
se tortura con la caridad enferma
del amigo, amado tras la cortina
brumosa. Suelo enamorarme
de mi desconcierto, del silencio
que se fuma con el temor calcinante,
entre el acero y el cemento,
entre el "no hay mañana" que corta,
y el "qué tal sí" que asfixia.
Alejandro Postrero.
Kike Gómez Saavedra.
julio de 2015
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