DEL GOCE Y SUS QUEBRANTOS
El amor no se hace,
lo inventamos.
lo inventamos.
Es un juego de humo y de ceniza
con reglas, turnos, trampas
y nosotros las piezas
que se abrasan en cada movimiento.
Todo entra en apuesta:
aire, respiración, labios, palabras,
sueños, instinto, carne, sudores
y un ave de agonía
que gime a cuatro alas.
con reglas, turnos, trampas
y nosotros las piezas
que se abrasan en cada movimiento.
Todo entra en apuesta:
aire, respiración, labios, palabras,
sueños, instinto, carne, sudores
y un ave de agonía
que gime a cuatro alas.
No se hace el amor,
está latente
en el harina de mediodía que somos,
en el maíz pulverizado que renació en arcilla
amasada con lluvia
y germinó en vasijas lamidas por el fuego.
está latente
en el harina de mediodía que somos,
en el maíz pulverizado que renació en arcilla
amasada con lluvia
y germinó en vasijas lamidas por el fuego.
Cántaros desbordados que se trasvasan,
que funden sus licores
en un cuenco de eternidad
que cada día se quiebra.
que funden sus licores
en un cuenco de eternidad
que cada día se quiebra.
Somos al cabo
amor
entre los dedos del azar
que funda y deshabita,
trenza y desteje
el juego y los juguetes,
la vida ilusionista que se saca de la manga
el paraíso terrenal,
el placer transitorio
y al final
su condena.
amor
entre los dedos del azar
que funda y deshabita,
trenza y desteje
el juego y los juguetes,
la vida ilusionista que se saca de la manga
el paraíso terrenal,
el placer transitorio
y al final
su condena.
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