INVITACIÓN A
ARDER
GABRIELA
SOLÍS
Ya lo escribí en otro lado: sólo la ternura,
el amor y la poesía van a salvar este mundo alienado y suicida. Sigo creyendo en
esa frase, cada vez con más convicción. En esta cotidianeidad acartonada y fría,
la Poesía es fuego. De los cuatro elementos, parecería natural que el fuego
fuera el más cercano a la poesía, por la asociación de éste a conceptos como la
pasión y la fuerza. Los poetas son los escritores cuyo cuerpo corre peligro si
no escriben: “se queman”, dicen. No demerito la pasión con la que se pueda
escribir novela o ensayo, pero escribir Poesía es un acto de salvación casi
físico para los autores. Ramón López Velarde decía: «Yo anhelo expulsar de mí
cualquier palabra, cualquier sílaba que no nazca de la combustión de mis
huesos». El poeta chiapaneco Efraín Bartolomé confiesa en el título de una
recopilación de su poesía que su oficio, el oficio del poeta, es arder. El fuego
es el elemento más seminal. Puede ser lo mismo pasión que purificación. Es
inicio y fin; dador y destructor de vida. Es el infierno pero también la
regeneración. La poesía de Efraín Bartolomé juega en gran medida con este
elemento y aventura interpretaciones novedosas, que fungen como un complemento a
la plasticidad de las imágenes de sus poemas, provocando en el lector asombro a
la vez que placer estético. Bartolomé es un poeta que viene de la selva, del
verdor insondable. Por eso resulta fascinante que, aun así, el fuego triunfe
sobre el agua en poemas como «El Agua Desdichada». Dice: «Agua descomunal / de
pronto herida / por una breve mariposa roja: / una roja palabra / una sola
palabra incandescente / en la garganta sin fin / de la montaña». El fuego vence
hasta al elemento que lo apaga; el agua. Se trata del triunfo de la intensidad
sobre la cantidad: Una sola palabra incandescente es suficiente para herir al
agua descomunal.
Por eso, queridos
lectores, porque la carne y las letras son fuentes de vida propiciadas por el
fuego, quiero invitarlos a arder. El próximo domingo 7 de octubre a las 12 del
día, tendré el honor de ser parte de la mesa que presentará el último libro del
poeta Efraín Bartolomé, “El Son y el Viento”, en la Sala Manuel M. Ponce, del
Palacio de Bellas Artes. Me encantaría que pudieran acompañarme y que
compartamos eso que es la Poesía: incandescencia.
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