viernes, 4 de enero de 2013

ALGO PARA APRENDER, Maigualida Pérez González


Algo para aprender
Columna Educativa
Maigualida Pérez González
RCE: 3935132787JC
JULIO CORTÁZAR
50 años de la publicación de Rayuela
Historias de Cronopios y de Famas
Estos son años de celebrar el trabajo de Julio Florencio Cortázar Descotte un escritor, traductor e intelectual que aunque nació en Bruselas, era hijo de padres argentinos y como tal siempre fue considerado. Él mismo decía: Mí nacimiento fue un producto del turismo y la diplomacia. Sus obras transitan en la frontera de lo real y lo fantástico. En una entrevista en México para la revista Plural el autor señalaba: Pasé mi infancia en una bruma de duendes, de elfos, con un sentido del espacio y del tiempo diferente al de los demás.
Julio Cortázar siempre estuvo sumergido en lo imaginario, poseía esa capacidad de niño de encontrarle sentido al sin sentido, de generar sensaciones a través de lo lúdico. Era un hombre solitario, enamoradizo y sensible que amaba el jazz. En una carta a Fredi Guthmann escrita en 1952 antes de viajar a París le cuenta: En estos días he estado distribuyendo discos en manos de mis amigos. Me parecía cruel y estúpido dejar los discos guardados, silenciosos, inútiles. Tuve que vender mi discoteca de jazz. Yo la había empezado en 1933, con mis primeros pesos. Realmente no sabía qué hacer, a mis amigos no les interesa el jazz. Vendí muchos, y los otros, los más queridos, los puse en manos que sabrán oírlos. Me gusta pensar que en algunas noches de Buenos Aires, música que fue mía, crecerá en una sala, en una casa y se hará realidad para gente a quienes quiero. Me llevo a París un solo disco entre la ropa; es un viejísimo blues de mi tiempo de estudiante que se llama Stack O´Lee Blues y que guarda toda mi juventud.
La traducción hecha por Cortázar de la obra poética en prosa, de Edgar Allan Poe, para la Universidad de Puerto Rico es considerada por los críticos como la mejor traducción de la obra del escritor estadounidense.
Este año se cumplen cincuenta años que la Editorial Suramericana publicó lo que sería su mayor éxito editorial convirtiéndose en un clásico de la literatura latinoamericana: la novela Rayuela. Se vendieron cinco mil ejemplares en el primer año. Nos dice el autor: Escribía largos pasajes de Rayuela sin tener la menor idea de dónde se iban a ubicar y a qué respondían en el fondo.
Rayuela es un libro único, no se puede catalogar como novela, no es la historia de unos personajes, es la historia donde los protagonistas son los procesos que sufren los personajes. Son infinitos libros en uno, como nos advierte el propio autor antes de su lectura, pero además existen entre todas las lecturas posibles dos caminos a seguir: la lectura como libro convencional, si es que esta palabra se le puede aplicar a Cortázar (está claro que no), y la lectura alternativa. Su lectura provoca un proceso en el lector que atrapa y obsesiona. Es un libro que cuando se lee transmite sensaciones. Es capaz de despertar emociones y sentimientos encontrados. Es uno de esos libros que son imposibles de olvidar, es una novela diferente, divertida, audaz y, sobre todo, innovadora. Una novela donde el juego es la sustancia misma.
El Nóbel colombiano Gabriel García Márquez expresa acerca de Rayuela: Córtazar nos ha dejado una obra tal vez inconclusa, pero tan bella e indestructible como su recuerdo. Y a su vez el Nóbel peruano Mario Vargas Llosa comenta: Ningún otro escritor dio al juego la dignidad literaria que Cortázar, ni hizo del juego un instrumento de creación y exploración artística tan dúctil y provechoso. La obra de Cortázar abrió puertas inéditas.
Igualmente el año pasado se cumplieron cincuenta años que la Editorial Minotauro publicó la Primera Edición del Libro de Julio Cortázar Historias de Cronopios y de Famas, otro libro imperdible. Una obra surrealista, pionera del microrrelato escrita a base de fragmentos donde el escritor definió a la humanidad entera en cronopios, famas y esperanzas. Es un libro difícil de definir en algún género literario, es, sencillamente, un dolor de cabeza para los estudiosos y una delicia para los que disfrutamos una buena lectura.
Aunque Cortázar se negaba a dar descripciones físicas de sus personajes, en las entrevistas sobre el tema el autor comparaba a los Cronopios con los poetas y los soñadores que viven al margen de las cosas. Los famas eran los individuos civilizados, gente formal que defiende un orden y las esperanzas son personajes intermedios sometidos a la influencia de los otros dos. Una vez le preguntaron de dónde salió la palabra Cronopio y el autor sonrió y respondió: puedo explicar solamente la concepción, más no el significado, porque yo tampoco lo se.
En una entrevista a Emilio Fernández Ciccio, autor de El Secreto de Cortázar, por Martín Correa para la Revista Humor, el escritor señala que la idea de los Cronopios la tuvo Cortázar de un hombre al que admiraba llamado Francisco Musitani. Era un excéntrico total que vestía de blanco, que peleaba porque el pan viniera en bolsas de nylon y no de hilo y que se echaba sus propios orines si tenía una herida para que sanara más rápido. Este hombre vivió hasta los cien años.
El 26 de agosto de 2014 se festejará, además, el centenario del nacimiento de Julio Cortázar, así que, Cronopios, vamos todos juntos a festejar y a rendir homenaje al gran escritor latinoamericano

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